domingo, diciembre 14, 2008

The Man from Earth


Jerome Bixby's The Man from Earth
Dir. Richard Schenkman
EEUU 2007

Antes de su partida, un profesor universitario trasladado revela a sus amigos y compañeros un secreto guardado durante mucho tiempo: que lleva viviendo más de 14.000 años.





* Cojamos al grupo de personas más “laico”, escéptico, ilustrado, y racional, más inclinado al análisis feroz de todo hecho y argumento. Coloquémoslo en el ambiente adecuado: en un lugar apartado, umbrío, con la noche cerniéndose paulatinamente sobre el grupo, así como el frío; con un buen fuego, que ilumine solo rostros atentos, y un silencio que solo acoja voces trémulas, y aquella protagonista. Entonces, veremos como cualquier adulto, de madura y metódica psique, se convierte en un niño extasiado, maravillado ante la historia más asombrosa e increíble que tengamos a bien contar. Esto es una de las claves de esta fantástica película, que logra me sienta como sus personajes, absolutamente prendido por el discurso de su protagonista, y atrapado por la atmósfera que genera, y que se comparte con ese particular grupo de “niños” fascinados.

* La película logra, con unos recursos increíblemente modestos, imprimir sensaciones inefables y vertiginosas; solo a través del discurso, de la palabra, y de transmitir el propicio ambiente dentro del cual se “secuestra” a los personajes. Porque los personajes se encuentran así, “secuestrados”, por una historia fabulosa, de cuyo hechizo creyeron poder sustraerse en principio, pero que los va seduciendo poco a poco, y ante la cual se encontrarán irremediablemente rendidos; avergonzados algunos por haberse dejado prender como críos, por cuentos que han burlado su raciocinio. Y como ellos, se sentirá el espectador; como se podía sentir la gente de hace miles de años ante su chamán, oyendo los fantásticos relatos de este, creyendo sin dudar sus palabras, sobre mitos, dioses y héroes. De cómo “la palabra, con fuego entra”.

miércoles, diciembre 03, 2008

Goshu, el Violoncelista

Sero hiki no Gôshu.
Dir. Isao Takahata
Japón 1982



* Una mágica y emotiva historia sobre el poder de la música y de la naturaleza.

* Ya en el año 82 películas como esta manifestaban que la animación japonesa tenía mucho que aportar y contar, demostrando a veces, por no decir la mayoría de las veces, una mayor dedicación y esmero por sus historias, sus personajes, sus mensajes, o sus ambientaciones, que el resto del cine, en el resto del globo.

* Goshu es un violoncelista que ama la música, pero que toca en una orquesta cuyo director es tan exigente en cuanto a la ejecución técnica de sus músicos, que se siente presionado, de tal forma que las gratas sensaciones que Goshu vincula a la música quedan doblegadas ante los requerimientos de ser músico profesional. Un grupo de simpáticos animales le ayudarán a recuperar ese sentido y sentimiento musical, y a percibir el valor de la música a una nueva escala.

* Todo esto parece narrado con una innegable linealidad durante gran parte de la narración. La galería de animalitos que van pasando por casa de Goshu, no parecen, a priori, dar mucho juego en la historia, que reclama más nuestra atención en referencia a ese otro hilo narrativo, que es el de la situación de Goshu respecto a la orquesta y su director. Pero no deja de ser divertido el desfile de criaturas que acuden al “maestro” Goshu para disfrutar de su música y sus lecciones, aunque a Goshu no parezcan serle muy agradables las visitas. Poco a poco, veremos cómo, no solo están relacionadas ambas situaciones, sino la extrema belleza que finalmente cobrarán las dos.

* Takahata, en su línea, destila una innegable nostalgia por los ambientes rurales, los plácidos paisajes campestres. Nos muestra el conflicto entre el mundo urbanita y el rural, presentando este último como un refugio, dotado de una terapéutica magia que nos regenera y nos mantiene en equilibrio; y el primero como el que corrompe cualquier cosa pura que con él entra en contacto, como en este caso, la música, o al menos, la vivencia respecto a ella que tiene Goshu, nuestro protagonista. Son los animales, representantes de ese mundo apegado a la naturaleza, los que le hacen ver el verdadero valor de su arte.


domingo, noviembre 30, 2008

Kabei: our Mother


Kaabee

Dir. Yoji Yamada

Japón 2008



* Yoji Yamada, de quien desconocía hasta hace poco el hecho de que tuviese en su haber tantísimas películas, y al que descubrí a través de su portentosa trilogía sobre la figura de los samuráis, vuelve a dejarme boquiabierto con su último trabajo. Sobre las penurias de una familia, y la inquebrantable voluntad y fuerza moral de una mujer, cuyo marido es encarcelado durante la II Guerra Mundial por su ideología antibelicista.

Reconozco que “Love & Honor” es un muy buen film, pero creo que la trilogía samurai de Yamada fue perdiendo valor, siempre desde mi punto de vista, desde la apabullante “Twilight Samurai”, donde Yamada se las componía para elaborar un film de corte clásico, muy clásico, con unos personajes construidos con un esmero tremendo, y un componente dramático de tristeza abrumadora. Pese a sus formas clásicas, Yamada lograba darle una vidilla y ritmo atractivo al aficionado actual al cine, perpetrando, junto con las dos películas siguientes, todo un referente del cine de esta década, en esa trilogía… y no solo dentro del cine asiático.


