domingo, agosto 24, 2008

The Girl Who Leapt Through Time


Toki o kakeru Shojo
Dir. Mamoru Hosoda
Japón 2006


* ¿Qué harías si pudieses viajar a través del tiempo? Posiblemente aprovecharte de ello, como es el caso de Makoto (protagonista de esta cinta de anime), y acabar aturdido por las consecuencias, que también es el caso.
Últimamente, en cuestiones de anime, me había dedicado a revisar clásicos, con lo que pisaba sobre seguro, porque no encontraba ninguna película de animación que me llamase lo suficientemente la atención. Llevaba un tiempo detrás de esta, pero no me decidía a verla… me alegro de haberlo hecho por fin, porque no tengo más que sumarla a aquellas que siempre recomiendo.

* Su director tiene poco bagaje tras de si, pero ha logrado un trabajo que, si bien visualmente no resalta, simplemente porque opta por la sencillez, no por dejadez o déficit alguno, es complejo intelectualmente, y tiene una buena historia narrada con muy buen pulso.
Cuando digo “intelectualmente” me refiero a que hay un esfuerzo por darle un trasfondo reflexivo. La protagonista, por azar, se encuentra de la noche a la mañana con que puede retroceder en el tiempo, lo que utiliza para intentar evitar situaciones desagradables y enmendar errores: para soslayar el máximo de problemas y preocupaciones posibles. Lo que narra esta película son las complicaciones y problemas adicionales que sobrevienen al no afrontar de forma natural los obstáculos, las situaciones penosas, la realidad. La protagonista cree, con su nueva capacidad, ser el único factor del que depende el curso de los acontecimientos, pero se equivoca, yerra continuamente, y ve como va complicando las cosas cada vez más, hasta lograr situaciones insostenibles. De esta forma la película pasa apaciblemente de la simpática comedia adolescente al sutil drama (suavito), con algún giro extraño que no llego a comprender del todo (cosas del anime), pero dando la sensación de que sus responsables se han preocupado realmente por plantear algo respecto a las relaciones humanas y la responsabilidad. Sobre su dimensión como film de ciencia ficción hay poco que señalar. La película me ha recordado a la coreana “Il Mare”. Tiene al igual que esta una premisa fantástica, también relacionada con desplazamientos temporales, a la que no se presta más atención de la necesaria, pero que da pie a reflexiones y análisis emocionales, que es lo realmente importante. En ambas cintas, creo que ese elemento fantástico representa la tentación de eludir responsabilidades y escapar a la realidad de los protagonistas, que en situaciones difíciles acaban acudiendo a ese inesperado y quimérico recurso, sin plantearse las consecuencias, de forma totalmente irresponsable. Aparte de estas ideas, ambas cintas coinciden en algunos puntos del desarrollo de sus historias, muy especialmente en el del daño que podemos provocar al intentar desprendernos del nuestro. Como digo, en cuanto al elemento de ciencia ficción, no hay que detenerse en él más que para echarse unas risas, porque el meollo del asunto está en las situaciones que para los protagonistas va disparando esta condición de viajeros del tiempo.

* Algo que me ha gustado bastante es que presenta ese poder sin igual (viajar en el tiempo) de forma diferente al montón de películas que hay sobre el tema. Desde el principio lo muestra como algo peligroso e insensato, ya que Makoto solo puede retroceder en el tiempo sin saber cuanto retrocederá, y exclusivamente poniendo en riesgo su integridad, ya que solo se produce el salto temporal cuando Makoto se lanza temerariamente a romperse la crisma.




* Película que intenta enseñarnos que a más enrevesadamente intentemos eludir los problemas, más serán los que nos granjeemos, y que la manera más simple de salvar obstáculos será siempre la mejor, por comprometida que parezca.

sábado, agosto 16, 2008

Dentro del Laberinto



Labyrinth
Dir. Jim Henson
Reino Unido / EEUU 1986

Sarah es una jovencita que pasa su tiempo libre rodeada de juguetes y cuentos, cuentos y juguetes, sin prestar atención a que debe ir madurando. En un arrebato de rencor hacia sus “crueles” padres, que le hacen pasar la noche cuidando a su hermanito, pide a los goblins (una suerte de duendecillos) que se lo lleven consigo. Obedientes estos, obligarán a la joven a introducirse en su fantástico mundo para rescatar al pequeño.

