viernes, octubre 13, 2006

Three Times (Tiempos de Amor, Juventud y Libertad)

Zui hao de shi guang
Dir. Hou Hsiao-Hsien

Taiwán / Francia 2005


1966, Kaohsiung: Un Tiempo para el Amor.

A los billares donde Chen suele ir a jugar unas partidas de vez en cuando llega una nueva chica a trabajar, May. Ambos se atraen, pero Chen debe irse a hacer el servicio militar; prometen escribirse. Un tiempo después, durante un permiso, Chen vuelve para visitar a May, descubriendo que se ha marchado a trabajar a otra ciudad. No cejará en su empeño hasta dar con ella.

1911, Dadaocheng: Un Tiempo para la Libertad.

Historia de amor imposible entre un diplomático y una cortesana durante la invasión Japonesa de Taiwán. Las circunstancias de ambos y el momento histórico que viven impiden su relación.

2005, Taipei: Un Tiempo para la Juventud.

Jing es una extravagante cantante de trip-hop que engaña a su novia con Zhen, un fotógrafo, el cual hace lo propio con la suya. Ambos se enfrascan en una relación de amor disipado.



* Three Times es cine artesanal e intimista, cuya modestia y sencillez embellecen aún más las imágenes que desfilan ante el espectador. Nos ofrece tres historias de amor en tres épocas diferentes, respondiendo supuestamente tales relaciones al momento y las circunstancias; aunque la verdad es que siendo tan intimista la propuesta es difícil captar los detalles de esa correspondencia. Se nos arroja de tal forma dentro de la privacidad de los protagonistas, de la intimidad de sus relaciones, exponiéndonos de manera tan franca y natural sus sentimientos y emociones, que no existe más que el mundo delimitado por esa relación y su experiencia personal. Uno tiene la sensación de ser quien empuña la cámara, o de ser el personaje presente, pero que nunca aparece en imagen, teniendo más importancia que cualquiera de los demás, de los que rellenan planos alrededor de la pareja protagonista. Me ha extrañado que en ningún momento la pareja se haya dirigido a mi, me haya observado, o me haya hecho confidencia alguna.


* La película nos habla del amor platónico, del imposible, y del disipado y la infidelidad, y no solo cada relación va a concernir al contexto temporal en que se sitúa, si no que a este atañe también el tratamiento estilístico que se le de a cada episodio. Tienen los tres en común la sensibilidad con que se trata a los personajes y sus relaciones.
Las historias se sitúan a principios y mediados del siglo pasado, y en la actualidad.

* También tienen en común las tres historias la parquedad de sus decorados. La primera gira prácticamente en torno a una mesa de billar; la segunda se sitúa en unas pocas estancias, habitaciones, que bien podrían ser la misma tomada desde diferentes ángulos; y la tercera, no ahorra tanto en enclaves, pero supone la misma apuesta por la austeridad. Esta privacidad con los personajes nos los hace más cercanos, y consigue imbuir el ambiente del ánimo y los sentimientos que embargan a los protagonistas, sin que nada de lo que nos intentan transmitir se escape por fisura alguna.

* Todo el film tiene un ritmo cadencioso y templado, de una balsámica serenidad, donde fluye una narración, en clave no de acción, sino sentimental; en el primer episodio, durante más de 20 minutos la historia, si historia pudiésemos llamarle, transcurre en una sala de billar, con algún que otro perezoso movimiento de cámara, donde se nos presenta a los protagonistas. Me impresiona como la película invita al espectador a ir generando su propia historia sobre los personajes, dándole de vez en cuando señales y llamadas de atención para que no se descarríe demasiado, y esto a base de unos pocos planos de una sencillez apabullante. Es el espectador quien debe rellenar los huecos narrativos que siembra la película, y uno de los cometidos del director es guiarnos para no salirnos por la tangente y perdernos. Es necesaria cierta complicidad con la película, cierta empatía para intuir lo que no se nos cuenta. Cine constructivo.
El contenido emocional de la historia que me forjo me lo dan las acertadas interpretaciones, acertadas excepto la de Qi Shu (la protagonista), que es sencillamente exquisita. Transmite todo sin apenas despegar los labios, e incluso, como en la segunda historia, a despecho de los propios diálogos; como si estos no fuesen con su personaje, o más bien, con lo relevante para este, que no es otra cosa que la relación que desearía con su compañero, y la incertidumbre que la rodea.