* Con “Kabei: our Mother”, Yamada recupera de golpe aquello que lo ha encumbrado dentro del cine actual, pese a llevar varias décadas haciendo cine. Lo único que podríamos decir que diferencia los personajes de “Kabei” de los de sus últimos films, es el contexto. Seguimos viendo una elegante, poética y apasionada glorificación del amor, el honor, la lealtad, la humildad… pero ahora, no en referencia a un contexto psicosocial y cultural que se debilita, donde ciertos sentimientos, actitudes, modos de vida, o determinaciones, dominantes hasta entonces, son cada vez menos apropiados, no recibiendo la respuesta que antes provocaban; sino que ahora nos los sitúa en un mundo tan caótico, tan desesperantemente desquiciado e impredecible, que dichos comportamientos pasan simplemente desapercibidos, dándose esto siempre en el contexto del mundo de Yamada, en este caso la II Guerra Mundial, cuya recreación es solo un referente, siendo el verdadero mundo de Yamada sus protagonistas, su entereza y dignidad, la misma, independientemente de la época que pinte el maestro.


* De nuevo, la sencillez lírica de la inconmensurable belleza en la calidad humana de sus personajes, y el minimalismo en el retrato que representa cada secuencia. Fuera de esto, de la exquisita y incontestable perfección formal de su película, lo realmente inmenso en esta película vuelven a ser los protagonistas. Se intuye un afecto tan incuestionable de Yamada hacia sus personajes que es imposible no sentir lo mismo. A destacar los personajes de Kayo y el Sr. Toru (interpretado por el incansable Tadanobu Asano). Este último personaje, un poco esperpéntico para el tono del film, pero encantador.




* Algo crucial en “Kabei”, y en cualquier film de Yamada, son las diferentes ópticas, intelectuales, ideológicas, culturales, o de edad, desde donde se observa el discurrir de la actitud y el comportamiento de los protagonistas principales. Este aspecto es muy interesante, pero creo que no está del todo conseguido, o simplemente, no ha querido desarrollarse de forma que copara el interés. Quiero decir que, al principio, parece que vaya a ser la visión de la hija pequeña del matrimonio sobre la situación la que vaya a guiarnos por el relato (como sucediese en esa joya del cine español que es “El Espíritu de la Colmena”), pero el lenguaje y la perspectiva de la película no invita excesivamente a compartir el enfoque de la pequeña, porque de hecho, nos encontramos ante la reelaboración adulta de unos recuerdos infantiles, no ante una visión infantil. Sea como sea, es el retrato de la magnífica figura de Kayo, junto a Toru, la que hegemoniza la narración, sin ignorar lo fabulosamente fundados que están los demás personajes. Pero centrándonos en la situación que se narra, me gusta como la incapacidad de la pequeña para comprender en toda su amplitud y profundidad lo que ocurre a su alrededor, y sobre todo para entender y estimar la abnegación de su madre, por la inconciencia, inmediatez y actitud particularmente egoísta de todo niño, sea extensible, por las mismas razones, y en mayor o menor medida, a todo el mundo que los rodea, desde sus más nimios vecinos, hasta los responsables de los sinsentidos y aberraciones de ese época. Virtuosos personajes, luchando por sus semejantes, ante la tiranía salvaje de infantiles mentes ofuscadas por el poder. Todo un retrato del sacrificio… muy Mizoguchi.


sábado, noviembre 22, 2008

Il Mare


Siworae
Hyun-seung Lee
Corea del Sur 2000


* Aunque “Il Mare” parta de una premisa fantástica un tanto infantil, y tenga asimismo algunos elementos fantásticos un tanto rebuscados, tarda muy poco en deleitar los sentidos, y poco más en configurarse como una madura reflexión, en toda regla, de las relaciones sentimentales y los vacíos emocionales. Ese elemento fantástico introduce en una historia sobre amores imposibles, que podría partir de cualquier otro antecedente, quizá más realista, pero que no haría la película por ello más atractiva, o mas acertada en su reflexión sobre la soledad y los sentimientos.

* Todo aspecto fabuloso queda en un segundo plano, aunque nos lanza buenos puntos de apoyo para especular sobre la extraña situación de Sung-hyun y Eun-ju, y sobre ensueños temporales. Como digo, pese a la interesante abstracción en que podríamos embarcarnos sobre la premisa de la película y sobre algunos incidentes del desarrollo del relato, todo ello queda supeditado al componente dramático y romántico; tanto que queda eclipsado; tanto que “Il Mare” podría considerarse como una magna obra del realismo fantástico, por hacernos perder de vista su carácter fantasioso, y presentarnos la historia como algo tan real que podría pasaros a cualquiera: ¿Quién dirá de “Il Mare” que es cine fantástico, irreal, ciencia ficción? ¿Quién no se identifica con sus personajes? ¿Quién considera más real lo que cuenta el cine de Hollywood? Creo más posible intercambiar cartas con Emily Brontë, que vivir una de las aventuras de Tom Hanks o Angelina Jolie, o uno de los amoríos de una Sandra Bullock cualquiera.

* Todo un retrato, vivo y de exquisita belleza, de la soledad; de la soledad que palpita en muchas figuras del film, y en cada uno de los ambientes que plasma. “Il Mare” es un refugio en todos los sentidos: como película, para el espectador; como vivienda (la de la historia), para los protagonistas. Ambos personajes vinculados a la casa, como inquilinos en diferentes épocas; relacionados entre si por ese impulso que les llevó a instalarse en ella, buscando un fortín para sus cuitas emocionales; y por una broma cósmica, que hace que puedan comunicarse a través del buzón de la entrada: todo el mundo está conectado entre si, y los que sufren… más.

