sábado, enero 27, 2007

La Linterna Roja


Da hong deng long gao gao gua
Dir. Zhang Yimou

China
/ Hong Kong / Taiwán 1991



Tras la muerte de su padre, Songlian no ve otra alternativa que casarse con un rico terrateniente de nombre Chen Zouqian. Es su elección, se resigna, pero ve humillante y atroz tener que llegara eso. Songlian tendrá que enfrentarse a su rabia contenida, a las demás esposas de Chen Zouqian, y al enfrentamiento que existe entre ellas por las solicitudes de su esposo, así como a todos los arcaísmos de la sociedad que le ha tocado vivir.



* Las películas que hasta el momento había visto de Yimou me habían mostrado a un director bienintencionado, que se recreaba en el candor y la nobleza de sus personajes, y muy preocupado por lo ornamental. Tras ver “Semilla de Crisantemo” y “La Linterna Roja” se ha evaporado esa idea. Ahora veo a Yimou como un dirtector de miras y dotes más amplias, un realizador todoterreno en cuanto a trasfondos y contenidos, y eso que aún me falta por ver gran parte de su filmografía.

* En estas dos películas sigue siendo un aspecto crucial el visual, sensual, pero la dimensión dramática y la profundidad de sus personajes está amplificada, es más honda y comprometida. Yimou pone en entredicho los convencionalismos y la situación social de su país desde el retrato de épocas pasadas. Mete la idea en la cabeza del compatriota sin echar nada en cara; el análisis y la extrapolación a la situación actual son labores del espectador.

* Visualmente “La Linterna Roja” es todo un puntilloso trabajo. Yimou recrea y pinta el micromundo que se ha sacado de la manga hasta el más mínimo detalle, cosa que podríamos decir asimismo en el plano psicológico y social. Aparte de que encuadres y perspectivas sean magníficas; aparte de lo espléndido y elaborado de los decorados, a mí me ha gustado especialmente el contraste entre el “mundo de arriba” y el “mundo de abajo”. Me refiero a esas escenas en los tejados de la casa. Tale escenas son increíblemente
bellas, con los vagabundeos de dos de las protagonistas por esos tejados a modo de mundo aparte, bajo un cielo subyugante, en una atmósfera reconfortante, con esos tonos fríos y esos planos en que vemos a las protagonistas como solitarios criaturas habitantes de las alturas, como si se hubiesen posado allí. Nos envuelve el silencio, sentimos el rudo trato del piso bajo el contacto de los pies de las protagonistas, el vigorizante aire puro que penetra hasta lo más hondo de nuestro ser. Nos ciega la luz y nos embate el viento; oímos el paso de las nubes. Perdemos la conciencia de que estamos en unos tejados, delimitados por el espacio que ocupa ese otro mundo raso del que queremos escapar; los tejados son lo más cerca que las protagonistas estarán de la libertad. No es solo la belleza del decorado, también es la importancia que tienen estas escenas para llegar a conectar con los personajes, y para dotarlos de alma; para retratar si situación. Yimou sitúa en sus tejados aquellos personajes más afines con lo elevado de sus miras y espíritu. Abajo tenemos un mundo sumido en la roja luz, vivaz y mortificante de las linternas, vejatorio y pobre indicio de la pobre deferencia del señor, y la cual pretenden aquellas que, dentro del micromundo fílmico de Yimou, no merecen otra cosa. Algunas de las protagonistas prefieren el blanco límbico del cielo sobre los tejados al rojo insultante y posesivo del “mundo de abajo”. Yimou ha hecho de la simple luz roja algo más imperioso y despótico, incapacitante, que las propias paredes del edificio. Songlian y Meishan solo se elevan al subir a los tejados. Una recibió una educación que le está vedada a la mayoría de mujeres chinas, y esta relativa amplitud de miras la eleva por encima del estancado y sórdido mundo que pinta Yimou. Busca un resquicio de independencia y libertad en los tejados, el reducto que le brinda su nuevo hogar. Otra está en una situación similar, pero mejor adaptada al haber llegado antes. Ella era artista, cantante de ópera, inteligente y noble. Se ha buscado un relativo bienestar considerando lo triste de su actual situación, y se ha arriesgado a romper ciertas reglas, con el peligro que conlleva, para poder sobrellevar su presente. Todo ello, al igual que a Songlian, la eleva por encima de un mundo de encorsetadas costumbres y rancias prácticas. A ambas les cortaron las alas con las que se elevaban sobre ese universo tradicional, y sobre el destino reservado normalmente a la mujer. Pero ahora lo más cerca que están de volar es subirse al tejado, para dar rienda suelta a lo que llevan dentro, sin contaminarlo con la herrumbre del mundo que les imponen. Las escenas de los encuentros de ambas en las alturas, de Meishan cantando al cielo, son impresionantes. Cuando Songlian descubre la complicidad de su refugio con la vileza del mundo del que quiere evadirse, bueno, ya sabemos lo que pasa.