* Otro de los aspectos que me han encantado es el hecho de que para ir exponiendo las historias, e introducirnos en las relaciones, no se recurra a interminables diálogos. Dado lo contenido de la acción y el pulso narrativo, sería un recurso corriente, pero serán las imágenes y la fisonomía de los protagonistas las que hablen por si solas, transmitiendo más que el texto más extenso. Incluso en la segunda historia, que da mucha más cabida a los diálogos entre los personajes, la comunicación no verbal, el lenguaje de la expresión física, es el que despliega toda el contenido emocional del relato. Pues en esta segunda historia los diálogos están más encaminados a ser un complemento que recree un marco histórico, que a exponernos la privacidad de la pareja (por cierto, es la misma en las tres historias).
Curioso en esta segunda historia es que, situándose a principios del siglo pasado, el episodio es a color, pero mudo y con rótulos para los diálogos, lo que viene, con lo anterior, a resaltar aún más la importancia del lenguaje físico, del movimiento, aquel que narra con gestos, miradas, ademanes, etc.

* Mi episodio favorito es el primero, quizá por su lirismo sin artificio, y por supuesto, por los lugares y bondades comunes a los tres, y que he ido señalando. Es el que de manera mas llana y cordial nos introduce en la órbita emocional de los protagonistas. En el segundo nos encontramos cierta variación sobre la misma propuesta; cambia la ambientación, y se nos ofrece una puesta en escena igual de recogida, pero algo más cargada y teatral. La tercera historia pierde en mi opinión algo de comba, pero es igualmente interesante; no se si será por la imagen, el ambiente, o vaya usted a saber, pero me parece un Wong Kar-Wai meets Hal Hartley ... para que se hagan una idea.
* La sencillez y la emotividad al poder; y ya de paso, si es a través de una propuesta atrayente e interesante... mejor.

viernes, octubre 06, 2006

Jane Eyre


Dir. Franco Zeffirelli
Francia / Italia / Gran Bretaña 1996


Tras años de privaciones y maltratos; de una infancia gris y amarga, con la pérdida de sus padres y su tío; de haber pasado su infancia y juventud entre seres despreciables y en un sórdido orfanato, parece que la vida de Jane va a tomar un nuevo rumbo.
No solo ha conseguido sobrevivir al orfanato, sino que ha llegado a convertirse en maestra, y ahora esa formación lograda a base de esfuerzos le permitirá abandonar el orfanato y comenzar una nueva vida; empezando por un trabajo de institutriz al cuidado de la pequeña hija de un gran señor.
El pasmo por la magnificencia de su nuevo entorno y por la cordialidad de quienes le rodean dará paso a una existencia plácida y tranquila. Esta serenidad durará tan solo unos meses, hasta la llegada del señor Rochester.
El dueño de Thornfiled Hall es un hombre de personalidad y carácter fuerte, desabrido y hosco; pero también noble e inteligente. En cierta medida, él y Jane se parecen mucho, lo que hará que se sientan atraídos el uno por el otro. Pero esta atracción se ve truncada por el complejo de Jane y el turbio y oscuro pasado de él, añadiendo aun más desconsuelo a sus vidas.