* Todo en la película tiene un efecto balsámico que actúa sobre nosotros y sobre los personajes. Sung-hyun bautiza su nueva residencia como “Il Mare”, buscando un remanso de paz, algo que solo al nombrarlo lo reconforte, trayéndole a la mente una imagen plácida… quizá, las apacibles costas de Italia; o la idea que este arquitecto coreano tenga de ellas. “Il Mare” parece aislada del mundo, querer escapar mar adentro, como sus protagonistas, y huir de cualquier cosa que pueda volver a herirlos. La marea alta que aísla la casa parece protegerlos de todo mal. La visión del vasto océano, y la cadencia de las olas, adormece sus ansiedades, los mece, consuela… el mismo efecto de la presencia del perrito “Cola”, de algunos apacibles entornos a los que huyen de vez en cuando, la magníficamente bien elegida música que acompaña la película, su fría imagen, y una virtud del cine oriental: un ritmo sosegado que nos da la oportunidad de rumiar lo que estamos viendo… Provoca un estado anímico perfecto para poder hundirse uno en la trama emocional del film. Todo perfectamente aliado y orientado a un efecto. “Il Mare” es terapéutica; de esas películas que te amansan y “limpian”, como si cada marea de ese “mare” se llevase consigo impurezas nocivas de nuestro ánimo.

* Película cargada de paradojas. Me encanta el hecho de que los protagonistas hayan sido lanzados al vacío de la soledad debido al alejamiento físico de sus parejas, pero se consuelen venciendo otro tipo de distancias, en apariencia más insalvables. La separación física les sume en el abatimiento, los empuja a aislarse para huir del dolor, pero salvan una distancia temporal irresoluble que los reanima, y acudiendo a figuras igualmente solitarias con las que se identifican: el perrito, el pececito… Visto así, la película, que a priori podría parecer una glacial apoteosis del vacío y la extenuación afectiva, lanza una mirada optimista y positiva, un poco difícil de asir entre tanta recreación del aislamiento, pero reconstituyente. “Il Mare” es una alegoría del paso del tiempo, y de la forma que este tiene de curar heridas, poco a poco, en un lento proceso paulatino, que a veces de forma imperceptible, como las mareas, produce cambios incuestionables.

* Como en muchas de las obras de otros autores orientales (Miyazaki, Kim Ki-duk…) es importantísima la personalidad de los espacios, dotar de un carácter propio, ligado al de los protagonistas, algunos de los enclaves del film; en este caso, la casa, que ofrece a los protagonistas un reflejo de ellos mismos, y un refugio que, a su imagen y semejanza, al resguardo del mundo, les ahorra la vulnerabilidad de encerrarse simplemente en si mismos. “Il Mare” podría ser una “Casa Usher”, y no sorprendería verla derrumbarse junto con los personajes.

sábado, noviembre 08, 2008

Alesha Popovich i Tugarin Zmey


Dir. Konstantin Bronzit
Rusia 2004

Las hordas mongolas de Tugarin vuelven a saquear el pueblo de Rostov. Alesha Popovich, hijo del pope de la ciudad, tras haber fracasado su plan de vencer a los mongoles, adopta el papel de defensor del pueblo, y junto a sus singulares compañeros de hazañas, se lanza a la caza de Tugarin para recuperar el oro de su gente.


* “Alesha Popovich” es una especie de respuesta rusa a la saga “Shrek”. ¿Un simpático rescoldo cinematográfico de la Guerra Fría? Pues, pudiera ser, porque a mi me huele mucho al cine propagandístico soviético de no hace muchos años, y que aún colea.

Recuerdo ahora que recientemente vi “Alexander: The Neva Battle”, film del 2008 que narra las hazañas del héroe de Novgorod, y que al igual que el film de Eisenstein parece una rabieta filoeslava y antigermana; como dirigida por los eslavófilos de hace siglo y medio.

“Alesha Popovich” viene a estar en la misma tesitura, solo que es más chistosa, y atacando esta a mongoles, gitanos, capitalistas, nobles… a veces de manera políticamente incorrecta, pero son libertades que pueden tomarse los cineastas de países como Rusia, libertades que agradan a quien tengan que agradar, y como también echa una socarrona mirada al propio pueblo ruso… todos contentos.
Bueno, parece que tenga algo en contra de esta película; ni mucho menos. Me encanta, y la he visto unas cuantas veces, no porque haya elaborado unos subtítulos en castellano, y me haya esto exigido un visionado tras otro, sino porque la encuentro una gozada. Chispeante y expresivo colorido, agilidad, humor a raudales, toscos dibujos, toscos movimientos. Me ha recordado a los dibujos que había hace años de “Don Quijote” (¿Por qué? Ni idea).

* “Alesha Popovich” es una parodia del cine heroico, donde los rusos se ríen de su propio ciclo épico, con mucho humor; humor absurdo que tergiversa los puntos comunes y convencionalismos del género, sin caer en la escatología de las parodias actuales… esto no es “Casi 300”. Como en “El Mago de Oz”, los singulares héroes irán siguiendo las baldosas amarillas, que en este caso es el oro robado al pueblo de Rostov por las tropas mongolas de Tugarin, y como en esa pequeña y clásica historia, la compañía estará formada por antihéroes que destruyen los prototipos de estos relatos: el bobo paladín de la ciudad de Rostov, al que su inocencia y desorbitado sentido del honor meterá en más de una situación delicada; la quisquillosa enamorada del héroe; la abuela de esta última, mujer de armas tomar; el egocéntrico, parlanchín, culto y materialista caballo del paladín; el heroico burro de la novia, y el cuasi analfabeto tutor de Alesha.