* Y que decir del retrato que hace Yimou de ese “mundo de abajo”, esa idea de las cuatro casas enfrentadas de las esposas, como si fuese una arena o un campo de batalla donde se aviva la despiadada lucha a cada nueva esposa que llega. Un campo de batalla donde los púgiles solo cobran una dimensión dentro de él, porque fuera de esa dinámica de enfrentamiento por la atención del señor esas mujeres no son más que mercancía social. Ni son nada, ni nada pueden ser fuera de la nueva función que tienen. Y si dejando de aspirar a las atenciones del marido, buscan proyectarse fuera del ámbito conyugal, corren el riesgo de ser marginadas, o aún peor. La visión desesperante de ese mundo limitado y de inconmovibles reglas es brutal. Ver como el señor echa una nueva víctima en esa jaula y como es ajeno e insensible a ese enfrentamiento también lo es. Es lapidario que las esposas que no han tenido oportunidad de ver más allá del destino que les está reservado solo tengan la motivación de vencer en esa lucha por la deferencia conyugal en el espacio limitado por las estancias de la casa. Cuando se acaba el aire en esa burbuja, para las que ansían respirar, pasa lo que pasa. Esos planos en que vemos desde altura la abertura de ese patio central a partir del que se reparten las casas de las esposas me encanta, Yimou parece ofrecernos con él la visión de un pozo, que corrompe todo lo que cae en él, alentándonos a imaginar lo que sucede abajo. No sería aventurado decir que, en cierta forma, Yimou ve como enferma su tierra por la miasma emergente de los miles de pozos por el estilo que infectan su tierra, como chimeneas contaminantes.

* El retrato que Yimou ofrece de cada uno de los personajes es fabuloso. Yo destacaría, por no dejarlo de lado, el de la criadita, con la que el señor se propasa, que fantasea con ser una de las esposas, siendo sus fantaseos lo único que la sustrae de su realidad, y que no permanece ajena a la pugna de las esposas, pues estas la han mezclado en ella. No se si ella se presta a ello por miedo, o por creer que ganará las simpatías de alguna de las contendientes, haciendo así su vida más fácil, pero para nosotros su destino parece salvajemente claro.

* En fin; ya solo me queda lanzarme en pos del resto de la filmografía de Zhang Yimou.

martes, enero 23, 2007

April Story

Shigatsu Monogatari
Dir. Shunji Iwai
Japón 1998


Nireno Uzuki acaba de irse de casa de sus padres en Hokkaido para ingresar en una universidad en Tokio. Mientras todos los estudiantes se lanzan a esa nueva vida emprendedores y llenos de ilusiones, Uzuki parece sentirse como pez fuera del agua, sin tener ni siquiera claro el porqué ha acabado en esa universidad. Mientras se hace a su nuevo ambiente nos desvelará los motivos de su elección y de su extraño comportamiento.