* Creo que “Dentro del Laberinto” ha llegado ya a alcanzar ese estatus de “película necesaria” al que se llega en mi estima cuando algún film supera la media docena de veces visto, que ya es cuando uno teme que se está enganchando a verlo de vez en cuando. Ya no es que el cuerpo te pida ver cine, o cierto tipo de cine, es que te pide una película en concreto. Esta es una de ellas.

A mi me pasa algo que no se si le pasará al resto de aficionados al cine de mi edad: tengo buenos recuerdos asociados a películas de los años 80; de vez en cuando veo alguna y me trae nostalgia, pero la mayoría de las veces que me pongo voluntariamente ante una muestra de cine ochenteno, sobre todo ante películas familiares, se me suele hacer pesado, como si la configuración de mi cabeza no fuese ya proclive a disfrutar con cierto cine de corte aventuresco-infantil-amable. Por otro lado hay ejemplos de ese cine, que a lo tonto vimos hace dos décadas, y que suele salir de suelo europeo, que si me sigue cautivando; como la película de que me ocupo ahora.

* Varias cintas fantásticas en los años precedentes fueron preparando el terreno para que “Dentro del Laberinto” calase hondo y fuera muy bien recibida por el público. Recogía elementos que estaban en boga, con una ambientación atrayente por aquella época, y ofrecía una historia y unos personajes más elaborados de lo normal para una película claramente infantil, aunque algunas figuras salidas de la imaginación de Henson sean sorprendentemente grotescas para presentarlas ante los ojos de los más pequeños.

* Desde la primera escena esta película me trae a la mente otras tantas grandes obras, tanto dentro de la fantasía, como también, aunque suene raro, del horror; señalando, ya de paso, que la primera secuencia me parece sublime y muy hermosa. Me recuerda esta la obra de Neil Jordan “En Compañía de Lobos”, por la jovencita en pleno proceso de madurez, entre la infancia y una adultez incipiente, que viene cargada de responsabilidades que suponen una carga, y ante cuya perspectiva se desboca la imaginación de las muchachas. En otra película que allana el terreno para el éxito del film de Henson, “La Historia Interminable”, tenemos el mismo planteamiento, el joven retraído, incapaz de enfrentarse al mundo adulto al que se avecina, que se refugia en su imaginación, y en los cuentos e historias a través de los que escapa a su situación, que le proporcionan los elementos deformadores de su realidad, y que conforman el mundo que veremos desfilar en estos films. En cada uno de ellos, el protagonista emprende un viaje de aprendizaje e iniciación del que regresará más maduro y capaz de enfrentarse al mundo que le rodea.


Por supuesto es innegable la influencia de “Alicia en el País de las Maravillas”, o de toda la obra anterior de Jim Henson: películas como “Cristal Oscuro”. En muchas escenas resuenan ecos de otras obras. Pienso en Cocteau al ver la escena del pozo de las manos (y no menos en Lewis Carroll), en “El Fantasma de la Ópera” de Rupert Julian al ver la escena del grotesco baile de máscaras, o en “El Mago de Oz” al ver la compañía de Sarah.

Aparte de todo esto es innecesario mencionar la gran deuda de esta película con los cuentos populares y la literatura romántica.
Respecto al cine posterior, es indiscutible el hecho de que este tipo de películas han quedado desacreditadas y vilipendiadas por el espectro de población al que van dirigidas, y que el cuento y la fantasía, o es espectacular (Señor de los Anillos, Narnia…), o las nuevas juventudes contemporáneas se ríen de ella. Aun así, la recta final del film de Henson me hace pensar en el parecido que guarda toda ella, y no solo por su título, con la reciente “El Laberinto del Fauno” de Guillermo del Toro, la cual no es de mi agrado, pero quede ahí la mención.