* Una película de animación que está ya entre mis favoritas; inspiradísima, divertidísima, de humor avasallador, y geniales personajes.

sábado, noviembre 01, 2008

Esmeralda la Zíngara


The Hunchback of Notre Dame
Dir. William Dieterle
EEUU 1939


* “Esmeralda, la zíngara” es uno de mis films clásicos favoritos, de los que más veces he visto. Drama aventuresco, que guarda el espíritu romántico de la historia original (y que parece común en toda la trayectoria del director, independientemente del romanticismo inaugural que desplegara “Nuestra Señora de París”, hace siglo y medio), pero mostrándose bastante recatado a la hora de plasmar la crudeza y visceralidad de algunos pasajes de la obra literaria; inclemencias más presentes en el film de Worsley, con el legendario Lon Chaney.

* Su director, William Dieterle, era un emigrado alemán al que se ofertó dirigir en Estados Unidos. De esta película de 1939 se han hecho ciertas lecturas políticas en relación al horror que en Dieterle causaba la situación de su país y el deplorable y tiránico régimen que lo dominaba. Como habrá millones de films en esa tesitura, no voy a entrar en análisis ninguno sobre un aspecto que, de entrada, me hastía, pero que no está demás señalar, por si alguien quiere embarcarse en autopsias. También quiero señalar, asimismo en relación al origen teutón de Dieterle, que con su llegada a Hollywood aportará al cine norteamericano una superlativa vena romántica, gótica, fantástica, oscura, poética, siempre dentro de los límites marcados por las tendencias de su país de acogida; vena nutrida por su legado expresionista, cuyos cánones se rastrean en muchos fragmentos de esta película, que recordemos, es ya del 39.

* Son muchos los aspectos del film que me fascinan. En primer lugar, está el hecho de ser una más que apreciable adaptación al cine de un autor por mi venerado, como es Víctor Hugo. Remitiéndome a lo escrito más arriba, sin su escabrosidad, la película tiene el tenebrismo, la impronta romántica de la historia original. Complicado es abordar sin profundidad excesiva una obra clásica, tomarse tantas licencias sobre ella, y que salga una obra de tal envergadura.

* Dieterle nos lanza algunas perspectivas parisinas impactantes; podemos deleitarnos con un sinfín de poderosos pasajes e imágenes fantasmales, crípticas, sombrías, vaporosas; entre lo degradado y doliente, y lo majestuoso. Los corruptos e infectos callejones de un París donde aflora la penuria, la depravación; la perversión y el desenfreno, el vicio morboso de las viles diversiones del populacho; solemnes y extraordinarias impresiones del interior de Notre Dame; lóbregas y turbadoras visiones de los corredores y el campanario de la catedral; la pesadilla del devastador tribunal eclesiástico. Pose donde pose la mirada la cámara, tenemos una amalgama de matices sensitivos y emocionales, aunque siempre más escorados a lo decadente que a lo radiante. Matices que impregnan también a los propios personajes, algunos firmemente ligados a ciertas realidades y tonalidades, otros errantes entre diferentes contextos y tendencias. Los mismos paisajes que recorremos con la vista los podemos rastrear en Quasimodo, Esmeralda, Frollo, Clopin, Gringoire, Luis XI… A mi, personalmente me llaman la atención lo complejo de todas estas figuras, y como, al igual que en el cine silente europeo (alemán, ruso), se solicita al espectador un esfuerzo constructivo, al no dárselo todo hecho: leer en los gestos, las miradas, analizar actitudes, casar contextos, para poder conocer lo mejor posible a los personajes, y así poder tener una comprensión más profunda del conjunto de la película; eso sí, cada cual con su interpretación. Cada personaje se convierte así en todo un vasto mundo, cuyo pasado se precipita sobre lo que vemos si le echamos el ánimo de querer perseguirlo.


* La película es además muy ágil. Tiene mucha vidilla, sin baches, ni detenerse demasiado en ninguna secuencia o punto álgido. Y resulta más reconfortante verla si nuestra mente procesa en paralelo a las imágenes. Aunque también se pueda disfrutar de ella como simple película para echar el rato: divertirse con las peripecias de la “Corte de los Milagros”; indignarse con los mecanismos de la iglesia; extasiarse en la galería de imágenes; regalarse algún susto; soltar alguna lagrimilla; emocionarse.



domingo, octubre 12, 2008

Brand Upon the Brain!

Dir. Guy Maddin
Canadá / EEUU 2006

Guy Maddin vuelve a su isla natal a instancias de su madre. En el viaje hacia la isla, y una vez pone pie en tierra, Guy comienza a recordar su infancia, la cual pasó junto a su hermana y a sus padres, que regentaban el faro y el orfanato. Sus recuerdos lo van abismando cada vez más en los oscuros misterios de la isla.



