sábado, noviembre 24, 2007

Life Show

Sheng hou xiu
Dir. Jianqi Huo
China 2002

Cualquier persona puede tener una vida de película. Cualquiera de nosotros podemos ser el protagonista o la heroína de un buen film que podría llamarse “Life Show”: “El Show, o Espectáculo de la Vida”. Las cientos de personas con las que nos cruzamos a diario, lejos de ser simples amasijos reconcentrados de carne y predisposiciones, son en si mismas intrincados mundos tan complejos como el que nos rodea.
Lai Shuang Yang se sienta cada noche en el cálido y acogedor ambiente de una calle comercial china. En un ambiente cargado de olores y sensaciones; lleno de puestos y tenderetes donde se dispensan comida, bagatelas y compañía; conversaciones e impresiones. Podemos pasar por allí sin darnos cuenta de que ella exista. Y si nos fijásemos en ella, no veríamos, en apariencia, más que a una atractiva mujer madura que cada noche se sienta en su taburete al frente de un comercio en el cálido ambiente de…; para vender, básicamente, pescuezos de pato. Quizá a alguno pueda venir la idea de que la vida de esta mujer no se limite a eso, y en casos excepcionales esta persona hasta se pregunte por esa vida. Pero nada más. Probablemente pasemos de largo sin percatarnos de que hemos pasado rozando todo un universo, tan simple o complejo como el que supone cualquier persona.
Su bagaje de relaciones, experiencias, ilusiones, parece haberla llevado a encontrarse sentada allí, noche tras noche, y que no haya más que eso. Pero situaciones en apariencia tan sencillas responden a veces a razones y objetivos más importantes que la simple inercia. Y los suyos son los que se nos narran. Quizá no sea una vida cuyo relato a todos interese, quizá no sea lo suficientemente llamativo para atraer la atención de todos, pero es una vida de lucha que supone una gesta a la altura de las más grandes.
La historia que nos cuentan es bastante desesperanzadora, y lo único, aunque muy reconfortable, que nos salva, es pensar que hay personas como la protagonista, con sus defectos, y no libre de cometer errores, pero de gran entrega y calidad humana.
Pero parece que Lai Shuang Yang siempre deba perder, y cuando gana, la victoria no suele redundar en ella, sino en aquellos por los que se entrega, y cuya falta de gratitud o incomprensión convierte su batallar en una continua y predispuesta derrota, o en una fútil liza; propiciada a veces por la falta de comunicación o de visiones comunes. Lai Shuang Yang es una de esas personas, no mártires, pero con un sentido de la responsabilidad tenaz, férreo… catastrófico. Siempre teniendo que luchar por los demás, si más gratificación que cumplir con su deber y sentir cierta seguridad tras una entereza a prueba de balas. Cercada por más preocupaciones y problemas de los que otros soportarían, los va sorteando, solventando, manejando como buenamente puede, acuciada siempre por nuevas dificultades y por un omnipresente pasado que la tiene varada emocionalmente. Resignación. Nunca se permite nada fuera de la sosegada lucha para mantenerse y mantener a quienes parecen depender de ella. Cuando se permite el más mínimo desvío la suerte siempre es esquiva, o peor aún, cruel: como un castigo a una intención que nunca había tenido. Y aunque Lai Shuang Yang no sea catastrofista, parece convencida de un irreversible estancamiento, donde se ahogarán ilusiones siempre vanas, y de que seguirá siempre, noche tras noche, sentada en un taburete, en el cálido y acogedor ambiente de una calle comercial china.

miércoles, noviembre 21, 2007

I’m a Cyborg, but that’s OK

Saibogujiman Kwenchana
Dir. Park Chan-wook
Corea del Sur 2006

* A bote pronto, la primera impresión que podría dejar esta película, es que a Park Chan-wook le ha dado la vena sensible. La mayoría tendremos en mente “Oldboy”, y si bien una primera comparativa nos llevaría a encontrar las mil y una diferencias entre ambos film, los dos salen de la mente de este tipo y sus lazos de unión no son pocos. De hecho, entre tanta violencia, en todo sentido, “Oldboy” atesora una sensibilidad y penetración psico-emocional que no tiene el cine más convencional. “I´m a Cyborg…” es sin duda más asequible al espectador medio, pero también es cierto que este dejará escapar gran parte del contenido de la película. Es más amable, y pese a ello bastante cruda y de atormentado carácter. Parece una cinta más digerible, pero no lo es tanto.

* Remarcar el esplendido engranaje de géneros que supone sería repetirse, pero no está de más. Se la pinta mayormente como comedia romántica. Es también un drama con mucho mensaje y trasfondo, tiene sus apuntes de acción; su lado perverso y macabro, pero también su lado luminoso, entrañable y alentador.

