domingo, septiembre 17, 2006

Un Tranvía Llamado Deseo


A Streetcar Named Desire
Dir. Elia Kazan
EEUU 1951



Blanche, tras haber perdido toda la fortuna familiar en su ciudad natal, resuelve visitar a su hermana Stella y a su marido Stanley, con la esperanza de forjarse una vida cerca de ellos, en Nueva Orleáns, y olvidar el pasado. Pero la pérdida de las posesiones familiares por el derroche de sus antepasados e ineludibles y recientes gastos no convence del todo a Stanley. Este no se deja engañar por las remilgadas maneras de Blanche, por su esmerada educación. Es una intromisión indeseada en su vida, no soporta sus escrúpulos, y le exige sinceridad sobre sus propósitos, asi como sobre los verdaderos otivos que la han llevado hasta allí. Ante el mutismo de esta, su empeño en defender que ya les ha referido todo, Stanley decide indagar en su vida por cuenta propia. Así descubre, no solo que tiene un reciente pasado oculto, sino que este es lo suficientemente escabroso como para poner en peligro la estabilidad y el honor de todos si permite que Blanche continúe conviviendo con ellos.
A partir de aquí comenzará un tira y afloja entre todos los protagonistas de la historia, en el que ineludiblemente algunos saldrán mal parados.

* Apoteósica. Absolutamente impresionante. Tan solo la demoledora interpretación de Marlon Brando sería suficiente para encumbrar este film. Pero es que todo el elenco de actores hace un trabajo colosal, como embebidos de la sombría puesta en escena de una sórdida Nueva Orleáns. Las destempladas interpretaciones en ese ambiente en penumbra que domina todo el film, trasmiten perfectamente y de forma apabullante el debate interior que la llegada del personaje de Blanche ha provocado en todos los que la rodean. Su aparición desata un conflicto de afectos e inclinaciones entre todos los personajes, situándolos en una encrucijada donde perderán algo, sea cual sea el camino que elijan. Blanche (Vivien Leigh) supone el elemento de discordia que viene a interponerse en el, hasta el momento, feliz matrimonio entre su hermana Stella y su marido Stanley, viniendo por si sola a desestabilizar la relación. El progresivo descenso de Blanche hacía la locura, parejo a las revelaciones sobre su pasado, y a la desestabilización de las corrientes y sencillas vidas que hasta entonces llevaron los protagonistas, esta desarrollado de forma magistral. El derrumbe emocional de Blanche, y el naufragio de su cordura, son transmitidos de forma brutal.
Visto de lejos, Stanley (Marlon Brando) podría bien ser considerado el villano de la historia; para mi es el único que logra hacer frente, y se arriesga a desafiar el delicado trance en que Blanche los ha arrojado a todos. Como todos, sacrificará algo en la lucha, pero es mejor que cruzarse de brazos y ver como se desintegra el mundo que se ha ido forjando. Blanche, independientemente de los sentimientos contrapuestos que nos pueda despertar, no deja de ser el elemento extraño, primero admitido, y mas tarde rechazado por la amenaza que a la estabilidad de todos representa. La amalgama de sentimientos y emociones cruzadas con que, sin concesiones, la película bombardea al espectador la hace casi cruel. Una película obligatoria.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De esta película sobre todo destacaría la sensualidad de todo el film en general, esa atmósfera de calor que ayuda a desencadenar pasiones, esa sensación de ahogo que también da ese calor.

Antonio Rando dijo...

Bien señalado, la verdad es que la sensualidad del film junto al ambiente sofocante que inunda todo son un elemento a destacar en la historia que se desarrolla. Son cosas que se le escapan a uno, pero que al caer en la cuenta dan más riqueza a la propuesta.