* Si no fuera por el carácter eminentemente guiñolesco de la obra de Maddin, “Brand upon the Brain!” podría ser una de las cintas de terror más vigorosas, impactantes, sórdidas, pero también elegantes, de las últimas décadas. Siempre he dicho que el cine de terror se vería honrado si algunos directores contemporáneos no muy dados al horror se planteasen un escarceo en el género, siempre que se mantuviesen fieles a si mismos. Me encantaría ver a un Hartley, Iwai, o Haneke, acometer una obra de horror genuino. Pero el género parece en manos de cineastas más preocupados por el susto fácil, la barbarie, y el efectismo.
El cine de Maddin, al menos una muestra como puede ser esta, si es encuadrable en el cine de terror, y en el de corte más crudo y desgarrado, matizado y suavizado por lo grotesco y teatral de la puesta en escena y la caracterización; por lo pantomima, aunque mucho menos acusada que en “The Saddest Music in the World”, que es otra obra maestra.

* Con esta nueva entrega el canadiense sube a un nuevo nivel de virulencia y oscurantismo. “Brand…” es una pesadilla de principio a fin, hipnótica y turbadora; una especie de revulsiva y triunfal revisión de los clásicos de Whale, Tourneur, Franju, o Browning; más enraizada en el expresionismo alemán, con toda su carga surrealista y romántica, y en el cine soviético. A toda esa tradición del horror añade Maddin una densa y tensa carga dramática, de trágicas reflexiones e incómodas lecturas, lanzándose sin ambages sobre fondos como el incesto, la homosexualidad, el maltrato infantil, el trastorno mental… Y de todo da una visión lúgubre y desesperanzadora, con todos los personajes totalmente alucinados, embebidos de sus traumas, temores y desvirtuados anhelos; todos vagando en círculos viciosos sin escapatoria, donde las actitudes más heroicas chocan contra un destino que Maddin sabe pintar de la forma más cruel y lapidaria: hay tenemos la doble transformación de la heroína Sis (el personaje quizá más interesante por ese inquietante giro), la futilidad de la presencia de Chance/ Wendy, el frustrante oscilar de Guy, la enfermiza orbita en la dinámica de amor-odio de los dos hermanos alrededor de su madre… y todo evoluciona como en los vapores de un sueño, la remembranza del Guy adulto sobre una niñez cuyo recuerdo le asalta al pisar de nuevo tierra reminiscente, y se evapora como las pesadillas, dejando una sensación desapacible, pero falta de todo alivio en el despertar. La primera secuencia del Guy llegando a la isla, como sus primeros vagabundeos por ella, plasman con una fuerza temible el poder evocador que tienen sobre el protagonista: la imagen depredadora propia de una ilustre “Nosferatu”.

* Maddin usa los recursos del cine clásico y los que le proporcionan los nuevos lenguajes y libertades expresivas para hacer estragos, para crear un monstruo (en muchos sentidos), enlazando un sin fin de secuencias e instantáneas horripilantes, desgarradoras, terribles. Todo lo enternecedor que también está presente en esta película, lo poético, es barrido por la truculenta y despiadada embestida de la pesadilla, convirtiendo lo lírico y candoroso (también muy presente), en pesadumbre. A todo contribuye de la forma más habilidosa la apabullante y sombría música, así como todo el aparato sonoro de la película, que se muestra genial en su forja de la hiriente atmósfera: espeluznante.

* Me quedo con la sensación del vasto potencial del director para el horror, aunque se afán por el patetismo artificioso no sea del todo de mi agrado; y recalco que no está tan presente como en otros de sus films. Una triunfante reconquista por parte de las formas clásicas del horror; un lacerante aquelarre de horror gótico y romántico que desde mi perspectiva barre con todo el terror moderno. Los miedos infantiles plasmados de forma magistralmente artística, entrelazados con una perspectiva de los rincones más oscuros de la mente humana. Un cuento para no dormir. Maddin da lecciones de oscuridad.



lunes, septiembre 29, 2008

Miracle of Giving Fool


Ba:Bo
Dir. Jeong-kwon Kim
Corea del Sur 2008


Ji-ho retorna a Corea tras haber pasado años estudiando en Europa. El pueblecito donde pasó su infancia ya no es el mismo, como tampoco sus habitantes. Se habituará a él de la mano de dos figuras de su infancia, compañeros de clase: Sang-soo, el macarra del colegio, ahora gerente de un bar de alterne, y Seung-ryong, el tonto del pueblo, que trabaja en un puesto de sándwiches.




* Que buena mano tienen los coreanos para hacer lacrimógenos dramas; los hacen como quien improvisa silbando, y siempre tienen un carácter “marca de la casa”: busque, compare, y si encuentra algo mejor… también es coreano.

* La mayor parte del cine coreano tiene tal compostura visual, tal poderosa y enérgica fotografía, tal vidilla, que sus películas son de esas que siempre nos pueden salvar una tarde de domingo. “Quiero ver una película, pero quiero algo ameno y que se deje ver sin contemplaciones”; cierto que en dichos momentos no suelo acudir, como casi todo el mundo, a tontas comedias yankis, o al cine de acción. A mi en esos momentos de “quiero y no puedo” o “tengo que… pero no tengo ganas” me da por el anime, el cine épico… o el coreano. ¿Por qué? ¿Cualquier tipo de cine coreano? Pues si. Hagan lo que hagan estos asiáticos (terror, drama, comedia, acción…), siempre tiene su cine un vigor, una prestancia y un brío que te atrapa y atrae.
En “Miracle of Giving Fool” tenemos la sempiterna fórmula, que tan buen resultado da; que a unas malas resulta, como en este caso, un producto que quizá no sea una obra maestra, ante el que muchos dirán “que cosa más tonta”, que puede estar dentro de lo que para los coreanos sea cine “comercial”, pero que le da mil vueltas a nuestro cine “comercial”, y que a mi me hizo pasar un muy, muy buen rato.

