martes, mayo 08, 2007

Kytice


Dir. F.A. Brabec
República Checa 2000

La mirada que Brabec lanza sobre los poemas contenidos en “Kytice”, libro de K.J. Erben, figura emblemática del romanticismo checo, que se dedicó en esta obra a recuperar algunos mitos, cuentos y leyendas de su pueblo.


* La introducción a la película, la secuencia inicial de créditos, articulada sobre la primera de las baladas que nos presentan, “Kytice”, es ya toda una declaración de principios, o mejor dicho, de inclinaciones y vocaciones. Nos introduce de lleno en el mundo ebrio de poesia, dolor y belleza, con que este film homenajea a Karen Jaromir Erben, figura capital del romanticismo checo.


Desde la primera escena se alza ya desafiante el espíritu con el que se me encandila hasta el final. Un espíritu puro, libre y luminoso; también impetuoso, y armado de unos versos, que no por bellos dejan de ser trágicos y oscuros, cargados de una musicalidad fascinante, y portadores de hermosas imágenes.

* Película abocada a los festivales, destinada a subyugar a unos pocos atolondrados que aun no saben en que época viven; tan condenadamente el film está arrebatado por el espíritu y la esencia del romanticismo de siglos pasados. Con un pie en la poesía y otro en la fantasía, el folklore, y los cuentos de hadas, supone un estallido de vida y dolor que se escucha más allá de esa propia vida. El film es ante todo un minucioso ejercicio de estilo que con ahínco busca casar el infarto provocado por la belleza con el provocado por la tragedia y el horror; ejercicio arrebatado por el ánimo de intentar captar el alma del poeta. Pese a ese talante, al desarrollarse sobre la base de una poesía narrativa, la película y las baladas no dejan de tener su interés en otros aspectos, no solo el técnico y superficial, y a veces la intensidad dramática y pasional que se logra es impresionante.
Así ocurre en la segunda de las baladas, “Vodnik”, quizá mi favorita. Preciosista a más no poder, con una cadencia hipnótica y una turbadora belleza en sus imágenes. Terrible balada, de fantástica historia sobre el amor entre seres de mundos diferentes (aunque siempre es así, incluso en la vida real), que se va deslizando grácil desde lo seductor hacia lo pavoroso de forma turbulenta y angustiosa. Me gusta como contrapone la naturaleza humana a la de esos seres elementales, seres de impulsos vehementes y horribles, pero francos y puros, libres de la corrupción del corazón humano. Ya en esta balada tenemos algún escarceo con el terror y el gótico. Esto se amplifica en “Svatební Košile”, cuento popular que si conocía ya previamente, sobre como las lágrimas por el amante pueden traernos de nuevo a este, se encuentre donde se encuentre. Su corto prólogo y toda la parte final son increíbles, macabramente hermosos y aterradores; de lóbrego sentido del humor. La cuarta balada, “Polednice”, aparca la vena poética del film, pero no su fuerza y crudeza. “Zlatý Kolovrat”, es junto con “Vodnik”, aquellas baladas mas deudoras de la tradición del cuento de hadas. La dos últimas, muy breves, vuelven a la carga con su dolorosa poesía. En “Dcerina Kletba” se nos expone el sentimiento atroz de quien se hace cargo, sin tiempo de tomar venganza, o para recibir compensación alguna, de que ha sido víctima de la ruindad de los demás. Impresionante de verdad. “Štedrý den”, en un nuevo giro hacia el goticismo lírico, nos muestra la impía superstición cebándose en la inocente juventud.

* En general, cada balada, debido a las fuentes del cuento oral donde bebe, encierra una lección moral, desfigurada por el espíritu del poeta, y la posterior visión del cineasta. Trata aspectos oscuros del ser humano, pero también nos habla del amor, la juventud, la ilusión; siempre con una visión rematadamente trágica o sombriamente pasional.
Todas las historias pueden resultar rígidas y arquetípicas, pero el esfuerzo de dotarlas de vida, captando su alma a través del ritmo, el verso, una imagen esplendida, como también lo es la música, a mi me convence sobradamente, en lo cual no pensaba mientras disfrutaba embobado de este mundo regalado.

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