sábado, mayo 12, 2007

The Legend of Evil Lake

Cheonnyeon ho
Dir. Kwang-hoon Lee
Corea del Sur 2003

A las puertas de nuestra era, en mitad de luchas intestinas en tierras coreanas, el espíritu de un malvado jefe tribal fue confinado en cierto lugar, y retenido por el dominio de una espada cargada de poder. Mil años después, una muchacha víctima de las intrigas de palacio será poseída por ese espíritu, el cual intentará cobrar venganza sobre los descendientes de aquellos que lo vencieron.



* The Legend of Evil Lake tiene todo aquello que me atrae de los dramas épicos, de artes marciales, o como se los quiera llamar, que tan de moda se han puesto desde hace unos años; aunque parezca que la moda va decayendo, quizá por repentino desinterés por lo exótico, que hasta hace poco tanto gustaba, o por repetición abusiva de patrones, o porque los señores que antes decían algo con estas películas ahora no tengan nada que decir (se me viene a la cabeza por ejemplo La Maldición de la Flor Dorada). The Legend of Evil Lake no solo tiene aquello que aprecio en este tipo de cine, sino que para mi evita todo lo que lo echa a perder o entorpece.


* Uno de los atractivos que la alejan de sus congéneres es la inclusión de la fantasía e incluso perlitas de terror. Aquí la fantasía no se limita a acrobacias aéreas, superpoderes, o al absurdo elevado al nivel de lo fantástico; dentro de lo que cabe, el film es muy discreto al respecto. Lo que tenemos no es una espiritualidad arrebatada y explosiva que nos arranca de lo terrenal, sino un elemento sobrenatural explícito que viene a entrometerse en la cruda realidad. Algunos tétricos ambientes y la vengativa figura del cuerpo poseso de Jaunbie nos dan algunos apuntes de terror. Este componente y el fantástico son de lo más sugerentes, y están muy compensados. Son subyugantes y esplendidas muchas de las escenas que nos ofrece el lóbregamente hermoso personaje de Jaunbie. También contribuye al aparato fantasioso la figura del maestro y tutor de la muchacha, especie de monje guerrero portador de secretos y protector de arcanos. Estas dos figuras, como se las trata, me recuerda a cintas como Una Historia China de Fantasmas, o La Novia del Cabello Blanco, para que os hagáis una idea de la fantasía oscura de la que hablo. Muchas escenas recuerdan a la fantasía “entrañable” de esos films, pero sin sus excesos. También tenemos acción, no tan coreográfica como parece gustar ahora, pero de lo más apañada, y a veces con algunos arrebatos gore. Y no pueden faltar las intrigas palaciegas, pero sin empalagar, ni chupar trama. Al hilo de esto hay que mencionar que en un primer visionado algunos de los personajes, ya desde un prólogo de desquiciada fantasía, nos parecerán algo indeterminados en cuanto a la actitud y determinación que guardan. Una vez nos aferramos a la pareja protagonista nos costará situar en su órbita al resto de personajes en lo referente a la posición que mantienen respecto a ellos, aunque también nos costará aclarar las relaciones guardadas entre el resto de personajes. Todo esto hace más interesante la historia. Una historia que, para mí, por el tema de la espada, el lago, la dama que de él emerge, el “mago”, esa oscura fantasía casi “ochentera”, su modestia y falta de pretenciosidad, su arrojo, e incluso por la musiquilla escogida, me hace pensar en la épica europea (ralladas de un servidor).


* La película es tan ágil que se hace corta. No trastabilla nunca, no se detiene contemplativamente en ningún momento, ni nos machaca elemento alguno. Cabalga audaz como los caballitos que a veces montan los personajes. Me resultan además interesantes todos los personajes: la emperatriz, acosada por las responsabilidades, las intrigas que se forjan a su alrededor, y un amor no correspondido; Biharang, con el corazón dividido entre su dulce campesina y su lealtad férrea hacia su emperatriz; Talwi, bravamente fiel a su general; o la Jaunbie ya metamorfoseada.

* Mención aparte para la relación entre Biharang y Jaunbie, y más cuando esta se levanta de su acuática tumba para destruir todo un reino. Espléndidamente novelesca y romántica es la situación y la lucha de ambos. El cuerpo de Jaunbie, mantenido con vida o actividad (no lo se) por el malvado espíritu, conserva también la mente y el alma de la joven. Recupera el dominio solo de vez en cuando, y solo para convencerse del daño que se les está inflingiendo a los demás, sobre todo a su compañero y a su maestro. Solo vuelve en si para sufrir. Y que decir de él, ahora con el corazón aún más escindido entre el amor a Jaunbie y el respeto y fidelidad a la emperatriz y a su reino. Decida lo que decida las consecuencias pueden ser catastróficas para él. Muy bonita y desgarradora historia de amor.

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