* Jane Eyre de Zeffirelli es de las pocas películas que he visto basadas en un clásico de la literatura, que se ven sin caer en el hábito de hacer continuamente, queriendo o sin querer, comparaciones con el libro. Esta película tiene tal solidez y calidad que se impone por si misma sin recurrir a las tan manidas referencias a la obra en que se basa.
De todos modos, yo diría que si no se puede evitar el cotejar, pocos de los que disfrutaron con la novela acabarán muy decepcionados con la película. Dejando de lado el hecho de que toda adaptación cinematográfica es una simplificación brutal e integral, en todos los aspectos, de una obra literaria, se puede decir que, en líneas generales, se ha respetado la obra; desde la línea narrativa a la caracterización de los personajes. Podría decir que el film es fiel al libro. Esto último a veces parece suponer una alabanza completa y definitiva a una película, como si esta, respetando el libro resolviera la cuestión de su calidad y solvencia. La cuestión es que, pese a que yo mismo lo acabo de soltar, una película no puede ser fiel a un libro, como silbar una melodía no puede ser fiel a una obra de Wagner o Chopin. Fuera de esto, esta película, además de no permitirse más licencias de las permitidas a la hora de ceñirse al devenir narrativo del relato, así como a la naturaleza de los personajes, tiene la virtud de que se erige en obra en sí, sin pretensión de analogía, pero que refleja una especial sensibilidad de sus responsables hacía la novela de la que parte.
La película comienza con unos minutos que, a modo de introducción, nos narrarán las desventuras de la joven Eyre, con su tía y en el orfanato. Dicha especie de prólogo está bien llevado. A mi personalmente ni me sedujo, ni me resultó enojoso, pero es a partir del momento en que Jane, ya adulta, abandona la institución para ir al encuentro de su nueva vida, cuando un inspirado Zeffirelli pone en juego toda su destreza y borda una obra magnífica y convincente donde destacan varios elementos.

* En primer lugar, tenemos una ambientación de época espléndida; con una fotografía magnífica. Tanto los bellos y bucólicos paisajes de la campiña inglesa donde se enclava Thornfield Hall, como la propia mansión donde acabará Jane de institutriz, son majestuosos y logran verdaderamente la atmósfera precisa que requiere la historia. La presencia de la mansión es impresionante; tanto el exterior como el interior, recreando una ambientación gótica logradísima donde dar rienda suelta a esta historia oscura y de intensa carga emocional. El aspecto laberíntico y semiabandonado del interior del edificio resulta imponente y, a ratos, desolador; desconcertante; perfecto para desarrollar el relato. En general, todo el aspecto estético, de recreación y ambientación, es impresionante. Un poco de decadente belleza y de goticismo misterioso e inquietante; sutil pero a la vez opresivo.

* Aparte de la ambientación de lujo, conseguidísima, contribuye a atrapar al espectador una historia desarrollada con un pulso certero y diestro, afianzando una narración vigorosa de ritmo ágil. Si a esto añadimos lo emocionante del relato; desgarrador a veces, con su componente de misterio, y unos personajes atrayentes y cincelados psicológica y emocionalmente con maestría, tenemos unos cuantos ingredientes para elaborar todo un manjar cinematográfico.

* Por último, añadir que William Hurt y Charlotte Gainsbourg nos regalan unas interpretaciones intensas, poderosas, y realmente convincentes e intachables. Gran parte de la impresión que me causó esta película quizá se deba al trabajo que en ella realizan estos dos actores. Las secuencias en que sus personajes llevan conjuntamente la voz cantante son soberbias. Nada de excesos ni exageración gratuita. Conducen sus personajes con la fuerza y dramatismo que estos exigen. Perfectos.

* En definitiva, película intensa, enérgica y dramática; tenebrosa y inquietante por momentos; de un romanticismo oscuro y exaltado; hermosa y emocionante. Poderosa imaginería, interpretaciones apabullantes, historia y personajes fascinantes, ... Para los amantes del goticismo y el romanticismo trasnochado, así como del cine consistente y hecho con convicción y determinación.

lunes, octubre 02, 2006

La Chinoise

Dir. Jean-Luc Godard
Francia 1967



Cuatro jóvenes franceses que comparten piso a finales de los sesenta intentan conformar una célula de acción política de corte marxista-leninista. Convertirán el piso en sede de esta unidad política autónoma, y desde él llevarán a cabo sus actividades. Unas cámaras de televisión se introducirán en el piso para llevar a cabo un supuesto reportaje, y se nos irá narrando la evolución de dicha célula y de sus miembros, además de ofrecer un documento sobre la inquietud política del momento.




* He de decir que Godard me gusta por momentos. Su estilo es francamente interesante, pero la forma de desarrollar sus crónicas y planteamientos, en las pocas películas suyas que he visto, vapulea de tal forma la narración, que cuando menos sus películas se hacen enojosas. En La Chinoise no abandona su estilo, y en cambio, esta vez, toda la parafernalia, la teatralidad, las transiciones bruscas, los incisos gratuitos, y las copiosas divagaciones de los personajes, se incorporan a la película de forma que la dotan de un atractivo dinamismo que mantiene el interés de la propuesta durante todo su metraje.