* De nuevo la mezcla de géneros, que siempre llama la atención, y que tan bien queda; que a priori, como en la inusual mezcla de sabores de la cocina oriental, nos roba un “uy uy uy” de suspicacia, pero que al final nos encandila. “Miracle…” no tiene el fondo reflexivo de “Il Mare”, “My Sassy Girl”, “Oasis”, o “Christmas in August”, pero si su empaque, con lo que, si bien no vaya a pasar al olimpo del drama coreano (como las citadas), si deja un muy buen sabor de boca –a mi al menos me lo ha dejado-.

* “Miracle…” es un manso, tierno y sentimental dramita; con mucho humor, pero de lo más inocente; con escarceos románticos de parte de algunos de los personajes; ameno y apacible, pero sin olvidar los absurdos excesos que caracterizan los cómicos dramas coreanos.

* La película presenta a varios personajes en el bucólico ambiente de un invernal pueblecito. Dichos personajes, relacionados en mayor o menor medida con el de Seung-ryong (el tonto del pueblo), nos muestran cada uno su propia historia, relacionada o no con el protagonista, lo que nos ofrece varios relatos paralelos, que sin entrar en excesivo detalle, si que enriquecen el conjunto.


Respecto a los personajes pasa algo que me ha llamado la atención. Lo normal sería que el personaje de Ji-ho (la muchachita que introduce la película; que vuelve a Corea tras años de estancia en Europa) provocara con su regreso una serie de acontecimientos, dada su conexión con algunos personajes, que configurasen la historia narrada. Pero no es así. La inclusión de este personaje sirve de anclaje para retroceder en el tiempo y rememorar pasajes de la infancia de los protagonistas, explicando así las circunstancias actuales. Ji-ho tiene gran presencia en todo el film, es uno de los personajes “principales”, y pese a ello es “cascarilla” en el desarrollo de la historia, teniendo más peso cualquiera de los otros personajes. Es para mi la figura de Sang-soo la más interesante del film, por el personaje en si, la forma en que está construido, y por servir de conexión entre las diferentes historias.
Lo dicho: cándido drama de plácido ambiente. Lo he disfrutado.

sábado, septiembre 27, 2008

Mongol


Dir. Sergei Bodrov

Alemania / Kazajstán / Rusia



* “Mongol” no debiera ser considerada dentro de la oleada de cine “épico” que nos ha desbordado en los últimos años, quizá no se lo podría ni asignar tal calificativo, y por supuesto, aunque aconsejo a todo el mundo que la vea (porque a mi me ha gustado mucho; no hay mejor razón en mi recomendación), no esperéis encontrar un trepidante y grandilocuente espectáculo bélico ni de acción, o de artes marciales… En “Mongol” escasean las grandes batallas y las soflamas al ardor guerrero; el encomio de la figura heroica, del orgullo de raza, y del consumo de esteroides…



Si que hay acción, pero la película se acerca más al cine contemplativo oriental, que a sus corales muestras épicas, y se aleja totalmente del avasallador cine épico occidental, enérgico, excesivo y cargante.

Para empezar, uno podría acercarse a “Mongol” para ver como Gengis Khan, empalmando una enardecida batalla tras otra, se come Asia. No encontrará esto. Se diría que la película cuenta la gestación del héroe, abandonándolo una vez se convierte en Khan de todos los mongoles, pero tampoco, pues no lo presenta como tal, como héroe. La figura cuya vida nos narra es la de un habitante más de las estepas, a quien se le viene encima una labor que el mismo se impone. No es un elegido de los dioses, como tantos “héroes”, y la película se cuida mucho de marcar la diferencia.

Vemos a Temudgin (Gengis Khan) en comunión con la deidad, cumpliendo con sus deberes religiosos y de hombre espiritual, pero estableciendo una línea divisoria clara entre ello y los compromisos y necesidades terrenales, solo afrontables desde el plano humano. La película es mas “terrenal” que “espiritual”, por cuanto que todo el análisis de personalidad, carácter y condición, psicológico, del gran Khan mongol, se ciñe a lo meramente humano, sin filosofía gratuita, ni referencias celestiales, a lo sumo, conexiones con la tradición étnica. En relación a esto, aunque quizá me equivoque, veo alguna que otra analogía entre esta cinta y “Braveheart”, y algún que otro guiño (véase lo del amuleto, el hueso de cuervo blanco; la relación del Khan con su esposa…).

Temudgin representa la libertad, la nobleza, la integridad más que el honor, la dignidad más que el orgullo… no hay exaltación del valor ni la intrepidez, sino de la constancia, la sensatez. Temudgin quiere convertir a cada mongol en un buen mongol “aunque para esto deba matar a la mitad de ellos”, no ilustrarlos, sino ennoblecerlos. Parece que su cruzada se rige por el principio de establecer las condiciones en que esos “buenos mongoles” puedan vivir sin los trances y sufrimientos a los que él mismo ha estado expuesto. Muy significativo es el retrato de cómo el Khan se relaciona con sus tropas y el resto de la comunidad, sean o no mongoles, y de la confrontación con su “hermano”.

Uno de los puntos fuertes de la película es el análisis de caracteres de los personajes, escasitos los principales, pero configurados de la forma más interesante.


* Película dedicada, como otras, a dar una visión diferente -sino más realista, si más digna, según conviene- de figuras históricas denostadas en occidente (Gengis Khan, Atila, Vlad Tepes…), con un estilo contemplativo, un ritmo muy contenido (tranquilos, que también hay algo de acción y hemoglobina), y un atractivo aparato visual y paisajístico que nos sitúa al personaje en su contexto.