* “Dentro del Laberinto” es una oscura historia, que con malicia podría haber dado de si una obra de horror bastante tenebrosa, pero que se mantiene en los márgenes dados por el cine infantil, teatral de corte cómico, y aleccionador.
Como cuento que es, tiene su discurso moral, más elaborado y con más recursos simbólicos que gran parte del cine con el que podríamos compararla, cosa que también podríamos decir de sus personajes, cada uno de los cuales es una reflexión en si.
Jareth, Rey de los Goblins, que representa la tentación y la resistencia de Sarah a desprenderse de su infancia, mientras introduce una dimensión sexual y equívoca solapada, que viene a exponernos la confusión de la protagonista ante su futuro, y sus miedos; la forma de procesar los cambios que se avecinan o ya acontecen. Su madrastra (madrastra malísima de cuento) y su familia serían el cauce normal, al que se resiste, a través del cual Sarah debiera madurar, mientras que su mundo de fantasía es la senda que ella querría seguir, que le ofrece un camino más atractivo a recorrer. Como en otras cintas del estilo, el mundo fantástico, oscuro y desconocido, feérico, que a veces se identifica con el mal, con el infierno, es en si el mundo de los miedos, el desconcierto, y la aprensión: la propia mente del sujeto, galimatías que desde el seno familiar y social (mundo contrapuesto al fantástico) se pretende controlar. Por ello, tanto Jareth como sus goblins son personajes ambiguos y turbios,
duales, que solo representan el “mal” desde el recelo, pero no siendo más que producto de las ensoñaciones de una mente turbulenta como la de la joven protagonista. Otros personajes como Hoggle (mi favorito), Dudo, o Didymus, los compañeros de fatigas de Sarah, ilustran sobre valores, y sobre no confiar en el mundo de las apariencias, clave en esta historia. Otro personaje a destacar, aunque muy fugaz, es el de la viejecita que intenta sepultar a Sarah con las bagatelas de su infancia (escena magistral).

* En fin, montones de personajes, escenas, ideas, y escenarios fabulosos, para una película magnífica y no todo lo infantil que pueda parecer; que tiene ya más de 20 años… que ya es hora de que la vean los rezagados.

miércoles, agosto 13, 2008

Persépolis



Dir. Vincent Paronnaud y Marjane Satrapi
Francia / EEUU 2007




* Otra de esas muestras de animación que van despojando al género de la manida denominación de “dibujitos animados”. Un film basado en un afamado comic, que da a la animación una dimensión y alcance inusual, y casi incomprendido en occidente. El cine de animación como vehículo artístico y de expresión total.

* “Persépolis” es una obra autobiográfica de Marjane Satrapi, que aquí dirige junto a Vincent Paronnaud un film en blanco y negro, de un calado artístico e intelectual enorme, que me ha emocionado y hecho reflexionar continuamente.



* A priori se podría presentar la película como un análisis y exposición de los avatares históricos, políticos y sociales del Irán de las últimas décadas. Y es así, pero también es una obra personalísima, no tanto en cuanto a que plasme la visión política y social de la autora, sino más bien porque en su trabajo Satrapi imprime su experiencia vital total, y su vivencia íntegra, ligada o no a las circunstancias de su vida y su país. “Persépolis” despliega ante nosotros la vida confesa de esta mujer, combinando sus diferentes inquietudes, en un alarde de sensibilidad, tacto y saber hacer; echando sobre su pasado una mirada irónica, alegre, crítica, melancólica, emotiva, rabiosa…, sabiendo en cada momento el trato que dar a cada episodio, a cada recuerdo, a cada imagen.

* Es una animación de lo más sencilla, supuestamente del todo cumplidora con el diseño del comic; con algunos arranques surrealistas, otros impactantes, detallistas, y con un sempiterno tono tenebroso y turbio, entristecido, que no logra dejarnos ni en los momentos más cómicos, porque toda la comicidad del film se vuelca sobre circunstancias cuando menos desagradables o penosas: una forma de digerir el pasado.

* Como digo, la película es una serie de miradas a la vida de Satrapi: miradas de nostalgia, sobre todo hacia su familia, y también hacia los esfuerzos reformistas de parte de su pueblo; miradas de rencor y aversión hacia ciertos elementos sociopolíticos, no solo de su país, sino también occidentales; y miradas hacia si misma, alguien que desde la niñez ya apuntaba maneras: la perpetua rebeldía, la indignación ante las injusticias, la sensibilidad exacerbada, el continuo descontento, la lucha interna, la inquietud… Memorias de una juventud vapuleada, zarandeada por las circunstancias, que va cobrando cada vez mayor conciencia de que solo en su interior cobrará fuerzas para enfrentarse a su entorno, sea cual sea. De ahí esa constante amargura, por la incesante sensación de contrariedad, de desilusión y decepción. Y miradas certeras, dolientes, burlonas, apenadas, o reivindicativas, siempre según la situación lo requiera, sin ninguna salida de tono, ningún arrebato brusco o desatinado: un film en clave emocional, íntimo; una invitación al mundo interior de Marjane, pero a lomos del relato de la historia reciente de Irán. Una película para emocionarse con las transformaciones del mundo contemporáneo, y su influencia sobre cada uno de nosotros.