* Esta “Historia de Abril” es uno de los trabajos más amables de Iwai, y de momento, mi favorito; y eso que tiene muchos y muy buenos films este hombre.

* Desde el principio Iwai nos introduce en una de esas atmósferas diáfanas, fría y apagada, pero acogedora, como de ensueño, que tan características son de sus películas, y donde se desarrollan historias, unas veces más reconfortantes, otras veces más oscuras, pero siempre sin romper ese tejido etéreo. Con “April Story” nos encontramos ante una de las primeras.

* En esa atmósfera que poco a poco nos hechiza Iwai se esfuerza en plasmarnos un universo de bucólica serenidad, donde los personajes, llenos de afabilidad, por no decir de candor, parecen flotar, moviéndose al cadencioso oleaje de la preciosista música New Age de Remedios (al igual que en “Love Letter”), la cual acudirá a nosotros cada vez que peligre nuestro trance. Nos lanza, una detrás de otra, escenas de una belleza y encanto extraordinarias: la despedida en la estación, los mozos de mudanza preguntando una dirección a un chofer de limusina y estorbando el paso de una novia (¿?) camino de su boda (¿?), esos escolares de uniforme correteando bajo un eterno caer de hojas, la torpeza de la protagonista intentando echar una mano a los mozos a trasladar las cosas,… Iwai le exprime todo el lirismo a la sencillez. En unos minutos estoy con una sonrisa de oreja a oreja, y aún no se ni lo que estoy viendo. Esa sensación no me abandona en toda la película.

* Pero Iwai es un romántico, para bien o para mal, y no es extraño que en su preciosista y grácil mundo de casta ensoñación, en esa plácida sinfonía de dicha, haya alguna nota disonante; que esa tenue y angelical luz ilumine al inmune a tanto deleite. Y es que algo no encaja en nuestra protagonista. Se la ve una chica normal, agradable, abierta, con la típica circunspección oriental, no huraña ni cerrada; pero su comportamiento no encaja con lo que esperamos. Acaba de ingresar en la universidad. Como para tantísimos otros en su situación se abre ante ella todo un mundo de posibilidades, oportunidades, estímulos, y libertad; todo un mundo a explorar y personas por conocer, pero no vemos en ella ni confusión, ni excitación, ni siquiera la típica añoranza del hogar paterno; pues esa soledad en la que Uzuki (nuestra protagonista) se esfuerza por permanecer es un poco sospechosa (“soy alegre por naturaleza”, y nosotros te creemos, Uzuki). Parece fuera de lugar en su nuevo ambiente. Se mantiene ajena al jovial y emprendedor mundillo estudiantil, abstraída, como si nada fuese con ella. Dedica el tiempo, no a adaptarse a su nueva vida, sino a permanecer a la espera de algo que nosotros no llegamos a penetrar. Y de pronto, después de habernos contado lo que no hace, Uzuki nos desvela lo que hace, lo que pinta en su propia historia, y el porqué de su extraño comportamiento y su aislamiento. Y a partir de ahí Iwai nos perfila aún más la sonrisa que llevamos arrastrando desde el principio del film; la escena del paraguas es de las que se recuerdan.

* Me encantan los plácidos y fríos ambientes que recrea este director, y como usa la música para amplificar las gratas sensaciones que produce, añadiendo lo hermosa que suele ser la música a la que recurre. En este film me parece increíble como transmite ese retraimiento anhelante de la protagonista, esa soledad cargada de expectativa y sobre todo, incertidumbre. Visualmente muy bella, poética y musical. De una gracia sutil y encantadora. “April Story” es una especie de etérea y mansa canción folk. De seductor estribillo. Se le ilumina a uno la cara con el desenlace de esta “Historia de Abril”.

viernes, enero 19, 2007

Center Stage


Yuen Ling-yuk
Dir. Stanley Kwan

China
1992

Narra y homenajea la vida de Ruan Ling Yu, célebre actriz china de cine mudo de los años 30 que tras una vida privada y pública llena de dificultades y sinsabores se suicidó a la edad de 25 años y en la cima de su carrera.