* La película es una ficción total, de discurso aparatoso y estridente, pero planteada a modo de documental. Nos da una visión sui géneris de parte de esa juventud de inquietudes socio-políticas que contribuyó a crear el ambiente donde se gestó el mayo del 68. Con un discurso a veces poético, pero las más de las veces expeditivo y diligente, articulado a base de, a mi parecer, magníficos diálogos y soliloquios, vemos a los protagonistas maniobrar en una vorágine de análisis ideológicos, políticos, sociales, y culturales; análisis que digeridos y esgrimidos de una u otra forma, van dictando la evolución del aparato ideológico que los jóvenes han integrado en su célula comunista. Esta evolución ideológica y de actitudes de los miembros del grupo y de la célula en sí, supone la narración, pero esta resulta tan pródiga en disertaciones ideológicas, impulsivos “entreactos”, y chocantes incisos de difícil ubicación, que es complicado hablar de un pulso narrativo. Más bien yo hablaría de pulso discursivo. Este, pese a lo atropellado, es sólido y atrapa del espectador. A mi al menos me engancha esta película, y eso que el arrebato con que Godard acomete sus planteamientos, arremetiendo con cualquier recurso que se le pasa por mente para articular su relato, resulta bastante impetuoso y antojadizo. Da la sensación de que toda la película esté en la cuerda floja, a punto de venirse a bajo debido a lo arriesgado del planteamiento; sin embargo, mantiene la lucidez hasta el final, así como su personal cohesión.



* En cuanto a la disertación política y social que conlleva el film, yo no veo un exaltado mensaje político explícito. Si que es evidente cierto discurso ideológico un poco sesgado, pero me resulta más interesante la reflexión a que mueve (siempre que se enganche uno), respecto al brío con que nos lanzamos sobre las ideologías políticas; la forma de digerir planteamientos y análisis puramente teóricos; el poder absorbente, y a veces ofuscador, de la implicación ideológica. No deja de ser un retrato de la juventud de una época; retrato difícilmente abordable desde otra perspectiva ideológica que aquella por la que opta Godard.

* En otro orden de cosas, los actores están soberbios. Para ser una película tan osada e insólita, son muy naturales y actúan con un desparpajo asombroso; quizá casi se representasen a ellos mismos: jóvenes de la época intentando plasmar esta.

* Una propuesta traviesa y desafiante, dificil de asir, que propone, además del reto fílmico, una especulación ideológica, política y social sobre una época. Una película donde el estilillo y discurso de Godard se hace atrayente, y no solo curioso. Con unas actuaciones geniales. Esta película resultará de lo más árida para la mayoría de la gente; no es una peli de sobremesa, para ver en familia, o con la pareja el sábado noche. Es una película recomendable para cinéfilos; para esa gente que vuelven a ver las películas por si se les ha escapado algo. Para cinéfilos, y a ser mejor con inquietudes más allá del propio cine... pero ¡que caray!, que la vea todo el mundo, que no muerde... bueno, sí.

viernes, septiembre 29, 2006

El Verano de Kikujiro


Kikujiro no Natsu
Dir. Takeshi Kitano
Japón 1998




A Masao le gustaría, como a cualquier otro niño de su edad, pasar el verano con sus amigos, jugando, de excursión, en la playa, o salir de viaje con sus padres. Pero su padre hace tiempo que murió, y su madre, a la cual apenas conoce, vive en una ciudad lejos de Tokio, donde él vive solo con su abuela, a las puertas de un verano que se presenta bastante mortificante. Todos sus amigos se van yendo a veranear con sus familias, su abuela no tiene tiempo para entretenerlo; parece que le esperan varios meses de jugar solo, estar en casa, o vagar por la ciudad.
Pero una amiga de su abuela, compadeciéndose de Masao, decide alegrarle el verano, y encomienda a su marido, Kikujiro, la persona menos adecuada para tratar con niños, que acompañe al pequeño a visitar a su madre.
La compañía de aquel señor, que reúne unas cuantas de las cualidades menos aceptables para hacer de niñera, hacen del viaje toda una aventura desde el principio. Pero cuando den con la madre de Masao, y este acabe decepcionado y hundido por el escenario con que se encuentra, se volverá todo surrealista debido a los esfuerzos de Kikujiro por consolar al niño y crear para él un minimundo mágico que disipe su abatimiento mientras dure el viaje de regreso.


