jueves, septiembre 17, 2009

Millennium Actress

Dir. Satoshi Kon
Japón 2001


No estoy realmente seguro de si fue “Millennium Actress” la primera película que vi de Satoshi Kon, pero de lo que no tengo duda alguna es de que es mi favorita, y una de las cumbres del anime, según yo lo veo.
Ya la primera secuencia, en la que presenta al personaje de Tachibana, me gana para esta película: un director de cine, enamorado de este, y obsesionado con la actriz Chiyoko Fujiwara, se pasa el día enfrascado en las películas de esta actriz. Toda esa secuencia me sedujo, porque sin llegar a su nivel de obsesión, yo también tengo mi propio refugio apartado del mundanal ruido; mi habitáculo donde pulsar “play” y perderme entre las tramas y personajes del cine.
Ese amor platónico que Tachibana siente por Chiyoko, por su trabajo, por una actriz ya muy, muy entrada en años, es entrañable y emociona, pero todo lo que se desplegará posteriormente es apasionante.
Chiyoko, que accede a entrevistarse con Tachibana y un cámara para dar rienda suelta a sus recuerdos, por desahogarse, y quizá por dejarlos plasmados antes de que su fatigada mente los destruya o desvirtúe, se irá encontrando con que ese desconocido cineasta ha jugado un papel crucial en su vida, y que pese a haber venido movido por la ilusión de estar cara a cara con la actriz, y realizar su documental, ayudará de forma especial a esta a asimilar sus recuerdos y darles sentido.
Desde el momento que comienza la entrevista se funde realidad y fantasía, se entrelazan las memorias de la vida de la actriz, sus recuerdos de la vida cotidiana con los de sus películas, en una admirable simbiosis, donde aunque podamos distinguir entre “realidad” y “ficción”, parece que no haya línea divisoria alguna, pues las inquietudes y sentimientos de Chiyoko, desde su juventud, siempre estuvieron condicionando su trabajo en el cine.



Los esfuerzos de Chiyoko por ir dando forma a sus recuerdos, ensamblarlos para presentarlos de forma que expliquen su vida, y hacérsela entender a sus invitados, es sublime, y la historia de amor que supone, de un amor espléndido y puro, es de lo más bello, y también triste, que he visto en el cine, el cual Chiyoko rinde en aras de su ideal y su búsqueda.
La detallista, exuberante y bella animación, y la magnífica música acompañan de forma perfecta esta triste y hermosa historia, que tiene algunos crescendos y picos de exaltación y lirismo arrolladores, tanto en lo visual como en lo emocional.
Para aficionados al anime que quieran darse un poético banquete visual y de sensaciones; para románticos empedernidos, y para todo aquel que haya corrido tras una ilusión, una sombra, o una quimera.