* Al principio creía que no lograría entender bien esta película, o que no podría valorarla en su justa medida sin haber visto antes algún que otro trabajo de Ruan Ling Yu, la mítica actriz china de cine mudo a la que este film rinde tributo, o sin antes haber leído algo sobre ella. Pero no hace ninguna falta. La figura a la que vuelve a dar vida Maggie Cheung 57 años después de que la propia Ruan se la quitase, con solo 25 años, tiene tal presencia y está tan formidablemente bien expuesta en el torbellino que fue su corta vida que “Center Stage” acaba siendo todo un homenaje a la persona, además de a su labor como actriz, y resulta asequible a profanos en la materia, como quien escribe; pero nunca está de más informarse un poco para desentrañar aún mejor esta propuesta, o leer un poco sobre los acontecimientos y la vida que retrata. Si no lo hacéis antes, acabareis haciéndolo tras ver el film.

* “Center Stage” no se limita a ser una película biográfica más. Al relato de la última época de la famosa actriz, centrado en su azarosa vida sentimental, se añaden esporádicas secuencias de sus viejos films, y lo que a mi más me ha gustado, secuencias del rodaje de la propia “Center Stage”, intervenciones, conversaciones y reflexiones de sus protagonistas y responsables sobre la historia que están representando, y de entendidos y personas vinculadas en mayor o menor medida a los hechos que se relatan; todo integrado y ubicado en su momento oportuno, cuando la narración lo pide. Sin tener porque reservar espacios para la ficción y para el “reportaje”, la narración se detiene para dar entrada a observaciones e incisos de los responsables del film acerca de lo que se esta desarrollando, como meros apuntes sobre los personajes o la historia, o sobre como ellos los perciben.


* “Center Stage” es un homenaje total y de sinceridad absoluta a una persona, figura capital del cine mudo de su país, que contribuyó en gran medida a dar empuje a la cinematografía china, que mientras se desmoronaba emocionalmente debido a las circunstancias de su vida personal, con poco más de 20 años, seguía brindando excelentes trabajos que permanecerían en la retina de varias generaciones. Me gusta como la película expone la relación entre la experiencia vital de la protagonista y sus dotes como actriz y artista, convirtiendo en elogiadas dotes naturales y artísticas lo que quizá era en parte expresión de padecimiento y conflicto; Ruan parece tener en su vida personal la escuela de aprendizaje que le aporta su tremendo bagaje como intérprete.


* La película se desarrolla a principios de los años 30, refiriendo la invasión de China por parte de los japoneses, y dando un botón de muestra de cómo estos acontecimientos influyen en la industria cinematográfica, así como del compromiso de esta con el país, los ideales del régimen, la revolución, y esas cosas. Cosas que parecen tener en vilo a todo el mundo, pero que en apariencia no parecen afectar al abstraído personaje de Ruan. Ajena a los acontecimientos, ajena al giro de la industria del cine, Ruan tiene problemas más acuciantes y preocupaciones más importantes en su vida privada.


* Una portentosa Maggie Cheung es la encargada de interpretar a la insigne actriz, y hace un trabajo monumental, tremendo, que nos arrastra con ella al desvencijado mundo interior que carcome a la protagonista. Un mundo entretejido de aprensión, temores e ilusiones que se derrumban, tan absorbente que nos hace olvidar todo el contexto de la película, y nos hacer prestar toda nuestra atención a esa mujer castigada por el destino en su vida personal, e impelida continuamente a desafortunadas elecciones.


* Y nos olvidamos del contexto del film; pese a lo interesante que resulta la exposición de cómo las circunstancias socio-políticas e históricas , o poderes como la prensa afectan e influyen sobre el cine, al menos allí y en aquella época. Pero como ya he dicho, todo se esfuma ante la presencia de Maggie, que nos arroja en su experiencia personal con solo una mirada, y que está excelentemente acompañada por un reparto de actores que llevan a cabo unos señores papelazos.


