sábado, julio 04, 2009

El Verano de Coo


Kappa no ku to natsu yasumi
Dir. Keiichi Hara
Japón 2007

Koichi es un alumno de instituto que lleva una vida normal. Un día, en el lecho de un río, encuentra lo que él cree una simple piedra… un fósil… una extraña criatura… ¡un pequeño kappa que revive de su letargo! Cuando el resto del mundo descubre su existencia, la de Koichi y su familia se complica, y más la de Coo, el niño kappa, que no se encuentra cómodo entre los monstruosos humanos.

* Por problemas de tiempo “en efectivo” y dado lo extensísimo de este film, debí verlo en tres sesiones, durante tres días consecutivos. El simple hecho de que haya visto el film fraccionado y en diferentes días ya dice mucho de él, pues al menos ha conseguido engancharme.

* “El Verano de Coo” es un largo film de anime (138 minutos) del responsable de la serie “Shin Chan”, Keiichi Hara; pero que nadie se deje engañar por este dato, pues dicha serie y esta película tienen poco en común; al menos en cuanto a contenidos.

* Es una tierna historia sobre la amistad en apariencia imposible entre un niño humano y un niño kappa (ya sabéis, esos seres entre tortuga y humano del folclore japonés; espíritus de ríos de aguas dulces).

La historia es a veces muy bella, pero a veces muy cruel. Retrata en general la relación entre el pequeño kappa y el mundo, con sus moradores, al que ha venido a parar; el mundo moderno, alejado del de la Era Edo en la cual el se crió (hace ya más de un siglo), llamándome mucho la atención la visión que da de la mayoría de los humanos, a los que no deja en muy buen lugar: entre desalmados e irresponsables, lo que se nos ocurra.

Las peripecias del kappa en el mundo moderno le sirven por un lado para reconciliarse con la idea que tenía del hombre, pero por otro lado lo reafirma en algunas de las convicciones que tenía sobre este. Es uno de los elementos chocantes del film, la simbiosis entre lo apacible del relato de la relación entre Coo y la familia que lo acoge y la visión que da, horrenda, de la naturaleza humana. Tenemos el discurso trenzado de valores tradicionales, ecológicos, nobles, tan recurrido en gran parte del anime, sobre todo del de corte más infantil.

* Respecto a los personajes, todos tienen su razón de ser dentro de la historia, aunque la mayoría están perfilados muy superficialmente, siendo el entrañable “kappita” el que captura toda la atención, con su rebosante vivacidad y franqueza inmaculada. Su deambular por el mundo humano es lo que me ha mantenido más de dos horas ante la pantalla, atento a su triste historia, de final abierto, y discurso correctivo. A subrayar como se va introduciendo la soledad y los sentimientos de abandono y desesperanza del pequeño kappa, alejado de su tiempo y de los suyos; se hace querer el bichillo.

* Quitando los pasajes dedicados a la reacción del público ante la noticia de la existencia de un ser mitológico, un tanto inverosímil, ya que parece que en lugar de un ser mitológico se hubiese encontrado una tortuga con asma, la historia en si me ha parecido interesante y entretenida, sobre todo en lo tocante a Coo y su forma de experimentar el mundo humano: un esbozo de un ser mítico para retratarnos a nosotros mismos.

* En cuanto al diseño, al dibujo, resulta bastante humilde, si lo comparamos con las exuberancias de Miyazaki, Satoshi Kon, o Takahata, pero no deja de ser atractivo, y si que cuenta con algunos alardes en ciertas escenas, como son las zambullidas de Coo en el río, o la escena de la tormenta y el dragón. Por lo demás, una animación modesta, sin dejar de ser agradable a la vista.

* En definitiva, aunque a veces discurra un poco tediosa (demasiado metraje), estamos ante un film que recomiendo. Cine sobre criaturas legendarias (aunque no se trate de ensayos etnográficos), con pasajes de un lirismo y belleza plástica a destacar, una bonita historia, toques de humor absurdo, mezcla de géneros, y donde nosotros, como especie, nos llevamos el suspenso.


miércoles, julio 01, 2009

Ponyo en el Acantilado

Gake no ue no Ponyo
Dir. Hayao Miyazaki
Japón 2008

Sasuke, quien vive con sus padres en una idílica casa en un acantilado, dominando el maravilloso mar, encuentra un día un extraño pez atrapado en un tarro. El extraño pez, que resulta ser algo más inaudito que un simple pez, se encariña con Sasuke, y en su intento de volver con el a tierra firme desencadena la ira del mar sobre los humanos.