* De gran importancia es la historia de amor entre Temudgin y su compañera, pues ilustra enormemente sobre la psique y el carácter del Khan, y de su pareja. Es curioso que, si en la película hay algún héroe, es sin duda Borte (esposa del Khan), por fortaleza, constancia, por no flaquear en su disposición de servir a Temudgin, pero como persona, no como Khan. Respecto a esta relación, la historia de los hijos de Borte, y la imperturbabilidad que supone en el amor entre ambos personajes, es algo digno de reflexión. Especular sobre los personajes y sus relaciones es una gozada en esta película, y quizá su principal virtud, entre las muchas que tiene.

domingo, agosto 24, 2008

The Girl Who Leapt Through Time


Toki o kakeru Shojo
Dir. Mamoru Hosoda
Japón 2006


* ¿Qué harías si pudieses viajar a través del tiempo? Posiblemente aprovecharte de ello, como es el caso de Makoto (protagonista de esta cinta de anime), y acabar aturdido por las consecuencias, que también es el caso.
Últimamente, en cuestiones de anime, me había dedicado a revisar clásicos, con lo que pisaba sobre seguro, porque no encontraba ninguna película de animación que me llamase lo suficientemente la atención. Llevaba un tiempo detrás de esta, pero no me decidía a verla… me alegro de haberlo hecho por fin, porque no tengo más que sumarla a aquellas que siempre recomiendo.

* Su director tiene poco bagaje tras de si, pero ha logrado un trabajo que, si bien visualmente no resalta, simplemente porque opta por la sencillez, no por dejadez o déficit alguno, es complejo intelectualmente, y tiene una buena historia narrada con muy buen pulso.
Cuando digo “intelectualmente” me refiero a que hay un esfuerzo por darle un trasfondo reflexivo. La protagonista, por azar, se encuentra de la noche a la mañana con que puede retroceder en el tiempo, lo que utiliza para intentar evitar situaciones desagradables y enmendar errores: para soslayar el máximo de problemas y preocupaciones posibles. Lo que narra esta película son las complicaciones y problemas adicionales que sobrevienen al no afrontar de forma natural los obstáculos, las situaciones penosas, la realidad. La protagonista cree, con su nueva capacidad, ser el único factor del que depende el curso de los acontecimientos, pero se equivoca, yerra continuamente, y ve como va complicando las cosas cada vez más, hasta lograr situaciones insostenibles. De esta forma la película pasa apaciblemente de la simpática comedia adolescente al sutil drama (suavito), con algún giro extraño que no llego a comprender del todo (cosas del anime), pero dando la sensación de que sus responsables se han preocupado realmente por plantear algo respecto a las relaciones humanas y la responsabilidad. Sobre su dimensión como film de ciencia ficción hay poco que señalar. La película me ha recordado a la coreana “Il Mare”. Tiene al igual que esta una premisa fantástica, también relacionada con desplazamientos temporales, a la que no se presta más atención de la necesaria, pero que da pie a reflexiones y análisis emocionales, que es lo realmente importante. En ambas cintas, creo que ese elemento fantástico representa la tentación de eludir responsabilidades y escapar a la realidad de los protagonistas, que en situaciones difíciles acaban acudiendo a ese inesperado y quimérico recurso, sin plantearse las consecuencias, de forma totalmente irresponsable. Aparte de estas ideas, ambas cintas coinciden en algunos puntos del desarrollo de sus historias, muy especialmente en el del daño que podemos provocar al intentar desprendernos del nuestro. Como digo, en cuanto al elemento de ciencia ficción, no hay que detenerse en él más que para echarse unas risas, porque el meollo del asunto está en las situaciones que para los protagonistas va disparando esta condición de viajeros del tiempo.

* Algo que me ha gustado bastante es que presenta ese poder sin igual (viajar en el tiempo) de forma diferente al montón de películas que hay sobre el tema. Desde el principio lo muestra como algo peligroso e insensato, ya que Makoto solo puede retroceder en el tiempo sin saber cuanto retrocederá, y exclusivamente poniendo en riesgo su integridad, ya que solo se produce el salto temporal cuando Makoto se lanza temerariamente a romperse la crisma.




* Película que intenta enseñarnos que a más enrevesadamente intentemos eludir los problemas, más serán los que nos granjeemos, y que la manera más simple de salvar obstáculos será siempre la mejor, por comprometida que parezca.

sábado, agosto 16, 2008

Dentro del Laberinto



Labyrinth
Dir. Jim Henson
Reino Unido / EEUU 1986

Sarah es una jovencita que pasa su tiempo libre rodeada de juguetes y cuentos, cuentos y juguetes, sin prestar atención a que debe ir madurando. En un arrebato de rencor hacia sus “crueles” padres, que le hacen pasar la noche cuidando a su hermanito, pide a los goblins (una suerte de duendecillos) que se lo lleven consigo. Obedientes estos, obligarán a la joven a introducirse en su fantástico mundo para rescatar al pequeño.

* Creo que “Dentro del Laberinto” ha llegado ya a alcanzar ese estatus de “película necesaria” al que se llega en mi estima cuando algún film supera la media docena de veces visto, que ya es cuando uno teme que se está enganchando a verlo de vez en cuando. Ya no es que el cuerpo te pida ver cine, o cierto tipo de cine, es que te pide una película en concreto. Esta es una de ellas.