* Por las reflexiones de los actores, el director, etc, al hilo de los acontecimientos que están representando, acerca de Ruan Ling Yu, su vida, su muerte, y acerca del resto de personajes de esta historia, se nota que realmente estaban implicados en el trabajo que llevaban a cabo, intentando penetrar el tiempo, y el farragoso mundo de las relaciones personales y de la experiencia privada para comprender mejor a sus personajes y el momento que les tocó vivir, para en parte hacerlo suyo.


* Visualmente el film me parece sublime, de una belleza medida, con la voluptuosidad sensual que más tarde caracterizará a Wong Kar Wai o Hou Hsiao-Hsien. Una gozada de tenues ambientes, ritmo acompasado, vestuario, recreación de los años 30, musiquilla de época y también ambiental bastante resultona… Completita y magnífica.

lunes, enero 15, 2007

My Sassy Girl


Yeopgijeogin Geunyeo
Dir. Kwak Jae-Young

Corea del Sur 2001

Kyun-woo es un joven como tantos otros: buena gente, estudiante mediocre, y más preocupado por pasarlo bien que por cualquier otra cosa. Una noche esperando el metro salvará a una chica que, en un estado de estupor alcohólico, está a punto de ser atropellada por el tren. Él no lo sabe en ese instante, pero ese simple gesto cambiará su vida de un día para otro, sin certeza de si para bien o para mal. A partir de ese momento ambos quedarán ligados de una manera peculiar, y el amor irá surgiendo en circunstancias poco propicias.



* “My Sassy Girl” es sin lugar a dudas una de mis películas favoritas, y de esas que uno pierde la cuenta de las veces que la ha visto. Es arrebatadoramente romántica, tremendamente divertida, y está tremendamente bien construida.
Nunca he sentido interés alguno por la comedia romántica, pues exceptuando maravillas como la “Amelie” de Jeunet o “La Chica del Puente” de Leconte, la mayoría de las mal llamadas comedias románticas, en caso de arriesgarme a verlas, no suelen hacerme ni pizca de gracia y su sensiblería edulcorada suele producirme gases. Pero “My Sassy Girl”, al igual que las indicadas arriba, es diferente. Rompe los moldes del género, revindicándolo y haciéndole honor, logrando una película de culto en su país, que poco a poco va estando aquí en boca de todo aficionado al cine asiático, habiéndose convertido en pocos años en todo un referente. Hasta su director explotó la misma fórmula en “Windstruck”, quizá no con tanta fortuna en mi opinión, pero consiguiendo otra película agradable de ver y también recomendable.


* “My Sassy Girl” nos ofrece un mundo vivaz, colorista, salpicado de absurdos que dan más encanto a la historia; un mundo donde el romanticismo (esa suerte de romanticismo que se da en las relaciones de pareja) aun no ha muerto, y al que rinden particular pleitesía la pareja protagonista; un romanticismo tejido a base de encuentros y desencuentros, casualidades, ilusiones, anhelos, y luchas interiores, algo rebuscado como todo romanticismo que se precie, pero dejando la exageración para la vertiente más cómica del film. Con su estilo visual pletórico, lleno de dinamismo, su música resultona, su tono desenfadado, y su ritmo vivo y desenvuelto, “My Sassy Girl” te encasqueta más de dos horas largas de cine generoso y enérgico.


* La transición desde la parte más humorística del film, toda una serie de variopintas y un poco macarras situaciones cómicas, y que deben gran parte de su vigor al inmenso trabajo de los protagonistas, a las partes más dramáticas hacia el desenlace, donde llegamos a una exposición madura y reflexiva, cabal y alejada de la fruslería tópica, de los entresijos de las relaciones personales, está consumada de una manera sutil y perfectamente hilvanada, sin un gran contraste, dosificando con precisión aquí y allá durante todo el film los momentos más románticos, amenos, dramáticos, sesudos, y ocurrentes.