* ¿Por qué me ha gustado tanto esta película? Pues posiblemente por haber conseguido algo que, sin ser imposible (a otros también les sale como si nada), es bastante poco frecuente, y es el elaborar un dramita, manteniendo un tono entristecido durante toda la película, pero cargándolo también de una comicidad entre macarra, tierna y extravagante, que no choca, y logra un relato tierno y muy conmovedor. Donde otros obtendrían un drama trillado y empalagoso sobre infante desgraciado, o un engendro grotesco intentando casar amargura e hilaridad, Kitano gana una historia entrañable, empañada siempre de un aire tristón, pero que encadena, una detrás de otra, un sinfín de escenas cómicas muy divertidas, y que hacen la película muy, muy agradable.

* Todos los personajes, por muy puntuales o secundarios que sean, aportan su migaja al desarrollo de los demás, y de la película.
La figura del niño pronto cede todo el protagonismo a la de Kikujiro, interpretado por Kitano. Me encanta el papelón que hace el señor Kitano, y ese desgarbado personaje que aborda. Es entrañable como se convierte en un denodado bienhechor del niño, sin dejar de lado su carácter y personalidad. Vemos como la desventura del pequeño Masao despierta algo en él, e intenta poner al servicio del niño, para consoloarlo en la medida de lo posible, los mejores sentimientos de los que se alma es capaz; como seguro hizo Kitano al elaborar esta película. Vemos a un hombre egoísta acabar montando todo un circo para aliviar el corazón del pequeño. Pero esta supuesta transformación, que incluso despabila los sentimientos filiales de Kikujiro, no parece surtir mucho efecto en su temperamento. Kikujiro pasa de ser un irresponsable jugador, desvergonzado, arisco y macarra; a ser un camorrista maleducado, hosco pendenciero, pero que parece empezar a experimentar eso que llaman sentimientos; los de la facción noble y desprendida, y se propone, si no arrancar a la realidad el niño, arrancar a este unas sonrisas.

* Es fácil, en películas de este estilo, que nuestra atención se centre en el desdichado niño, pero aquí Kitano y lo genial de su personaje guían el cotarro, con la colaboración de algún que otro asistente, todos un poco freakies, pero entrañables. Y es que a medida que avanza la película esta va pasando de road-movie tragicómica, de ágil ritmo e imaginativa narración, a tomar unos aires de cuento conmovedor lleno de personajes y situaciones divertidas y ocurrentes. Tanto ese poeta-mago-artista que cuenta historias al niño y lo asombra a base de trucos, como esos dos moteros con pinta de malotes, pero inocentes e infantiles (por cierto, sacados del programa Humor Amarillo), que se prestan a participar en todo lo que Kikujiro prepara para solaz del niño, parecen salidos de un fábula.

* En fin; película gratificante, para olvidarse de lo prosaico del mundo, y del ruido del tráfico; para echarse a reír cada dos por tres; para volver a la infancia; con un ritmo narrativo de una vitalidad apabullante, unos personajes de fábula, y un Kitano (delante y detrás de la cámara) para quitarse el sombrero. Imaginativa y sensible.

domingo, septiembre 24, 2006

El Perro Mongol (La Cueva del Perro Amarillo)


Die Höhle des Gelben Hundes
Dir. Biambasuren Davaa
Alemania / Mongolia 2005


Mientras cumple un encargo de su madre, Nansal, la hija mayor de una familia nómada, encuentra un cachorro de perro perdido en una cueva. Descuidando lo que tenía que hacer, vuelve a casa acompañada por el perrito. Poco a poco, pese a la insistencia de su padre de que se deshaga de él, porque puede haber estado conviviendo entre lobos y resultar peligroso, Nansal se va encariñando con el perro. Acabado el verano, cuando la familia debe mudarse a otro lugar, tendrán que decidir que hacer con él.










