viernes, octubre 06, 2006

Jane Eyre


Dir. Franco Zeffirelli
Francia / Italia / Gran Bretaña 1996


Tras años de privaciones y maltratos; de una infancia gris y amarga, con la pérdida de sus padres y su tío; de haber pasado su infancia y juventud entre seres despreciables y en un sórdido orfanato, parece que la vida de Jane va a tomar un nuevo rumbo.
No solo ha conseguido sobrevivir al orfanato, sino que ha llegado a convertirse en maestra, y ahora esa formación lograda a base de esfuerzos le permitirá abandonar el orfanato y comenzar una nueva vida; empezando por un trabajo de institutriz al cuidado de la pequeña hija de un gran señor.
El pasmo por la magnificencia de su nuevo entorno y por la cordialidad de quienes le rodean dará paso a una existencia plácida y tranquila. Esta serenidad durará tan solo unos meses, hasta la llegada del señor Rochester.
El dueño de Thornfiled Hall es un hombre de personalidad y carácter fuerte, desabrido y hosco; pero también noble e inteligente. En cierta medida, él y Jane se parecen mucho, lo que hará que se sientan atraídos el uno por el otro. Pero esta atracción se ve truncada por el complejo de Jane y el turbio y oscuro pasado de él, añadiendo aun más desconsuelo a sus vidas.


* Jane Eyre de Zeffirelli es de las pocas películas que he visto basadas en un clásico de la literatura, que se ven sin caer en el hábito de hacer continuamente, queriendo o sin querer, comparaciones con el libro. Esta película tiene tal solidez y calidad que se impone por si misma sin recurrir a las tan manidas referencias a la obra en que se basa.
De todos modos, yo diría que si no se puede evitar el cotejar, pocos de los que disfrutaron con la novela acabarán muy decepcionados con la película. Dejando de lado el hecho de que toda adaptación cinematográfica es una simplificación brutal e integral, en todos los aspectos, de una obra literaria, se puede decir que, en líneas generales, se ha respetado la obra; desde la línea narrativa a la caracterización de los personajes. Podría decir que el film es fiel al libro. Esto último a veces parece suponer una alabanza completa y definitiva a una película, como si esta, respetando el libro resolviera la cuestión de su calidad y solvencia. La cuestión es que, pese a que yo mismo lo acabo de soltar, una película no puede ser fiel a un libro, como silbar una melodía no puede ser fiel a una obra de Wagner o Chopin. Fuera de esto, esta película, además de no permitirse más licencias de las permitidas a la hora de ceñirse al devenir narrativo del relato, así como a la naturaleza de los personajes, tiene la virtud de que se erige en obra en sí, sin pretensión de analogía, pero que refleja una especial sensibilidad de sus responsables hacía la novela de la que parte.
La película comienza con unos minutos que, a modo de introducción, nos narrarán las desventuras de la joven Eyre, con su tía y en el orfanato. Dicha especie de prólogo está bien llevado. A mi personalmente ni me sedujo, ni me resultó enojoso, pero es a partir del momento en que Jane, ya adulta, abandona la institución para ir al encuentro de su nueva vida, cuando un inspirado Zeffirelli pone en juego toda su destreza y borda una obra magnífica y convincente donde destacan varios elementos.

* En primer lugar, tenemos una ambientación de época espléndida; con una fotografía magnífica. Tanto los bellos y bucólicos paisajes de la campiña inglesa donde se enclava Thornfield Hall, como la propia mansión donde acabará Jane de institutriz, son majestuosos y logran verdaderamente la atmósfera precisa que requiere la historia. La presencia de la mansión es impresionante; tanto el exterior como el interior, recreando una ambientación gótica logradísima donde dar rienda suelta a esta historia oscura y de intensa carga emocional. El aspecto laberíntico y semiabandonado del interior del edificio resulta imponente y, a ratos, desolador; desconcertante; perfecto para desarrollar el relato. En general, todo el aspecto estético, de recreación y ambientación, es impresionante. Un poco de decadente belleza y de goticismo misterioso e inquietante; sutil pero a la vez opresivo.

* Aparte de la ambientación de lujo, conseguidísima, contribuye a atrapar al espectador una historia desarrollada con un pulso certero y diestro, afianzando una narración vigorosa de ritmo ágil. Si a esto añadimos lo emocionante del relato; desgarrador a veces, con su componente de misterio, y unos personajes atrayentes y cincelados psicológica y emocionalmente con maestría, tenemos unos cuantos ingredientes para elaborar todo un manjar cinematográfico.

* Por último, añadir que William Hurt y Charlotte Gainsbourg nos regalan unas interpretaciones intensas, poderosas, y realmente convincentes e intachables. Gran parte de la impresión que me causó esta película quizá se deba al trabajo que en ella realizan estos dos actores. Las secuencias en que sus personajes llevan conjuntamente la voz cantante son soberbias. Nada de excesos ni exageración gratuita. Conducen sus personajes con la fuerza y dramatismo que estos exigen. Perfectos.

* En definitiva, película intensa, enérgica y dramática; tenebrosa y inquietante por momentos; de un romanticismo oscuro y exaltado; hermosa y emocionante. Poderosa imaginería, interpretaciones apabullantes, historia y personajes fascinantes, ... Para los amantes del goticismo y el romanticismo trasnochado, así como del cine consistente y hecho con convicción y determinación.

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