* El devenir de la historia es el de la relación entre los protagonistas y su experiencia personal. Uno de los grandes logros del film es, a mi entender, el acierto con que se nos muestra el curso que sigue la relación, y como los protagonistas se enfrentan a ella, como la vivencian y se desenvuelven en una situación fortuita en la que se sienten cada vez más complicados sin tener nunca claro el rumbo que esta tomando; pisando siempre sobre terreno resbaladizo, sin nada seguro, y cada vez más involucrados el uno con el otro, enfrentándose a un amor incipiente que debe afrontar incrustadas trabas emocionales. Enfoca de manera genial el dilema de los personajes, uno decidido a convertirse en sostén del otro, en paliativo de su dolor, arriesgándose a quedar demasiado ligado a una persona y una relación que nada prometen; y otro vislumbrando una salida a su pesadumbre y dolor crónico, pero tan ofuscado por su pasado y su conciencia que le falta una determinación que no escatima en circunstancias menos trascendentes.


* Los personajes están increíblemente bien construidos. Se nos presentan de una forma que genera empatía, simpatía y complicidad, cuando no identificación (¿Quién es el guapo que no acaba enganchado y con un vivo interés por la suerte de Kyun-woo y esa endiablada chica sin nombre?). Por un lado tenemos al joven despreocupado y desenvuelto, que cree tener el mundo en sus manos, pero al que se le derrite el corazón y le faltan recursos una vez tiene que enfrentarse a la extraña y endiablada criatura que parece haberle hechizado, y a la que se verá vinculado sin poder oponer la menor resistencia; y por otra parte tenemos el personaje bordado por Jun Ji-Hyun, el que echa por tierra los tópicos del género y arrasa con los convencionalismos; un personaje más intrincado, complejo y oscuro de lo que pueda parecer en principio; la chica impulsiva, con debilidad por el alcohol y tendencia a la violencia, tierna pero con mal pronto; con un pasado reciente que la hostiga y coarta su libertad; total antitesis de la pava del cine romántico; portento de carisma y carácter. Pero a esos personajes celosamente creados, insertos en una historia cuidadosamente ensamblada, presentada en unas formas enormemente atractivas, y de juicioso y grave fondo, pone la guinda un par de interpretaciones plenas de desparpajo y soltura, con dos actores que se comen la cámara, y cuyo trabajo casa en todo momento perfectamente con el tono de la película. Todo el peso de la cinta recae en sus papeles; interpretaciones menos inspiradas creo que hubiesen dado al traste con todo, no generando el fenómeno en que se ha convertido esta cinta dentro de cierto submundo cinéfilo. A mi personalmente me cuesta imaginar “My Sassy Girl”, pese a las demás grandes virtudes del film, sin el trabajo de estos dos actores; será de las veces que la he visto.


* En fin, que si no fuese por el señor Wong Kar-Wai, “My Sassy Girl” sería la película romántica por excelencia. Una auténtica y esplendida delicia.

viernes, enero 12, 2007

After Life

Wandafuru Raifu
Dir. Hirokazu Koreeda
Japón 1998






Una especie de funcionarios celestiales en una especie de oficinas a modo de purgatorio ayudan a los recién fallecidos a elegir el recuerdo de su pasado al que permanecerán ligados por toda la eternidad.



* Lo primero que yo resaltaría de este film, lo que me fascina de entrada, es la forma en que lo proyecta el director, ensamblando con una precisión que asusta una amalgama de ideas que en manos de la mayoría hubiera dado como resultado un desastre a la deriva de lo más indigesto. En cambio, Koreeda, ante un proyecto tan audaz mantiene el rumbo con mano firme y una coherencia que se echa en falta en gran parte del cine más convencional.