* El ritmo y despliegue visual enérgico al que nos tiene acostumbrado, que no da un minuto de descanso y nos retiene en el asiento. Ya solo por eso el film se disfruta enormemente. Una vitalidad, generalmente rayana en el desquiciamiento y la vehemencia, que no se queda ahí, pero que a muchos bastará.

* En “I´m a Cyborg…” Park Chan-wook se detiene de forma especial en presentarnos los diferentes personajes que pueblan la historia. Todos magníficamente construidos, entrañables, que quizá no tienen finalmente peso alguno en el meollo de la cuestión, sin relación alguna con la relación que se establece entre los protagonistas, pero que enriquecen lo que vemos, y que a veces nos ayudan a comprender mejor a Young-goon y Park Il-sun, sobre los que gira el relato.

* A mi personalmente me gusta la idea de cómo la relación entre ambos tiene consecuencias en la forma en que vivencias sus patologías, como se ayudan mutuamente, como les sirve para sobrellevar su situación, y van saliendo de ella, si no del todo, haciéndosela mas llevadera el uno al otro. Me encanta como Park Il-sun, dentro de las limitaciones que le impone su perturbación, llega a sentir afecto por Young-goon, como llega a ser consciente del apremiante problema de ella, y como intenta ayudarla desde sus posibilidades. Entre tanto médico, psicólogo y psiquiatra como pulula por el hospital, y él parece ser el único que intuye como ayudarla. La única esperanza de sobrevivir de Young-goon se halla en lo acertado de los supuestos desvaríos de otro paciente… enternecedor, pero sombrío. Y el caso es que la película no arremete de forma especial contra esas instituciones, ni pinta a los pacientes de forma romántica, cual excéntricos incomprendidos: otro acierto de la película, a mi modo de ver.

* Me encanta que no se haya optado por un esbozo bienintencionado del todo de la situación que viven los protagonistas. No se limita el film a exhibir un colorista mundo de ensoñación donde los pacientes psiquiátricos escapan de la realidad a través de fantasías inocuas. No, cada dosis de amigable y risueño recreo tiene su porción de acritud y rigor. Sobre todo, el caos mental en que está sumida la protagonista, y su martirio interior son, bajo capas de un colorista humor que a todos nos arrancará sonrisas, salvajes y opresivos. Pero como digo, prima el tono desenfadado, y para llegar al pozo latente de amargura hay que rumiar a posteriori. Para no variar, la película no tiene un final cerrado, y uno no sabe bien que cara se le ha de quedar tras verla, o que sentir por los personajes. Mensaje alentador y desolador a partes iguales.

* Y entre ese cúmulo de ideas, planteamientos, modulaciones; entre momentos desternillantes, lóbregos, trepidantes, emotivos,… Park Chan-wook sale victorioso: “Esto aquí; esto por allá; hay que dar cabida a esto; no nos olvidemos de aquello”… Lo abarca todo; perfila y ancla todo, de manera sólida.

* La película es todo lo extravagante y estrambótica que se pueda esperar de este director, que parece hallarse a sus anchas entre el cine “de autor” y el divertimento puro. ¡A jugar se a dicho!

Jess Franco, Manera de Vivir

Dir. Kike Mesa
España 2007

No soy fan de Jess Franco. Apenas he visto películas suyas, porque aunque no descarto ponerme a ello en un futuro, nunca me he sentido atraído por el cine de este hombre.
Será contradictorio, pero siempre me ha intrigado más la figura de este director en si, que su cine. Que raro. Pero supongo que he estado mas expuesto al “Jess Franco esto… Jess Franco lo otro” que al elogioso comentario o la cautivada impresión de alguien sobre alguna de sus películas.
Así pues, me planté en la sala de cine a ver que me contaban, o contaba este personaje, sobre si mismo, o sobre cualquier otra cosa. Y ya desde un principio se me prometía algo en consonancia con lo que iba buscando. Una suerte de documental a modo de entrevista, donde reina la figura del director, sin interferencia alguna; nada que pueda desviarnos del curso de las ideas que bullen en la cabeza de este cineasta. 90 minutos de un Jess Franco en un mullido sillón, sin más acompañamiento que una mesa auxiliar donde descanse su paquete de cigarrillos y un cenicero, y unas intrusitas volutas de humo, donde como fantasmas, de vez en cuando, surgen esporádicas imágenes que ilustran el relato del director. Parece que el film tiene otros detalles del estilo, pero que la calidad de la proyección no dejó apreciar.
Jess Franco nos habla de su vida y obra; de su infancia y de la familia que le tocó vivir; de su experiencia y sus pinitos en la música como pianista de jazz; de cine, de mucho cine; anécdotas de su trabajo junto a Orson Wells o Christopher Lee; de la visión que tiene del cine español y esta supuesta industria. Siempre interesante, toca diferentes temas, mayormente con un humor lúcido y escabroso, pero también a veces con una emoción entrañable y de agradecer. Sea cual se la visión que uno tenga del cine de este hombre, lo innegable es su amor por el séptimo arte, y su penetración y perspicacia. Consciente de sus recursos y limitaciones, tiene una perspectiva clara de su experiencia en cada ámbito. Este film supone 90 minutos de gratísima conversación con una persona de la que quizá la mayoría tenemos una idea equivocada derivada del cine que nos ha ofrecido y ofrece. Para cambiar de impresión; seguramente a mejor.