* Solo por el festín visual que el espectador puede darse con esta película ya merece la pena ir a verla. Entre la sobrecogedora belleza paisajística del país, con espléndidos decorados naturales, y la cuidada belleza plástica de la que se han esmerado en dotar a la película en todos sus aspectos: vestuario, decorados, ambientación, ... les ha salido una obra preciosa como pocas desde hace tiempo. Minimalista y exuberante, toda la película se podría ver como un enorme y colorido tapiz que nos muestra una porción de la vida de Mongolia, que aúna lo bucólico del paisaje con la explosión vital y colorista de la vida de los protagonistas.
En este aspecto visual resulta más pródiga, mas atrayente para el público general, que su antecesora La Historia del Camello Que Llora; anterior trabajo de la directora Byambasuren Davaa. Resulta más vistosa; por un lado debido a que la región donde se rodó da más juego para el lucimiento estético que la monotonía del desierto, pese a la solemne belleza de este; y por otro lado debido al ánimo intencionado de elaborar una obra casi ornamental y artística; colorista; si bien es cierto que las dos películas casan a la perfección la belleza de los decorados naturales con la belleza general de las imágenes de la vida doméstica y del entorno cotidiano. En El Perro Mongól la preocupación estética y plástica, es mucho mayor y evidente, resultando uno de los pilares del film junto con su valor documental.





* Esa mayor preocupación por el acabado artístico y ornamental, la aleja de la expresión sencilla, natural y realista, sin artificios, del cine documental en general; carácter que si tenía La Historia del Camello Que Llora. En este aspecto, El Perro Mongol es más artificiosa, sin que ello le reste valor documental, pues pese a que el anterior trabajo se presentó como documental, y este no, la verdad es que no deja de serlo. Su pretensión, aparte de la artística, es volver a mostrarnos el modo de vida de las familias nómadas de Mongolia, esta vez en otra parte del país, con una historia diferente, pero a través de la cual se articula el mismo discurso y mensaje, presentando detalles de los que no se ocuparon en el anterior trabajo.


* Otro aspecto que puede alejar la película de la típica desnudez documental es que la familia nómada de El Perro Mongol, es real, si, pero actúan y se interpretan a si mismos; la familia es entrañable y su actuación acertada, pero la estampa queda un poco artificial, cosa que no ocurría con la familia del desierto de La Historia... que resultan mucho más natural, respecto al propio entorno y dentro del contexto de la película; sin esas sutilezas estéticas e interpretativas de esta segunda cinta.



* En cuanto a la historia narrada, en La Historia del Camello Que Llora el relato es más sólido, y tiene un desarrollo, del que la historia de El Perro Mongol carece. La historia del camellito blanco rechazado por su madre, y de los esfuerzos de la familia nómada por buscar una solución, era la constante de todo el film. El documental se articulaba a través de esa narración, y tan importante era el relato en sí, como el retrato del modo de vida de los habitantes del desierto del Gobi; de sus tradiciones; ritos; costumbres; etc. Ahora la historia del perrito prácticamente no cuenta para nada; es bonita, si, pero el documento antropológico que supone la película podría pasar sin ella. No hay narración como en La Historia... pero hay la misma intención de mostrar la vida cotidiana y las costumbres de esas gentes. Esa pretensión guía la película. Su valor documental es mayor que el de la historia que narra.


* Volvemos a encontrarnos con un sensible canto a la vida natural y sin artificio de los habitantes nómadas de Mongolia; a la comunión con su entorno; a la importancia de la familia; a una humanidad y humildad que persevera aquí mientras se degrada en entornos urbanos más “civilizados”; a la sencillez de una forma de vida que no necesita del consumismo y las naderías a que nos hemos acostumbrado en las sociedades “avanzadas” para llenar ciertos vacíos emocionales, morales, etc.


* Las referencias durante la película a la vida en la ciudad, y a unas supuestas elecciones al parlamento Mongol, con la actitud que guarda la familia respecto a ellas, plasma de forma contundente la separación entre dos estilos y formas de vida. Se nos muestra la inmutabilidad y perseverancia de la vida tradicional nómada, dependiente del entorno natural, solo en peligro por la voracidad de las necesidades de la sociedad moderna.