* El director nos propone un argumento fantástico donde enmarca una reflexión sobre la muerte, o más bien sobre la vida y los recuerdos; la muerte como un punto que nos obliga a volver la vista atrás, a llevar a cabo y hasta sus últimas consecuencias un examen de conciencia que nos negamos a hacer en vida. Como digo, esta idea la pone en juego a través de un argumento fantasioso, que roza lo estrambótico, cuando no se zambulle en él, pero dándole a todo un empaque de una formalidad y sobriedad casi documental; consigue proponer una estancia en la más fascinante oficina burocrática que veremos jamás.
Al parecer Koreeda preparó este film entrevistando a varios cientos de personas sobre el tema de su película, es decir sobre los recuerdos, interrogando a sus entrevistados sobre cuales de sus recuerdos tenían tal valor que los elegirían para convivir con ellos por toda la eternidad. De entre todos los entrevistados seleccionó los que más se adecuaban a su propósito, y creo, sin estar seguro, que estos mismos entrevistados protagonizan su film.
Nos propone así una suerte de pseudo-documental fantasioso (fantasioso por su modelo del “más allá”, no por falta de una seriedad de la que el film va sobrado) donde conjuga unas más o menos delirantes concepciones del mundo de ultratumba con una sentada y concienzuda visión de la forma en que valoramos nuestra experiencia y nos juzgamos a nosotros mismos, tomando conciencia y responsabilidad de nuestra vida y nuestros actos, basándose para ello en una ardua tarea de sondeo y entrevistas.

* Pero Koreeda no se queda ahí, sino que se ha molestado en dotar de alma a sus protagonistas, en darle una trama al film y una historia a sus personajes, en conferir a su film una dimensión emotiva y humana con una sensibilidad y un tacto tremendos, y pese a ello sin dejar de lado su consabida sobriedad, no tan críptica como en “Nadie Sabe”, pero igualmente patente.

* Por un lado tenemos a los recién llegados a ese limbo digamos “administrativo” que nos expone el director. Llegan con toda una vida de recuerdos y se les enfrenta al dilema de tener que elegir el más valioso de entre todos ellos. La idea sin más es atractivísima, pero la forma en que se nos presentan los personajes y como vamos conociéndolos a través de sus esfuerzos para desentrañar su pasado y extraer lo más precioso, ya es del todo magnífica. Como consigue el director que nos impliquemos en la vida de todos y tantos personajes, haciéndolos todos tan cercanos, es para quitarse el sombrero; y todo con ese envoltorio semi-documental tan medido y austero; perdonad que me repita, pero es que sigo impactado por este dichoso film.
No se si la figura de los funcionarios “celestiales” estará basada en entrevistas que se hicieran antes del film, pero lo importante es que para rizar el rizo el director también dimensiona a estos personajes, dándoles un pasado que se nos irá descubriendo según avanza la película, y a través de la relación que mantienen entre ellos, su trabajo de apoyo con las almas recién llegadas, y la implicación con estas. Estos personajes tienen su vida pasada, sus recuerdos como todo el mundo, sus problemas y preocupaciones actuales; no son menos humanos que nosotros, que permanecemos aquí, ni que aquellos que se afanan en sus recuerdos, analizando a la vez su vida. La forma en que se implican en su trabajo y emocionalmente con las almas a su cargo es otro de los grandes aciertos de esta película.

* Personajes como el de la viejecita recolectora de flores, o el del señor mayor que debe verse decenas de cintas de video sobre su vida para elegir un recuerdo, son de los que se quedan grabados, y se agradecen, así como infinidad de escenas: las entrevistas y ese tu-a-tu entre los funcionarios y los fallecidos, las escenas de los preparativos para recrear y filmar los recuerdos, … todo, todo emocionante de verdad.
Seguro que la película tiene también una lectura desde el punto de visto de la creación cinematográfica y artística, pero lo dejaremos para un segundo visionado.