A mi me pasa algo que no se si le pasará al resto de aficionados al cine de mi edad: tengo buenos recuerdos asociados a películas de los años 80; de vez en cuando veo alguna y me trae nostalgia, pero la mayoría de las veces que me pongo voluntariamente ante una muestra de cine ochenteno, sobre todo ante películas familiares, se me suele hacer pesado, como si la configuración de mi cabeza no fuese ya proclive a disfrutar con cierto cine de corte aventuresco-infantil-amable. Por otro lado hay ejemplos de ese cine, que a lo tonto vimos hace dos décadas, y que suele salir de suelo europeo, que si me sigue cautivando; como la película de que me ocupo ahora.

* Varias cintas fantásticas en los años precedentes fueron preparando el terreno para que “Dentro del Laberinto” calase hondo y fuera muy bien recibida por el público. Recogía elementos que estaban en boga, con una ambientación atrayente por aquella época, y ofrecía una historia y unos personajes más elaborados de lo normal para una película claramente infantil, aunque algunas figuras salidas de la imaginación de Henson sean sorprendentemente grotescas para presentarlas ante los ojos de los más pequeños.

* Desde la primera escena esta película me trae a la mente otras tantas grandes obras, tanto dentro de la fantasía, como también, aunque suene raro, del horror; señalando, ya de paso, que la primera secuencia me parece sublime y muy hermosa. Me recuerda esta la obra de Neil Jordan “En Compañía de Lobos”, por la jovencita en pleno proceso de madurez, entre la infancia y una adultez incipiente, que viene cargada de responsabilidades que suponen una carga, y ante cuya perspectiva se desboca la imaginación de las muchachas. En otra película que allana el terreno para el éxito del film de Henson, “La Historia Interminable”, tenemos el mismo planteamiento, el joven retraído, incapaz de enfrentarse al mundo adulto al que se avecina, que se refugia en su imaginación, y en los cuentos e historias a través de los que escapa a su situación, que le proporcionan los elementos deformadores de su realidad, y que conforman el mundo que veremos desfilar en estos films. En cada uno de ellos, el protagonista emprende un viaje de aprendizaje e iniciación del que regresará más maduro y capaz de enfrentarse al mundo que le rodea.


Por supuesto es innegable la influencia de “Alicia en el País de las Maravillas”, o de toda la obra anterior de Jim Henson: películas como “Cristal Oscuro”. En muchas escenas resuenan ecos de otras obras. Pienso en Cocteau al ver la escena del pozo de las manos (y no menos en Lewis Carroll), en “El Fantasma de la Ópera” de Rupert Julian al ver la escena del grotesco baile de máscaras, o en “El Mago de Oz” al ver la compañía de Sarah.

Aparte de todo esto es innecesario mencionar la gran deuda de esta película con los cuentos populares y la literatura romántica.
Respecto al cine posterior, es indiscutible el hecho de que este tipo de películas han quedado desacreditadas y vilipendiadas por el espectro de población al que van dirigidas, y que el cuento y la fantasía, o es espectacular (Señor de los Anillos, Narnia…), o las nuevas juventudes contemporáneas se ríen de ella. Aun así, la recta final del film de Henson me hace pensar en el parecido que guarda toda ella, y no solo por su título, con la reciente “El Laberinto del Fauno” de Guillermo del Toro, la cual no es de mi agrado, pero quede ahí la mención.

* “Dentro del Laberinto” es una oscura historia, que con malicia podría haber dado de si una obra de horror bastante tenebrosa, pero que se mantiene en los márgenes dados por el cine infantil, teatral de corte cómico, y aleccionador.
Como cuento que es, tiene su discurso moral, más elaborado y con más recursos simbólicos que gran parte del cine con el que podríamos compararla, cosa que también podríamos decir de sus personajes, cada uno de los cuales es una reflexión en si.
Jareth, Rey de los Goblins, que representa la tentación y la resistencia de Sarah a desprenderse de su infancia, mientras introduce una dimensión sexual y equívoca solapada, que viene a exponernos la confusión de la protagonista ante su futuro, y sus miedos; la forma de procesar los cambios que se avecinan o ya acontecen. Su madrastra (madrastra malísima de cuento) y su familia serían el cauce normal, al que se resiste, a través del cual Sarah debiera madurar, mientras que su mundo de fantasía es la senda que ella querría seguir, que le ofrece un camino más atractivo a recorrer. Como en otras cintas del estilo, el mundo fantástico, oscuro y desconocido, feérico, que a veces se identifica con el mal, con el infierno, es en si el mundo de los miedos, el desconcierto, y la aprensión: la propia mente del sujeto, galimatías que desde el seno familiar y social (mundo contrapuesto al fantástico) se pretende controlar. Por ello, tanto Jareth como sus goblins son personajes ambiguos y turbios,
duales, que solo representan el “mal” desde el recelo, pero no siendo más que producto de las ensoñaciones de una mente turbulenta como la de la joven protagonista. Otros personajes como Hoggle (mi favorito), Dudo, o Didymus, los compañeros de fatigas de Sarah, ilustran sobre valores, y sobre no confiar en el mundo de las apariencias, clave en esta historia. Otro personaje a destacar, aunque muy fugaz, es el de la viejecita que intenta sepultar a Sarah con las bagatelas de su infancia (escena magistral).

* En fin, montones de personajes, escenas, ideas, y escenarios fabulosos, para una película magnífica y no todo lo infantil que pueda parecer; que tiene ya más de 20 años… que ya es hora de que la vean los rezagados.