miércoles, noviembre 07, 2007

A Stranger of Mine

Unmei Janai Hito
Dir. Kenji Uchida
Japón 2005

* Me presentan dos almas cándidas e inocentes, ambas heridas de amor, que una noche se encuentran fortuitamente. La total falta de soltura para el acercamiento y establecer un conocimiento mutuo, la total rigidez de su comportamiento, su embarazo, los lleva a un sinfín de situaciones incómodas, ante las que no puedo sino reírme una y otra vez. Parece que estoy ante una simpática y agradable comedia romántica que me hará pasar un muy buen rato, y ya estoy haciendo quinielas sobre lo que puedo esperar de ella; lo que me deparará esta historia. Pero no. De pronto la película da un vuelco, quiebra mis expectativas, en el buen sentido, y se lanza a sorprenderme en cada secuencia. De asombro en asombro. Uno deberá continuamente revisar la representación momentánea que de historia y personajes se vaya haciendo.

* Los primeros momentos ofrecen unas buenas dosis de humor aderezado con alguna que otra reflexión sobre las relaciones de pareja; bien planteadas. Esta primera parte ya es envidiable, y se nos hace la boca agua. Pero llega un momento en que la película hace un extraño viraje. Se repliega sobre si misma, comienza a retorcerse, mirando ávidamente en torno suyo. Gira en redondo y se lanza sobre lo que en apariencia ya me ha mostrado, pero que en realidad no he visto. Se rompe la narración lineal, la concepción narrativa del desarrollo de la relación de la parejita mientras otros personajes, como complemento, orbitan alrededor de los protagonistas. Cuando aun no se ha avanzado apenas en el relato, se comienza a mirar atrás, a ver que se ha dejado sin plasmar, ahondando y ahondando en situaciones que ya parecen haber sido fijadas, como si fuesen paradas en un camino. Pero el camino que en principio creía yo que seguiría, el de la aproximación de los protagonistas y el relato de su relación, es intransitable. La película ofrece una laberíntica senda que lleva al conocimiento de todos los personajes, los lazos que los unen, a la valoración de su conducta, a la reflexión sobre las relaciones entre las personas, las apariencias, los valores. El film está articulado a base de unas pocas situaciones sobre las que parece que se lancen una y otra vez miradas aleatorias. Pero no es así. Cada visión ayuda a comprender mejor lo que está pasando, los personajes, otras secuencias, y también las mismas que veo en ese momento.


* Una reivindicación, y también un ensayo de todo el jugo que se le puede sacar a un relato simplemente parándonos en seco, frustrando la inercia, y exprimiendo a conciencia cada circunstancia. Diferentes puntos de vista para llegar a una visión panorámica de un todo, para tener delante un riquísimo y complejo tapiz, un mapa de lo que en algún momento puede parecer un confuso tejido. Cada vez que se vuelve sobre una “escena” es para ofrecerla desde la posición de otro personaje, para presentar el papel que en dicha situación jugaba cada cual. Se ve y siente a través de los ojos del demiúrgico director y de los personajes. Soy como un fantasma intrusivo. Personajes que ni siquiera sabíamos que jugasen rol alguno en tal o cual escenario pasan a ser protagonistas plenos, dándole un nuevo y mayor sentido a todo lo que se ha visto y se está por ver. Mi cabeza va de un lado a otro, reflexionando, elucubrando, buscando, añadiendo allí lo que se me acaba de plantear aquí. La película hace un corto recorrido en su inicio, y vuelve sobre él sin cesar, examinando el camino punto por punto, por si algo se ha perdido. Da un campo de maniobra, para el juego, y lo va detallando meticulosamente.
Así, el protagonismo que parece que en principio vaya a acaparar la parejita va pasando de unas manos a otras, y se va perfilando un magistral retrato de todos los personajes. Cada vez que se retoma una secuencia el panorama presentado florece, se hace más enmarañado, y se generan algunos momentos de tensión al convertirme en partícipe de las circunstancias de cada implicado, con una ingente información sobre lo que ocurre, que nadie más posee.