* Tierna historia, con valor documental, y visualmente extraordinaria.

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sábado, septiembre 23, 2006

The Saddest Music in the World



Dir. Guy Maddin
Canadá 2003


Durante la gran depresión una empresa cervecera, convencida de que la tristeza vende; vende alcohol concretamente, e impulsa a la gente a beber, organiza un concurso internacional para buscar la canción más triste del mundo. Participarán delegaciones de varios países, y entre ellas, algunos de los protagonistas de la historia. El representante de EEUU será un productor neoyorquino en horas bajas, encantado con el premio en metálico que ofrecen al ganador, pero que sin mucho talento, espera ganar el favor del público ofreciéndole espectáculo; y el de la organizadora del concurso debido al hecho de ser su ex amante. El padre del productor, responsable de que a la organizadora del evento le falten las dos piernas, y aún enamorado de ella, representará a Canadá. Su otro vástago, obsesionado con la muerte de su hijo, y sin saber que su desaparecida esposa es la actual amante de su hermano, espera transmitir toda su desdicha al público. El encuentro de los tres con ocasión del concurso dará lugar a una situación de lo más peliaguda, agravada por la competitividad que el concurso despierta en todos los participantes.


* Nueva espléndida película de este gran director; en mi opinión de los mas interesantes de los últimos años, por saber conjugar experimentación y un estilo audaz, con narraciones coherentes, e historias y personajes de lo mas interesantes.

* Aquí vuelve a repetir parte de la fórmula, y algunos elementos, de los que usó en Drácula o Cowards Bend the Knee: cine en blanco y negro (sonoro esta vez) con alguna escena en color; puesta en escena espectral, bizarra, que recuerda a algunas obras expresionistas, pero con una atmósfera más densa; flashbacks; un aroma a cine clásico rejuvenecido; surrealismo total.
Me encanta la historia. Me impresiona como articula un relato fiel a los esquemas del melodrama más clásico, y lo puebla de los personajes más extravagantes, lo que unido a lo rocambolesco de toda la propuesta, estética y estilísticamente, da un bien tejido monstruo bizarro de una coherencia narrativa de órdago. Todos los personajes son atractivísimos y están caracterizados de una manera magnífica, es difícil imaginarse esta historia sin la presencia de cualquiera de ellos.

* Es también una oportunidad para ver a actrices como Isabella Rossellini o Maria de Medeiros bordando unos papelazos en un tipo de cine, experimental e intrépido, con unos registros a los que no nos tienen acostumbrados. El resto de actores también están soberbios. Le dan a la obra una carga dramática, que inyectada en lo caricaturesco de los personajes y la historia en sí, hace la película de lo más atractiva.

* En líneas generales, estaríamos ante una tragicomedia; aunque lo cómico parte más del estilo visual, el ritmo, y lo grotesco de los personajes, que de un ánimo explícito de confeccionar situaciones cómicas. El tono general de la historia en sí es melancólico, triste y oscuro; bastante macabro y sombrío. Una historia de amor, rencores y venganzas; de pasados ocultos, misteriosa; de vidas truncadas y personajes perdidos y desorientados; con gran protagonismo de la música como pantalla de la vida y desventuras de los personajes... Lo que impresiona es como se consigue fusionar ese ambiente circense y caricaturesco, con un tono dramático, emocional y lúgubre, en un relato cargado de detalles y certero, ... una obra sólida y arriesgada. Un una palabra: La osti... Es difícil conseguir mantener, entre tanta parafernalia, un ritmo narrativo eficaz que enganche al espectador; porque engancha de verdad.

* También podemos leer a las claras una crítica a la propensión de EEUU a convertir en espectáculo todo arte y cultura; solo hay que ver la propuesta que el representante de EEUU lleva al concurso; todo un circo teatral a lo “broadway”, en comparación con las intervenciones de los demás países.

* En fin; un tétrico, fantasmal, y rocambolesco drama; fantasioso, con toques del musical y cierto tonillo cómico agrio; personalísimo; con una historia de lo más interesante y original; y unos personajes de lo más atrayentes. Espléndida. Maravillosa en todos los sentidos.