* Pocas películas hay que conjuguen con tal maestría y pericia emoción, reflexión y experimentación. “After Life” es de una emotividad sangrante, humana y sensible, pese a ello sobria y contenida; fantasiosa y extraña, de solidez y coherencia aplastante.

* Solo con “Nadie Sabe” y “After Life” Koreeda pone en evidencia a gran parte de los cineastas de hoy; “Maboroshi no Hikari” es igualmente interesante, pero tras ver “Distance” este director está ya en mi particular Olimpo de realizadores.

Caché


Dir. Michael Haneke
Francia / Austria / Alemania / Italia 2005



Una familia bien avenida comienza a recibir extrañas cartas y videos anónimos. El hecho no pasa de ahí, pero provoca un resquemor en la familia, cada vez más preocupada por el asunto, y un ambiente familiar cada vez menos plácido, deteriorando la placidez conyugal y escarbando en el pasado de los protagonistas.



* En “Caché” nos encontramos al mejor y al peor Haneke, es decir, al Haneke más lúcido y también al que tiene más mala uva. De entrada, debido a la premisa de la que parte la historia, “Caché” puede parecernos un film de suspense que vaya a amoldarse a patrones convencionales, pero el desasosiego que sin causa aparente pronto comienza a atenazarnos nos pone sobre aviso, recordándonos que es Haneke quién se encuentra tras todo ello, y que nada convencional puede salir de la cabeza de este hombre.
Pronto nuestras elucubraciones e hipótesis, nuestro adelantar acontecimientos siguiendo una ruta de derroteros tradicionales debe dar paso a la perspectiva más amplia que exige el cine de este director, y a un estado más receptivo que nos ayude a soslayar tópicos, y que, para bien o para mal, nos convierta en grandes dianas, objetivo de las estocadas del director, pues “Caché” es una sofisticada patada en la entrepierna moral.

* Se pone a los personajes en situaciones en que deben enfrentarse a su cara más vil y amarga, como ante un espejo trucado, y se les pide que reaccionen ante esta realidad de la que deben tomar conciencia, en lugar de ignorarla con la esperanza de que se extinga; pero siempre perdura; todo muy dinámico y psicoanalítico.

* La historia de “Caché” supone filmar la herida reabierta, una reproducción a escala de la referencia contenida en la película a la matanza de argelinos en Francia en los años 60. Haneke pide a sus personajes conciencia, madurez y responsabilidad, antes de que la “distorsionada” imagen que les devuelve el espejo ante el que los coloca se degrade aún más. Por esto en muchas ocasiones acaba poniendo Haneke en su objetivo a la pulcra familia burguesa, paradigma de rectitud y decoro social y moral, para que el contraste entre lo real e ideal sea mayor, para que el hedor sea más intenso y el malestar más profundo. Se reabren heridas y se hurga en ellas. Si los protagonistas no pueden tomar responsabilidad de sus actos, Haneke se convierte en instrumento del equilibrio cósmico… y arrasa con todo.

* La progresiva degradación y envilecimiento de la familia ideal con la que en principio simpatizamos, y de la que de entrada nos compadecemos; el vuelco drástico producido en nuestra valoración de los personajes; la pronta ausencia de asidero para nuestros juicios de valor, y el hecho de que, más que en ninguna otra de sus películas, siempre dentro de su plan, Haneke dinamite y mutile la narración, todo esto va creando una atmósfera espantosa y alarmante, que acorrala y asfixia, y que sin dar tregua, una vez inoculado el malestar brutal, nos empuja hacia un abismo interior, porque los personajes (lo mismito que nosotros) no saben enfrentarse a si mismos.

* La reflexión de Haneke, dentro de lo que el cine permite, en tan intensa que duele; y no estamos ante una barata exposición de ideas de rastrillo de domingo, muy común en el llamado “cine social”, que apela a los sentimientos, y ni ilumina ni estremece realmente nada; esto es cine cerebral, quirúrgico y cruel.