* Nunca se abandona el tono cómico, ni tampoco el sesudo: planteamientos que, si bien dejan la amistad en lugar muy alto, dejan hecho un despojo las relaciones de pareja y amorosas. Como se puede ver en muchas obras orientales, también en esta se conjuga un espíritu jocoso y burlón con una desesperanzada visión vital, donde el premio a la virtud y a la nobleza, a la humanidad y la dignidad, son siempre malcarados reveses del destino, el fracaso y una injusticia indomable.

* Me ha parecido una película soberbiamente narrada y planteada, sin grietas ni reproche alguno que poder hacérsele. Es increíble como se autoimponen unos márgenes situacionales tan limitados, y pese a ello se maniobra, se opera, y se hacen unas virguerías para las que otros necesitarían 4 horas de metraje y toda una saga. Fabuloso como se puede detallar tantísimo un pequeño coto privado, sin repetirse, ni llegar a hastiar.


* Muy divertida, tensa, emotiva e interesante. Llena además de planteamientos de fondo sobre los que pararse a pensar. No da respiro. Demuestra a las claras que sus principales responsables tienen una visión límpida y totalmente penetrante y lúcida de lo que se traen entre manos (“Esto es lo que proyecté, ambicioso, pero helo aquí”). Y un final abierto para darle al coco y poner en jaque a nuestras neuronas.

domingo, noviembre 04, 2007

Veneno para las Hadas

Dir. Carlos Enrique Taboada
Méjico 1984

* Terror gótico y psicológico desde tierras mejicanas. Macabro e inteligente.

* Conocí a este director por esta película, y a partir de ahí intenté hacerme con todas sus obras de terror; 4 en total, aunque ahora mismo desconozco si tiene más dentro del género. Esta es mi favorita. “El Libro de Piedra” me impresionó igualmente; “Hasta el Viento tiene Miedo” no me provocó la sacudida de esta última y la que nos ocupa, pero está muy por encima de lo que dentro del terror se puede “degustar” en los últimos tiempos; y “Más Negro que la Noche” fue la última que vi, con un aire muy Argento, y la más floja de las 4, en mi opinión.

* En “Veneno para las Hadas” nos presenta a dos niñas: la inocente Fabiola, y la malvada Graciela. En un espeluznante crescendo nos va exponiendo la relación cada vez más malsana que va estableciéndose entre las niñas. Lo que en principio parece un juego de niños, inocente, se convierte en toda una pesadilla. Graciela intenta convencer a Fabiola de que es una bruja, y una vez persuadida esta, comienza a extorsionarla y aprovecharse de su candidez.

* Taboada sitúa la historia en oscuros, crípticos, y a veces bucólicos enclaves donde poder, de forma afilada y cruel, ir desarrollando su perverso cuento infantil, lleno de referencias a los cuentos de hadas y populares, pero con un tono del todo enfermizo.
Olvidémonos del terror yanki donde niños susurrantes parecen cincuentones amargados, Graciela y Fabiola se comportan con una naturalidad bestial, y exponen una extraña y malévola muestra de abuso escolar.
* Una de las cosas que me han encantado de esta película es el punto de vista que se adopta. Las niñas acaparan de forma tiránica cada secuencia que presenciamos. El resto de personajes son solo peleles que ni siquiera rellenan planos. Tan solo un par de veces se nos muestra el rostro de algún adulto, que salen, o de espaldas, o de cintura para abajo, exiliados de imagen. Esto hace que no haya lugar para interferencia ajena alguna en el venenoso universo infantil en que se nos quiere introducir. No se da cancha a los personajes que no son las niñas, esos enfoques por la espalda, decapitadores, o fuera de plano, nos centra en la nociva relación que se va estableciendo entre las pequeñas. Creo que también es un acierto muchos planos largos y secuencias donde se deja ver de lejos a las niñas enfrascadas en cualquier actividad: pescando, jugando, correteando... le da un toque más realista y natural a todo; también hace la historia más monstruosa.

* Ponerse en la piel de la pobre Fabiola es espantoso, sentir la angustia y pánico que la embarga ante la presencia de su “amiga”, de la que no puede escapar, una vez convencida del potencial de la otra para dañarla. No hay evasión posible, y ese sentimiento de impotencia y miedo es brutal. La tensión, una vez se cala la personalidad de Graciela, no da tregua, e incluso los momentos de infantil esparcimiento están nublados, porque la bruja puede sucumbir ante cualquiera de sus temibles caprichos, en los que su compañera de juegos siempre se verá complicada. Taboada nos introduce en esa dinámica atroz sin piedad alguna, llevándonos junto con Fabiola hasta la pura desesperación y agotamiento mental, y hasta un final escalofriante.