* “Ponyo…” es una muestra total de puro Miyazaki, el cual, sin salirse casi nunca de su propio estilo, siempre anda encandilándome con cada película que se saca de la chistera… y que saque muchas más. Aún veré “Ponyo…” de nuevo alguna que otra vez, pero tiene muchas bazas para entrar entre mis favoritas del genio nipón, y eso que no creí ver más obras de este señor, ya que leí no se donde que se limitaría a partir de ahora a temas de producción y de gestión de los estudios Ghibli. Creía que bajo la autoría de Miyazaki solo podría encontrar de ahora en adelante obras de su hijo, cuya película “Tales from Earthsea” me resultó insulsa, e inferior a cualquier invención del padre… menos mal que el prodigioso coco de papá sigue fabulando.

* Miyazaki siempre anda rondando el mismo discurso en sus películas: ecologismo, respeto a las personas mayores, a la tradición, al folclore, protección a la figura del niño; con sus sempiternos cachivache-vehículos extravagantes (el bote, el submarino…), sus persecuciones alucinantes, su fascinación por la cultura europea (aquí tenemos el tributo a Andersen), sus refugios (la casa perdida en el acantilado, el asilo…), y siempre, siempre me fascina, me atrapa en sus ensoñaciones y mundos paralelos, teniendo una destreza asombrosa para pintar universos y confundir mundo real y fabula sin resultar chocante. Hayao nos sumerge (nunca mejor dicho) en sus mundos de ensueño, como si cayésemos en un grato sueño del que despertamos aún más placenteramente. De ahí la prodigiosa fuerza del cine de este director, del que nunca se cansa uno, mientras acaba harto de lo repetitivo y cansino de los esquemas de la inmensa mayoría. Miyazaki logra, con cada una de sus películas, que durante mínimo 90 minutos escapemos a nuestra realidad, nos mantengamos en volandas de la fantasía, que volvamos a la edad en que nos creíamos cualquier cosa, incluso aquellas que inventábamos deliberadamente. Reconozco que, cuando quiere estar dos horitas en éxtasis, olvidarme del mundanal ruido, acudo al cine de Miyazaki.

* En “Ponyo…” tenemos una versión nipona de “La Sirenita” de Andersen, tan minimalista en los detalles, como monumental (increíble es ver a Ponyo cabalgando el tsunami a lomos de épicas variaciones wagnerianas). Da una visión de la naturaleza imponente (el tsunami, la paradójica catástrofe que ocasiona…) y frágil a la vez (ahí tenemos a Ponyo), con unas imágenes cargadas de ímpetu, y otras de una belleza deslumbrante.
Las curiosidades que tiene “Ponyo…” podrían ser las de cualquier obra de Miyazaki, siendo varias cosas las que yo destacaría de esta película. Se rescata el tono marcadamente infantil que en parte perdía en los últimos films, y en su segunda mitad quiebra todo esquema narrativo, lo que la acerca al anime más puro, ese en que el desarrollo del relato está supeditado a la inspiración del artista, al absurdo, más que al supuestamente lógico devenir de los personajes e historias, lo que cautiva, siempre que aparquemos nuestro afán analítico. La deriva de Ponyo y el niño por la inundación en su flamante y maravillosa embarcación es conmovedoramente bella, y eso que se trata de un cataclismo, una venganza de la naturaleza por haberle robado la humanidad una de sus criaturas. Impactante es la carrera en coche de Sasuke y su madre, huyendo del mar embravecido, intentando alcanzar su casa, sin presentir como lo inaudito se desarrolla a su vera. Hasta las escenas domésticas son encantadoras. Todo es mágico, fascinante, bello, e incluso inquietante, en esta fabulosa historia. Y más perturbador es el inagotable talento e imaginación de Miyazaki.
Lo dicho, un tsunami de fantasía y genio, una catástrofe para los realizadores de animación insípidos.



martes, junio 30, 2009

Clerks

Dir. Kevin Smith
EEUU 1994


* ¿Qué tenía “Clerks”, y sigue teniendo, pues el talento de Kevin Smith parece personal e intransferible, para que se convirtiese en película de culto dentro de ciertos círculos de jóvenes, habiendo conectado tan adictamente con tantos de ellos?


A decir verdad, he de ser franco: muchos amigos y conocidos me habían recomendado el cine de este hombre, pero no atrayéndome en exceso las comedias, creía tener que habérmelas con estúpidas patochadas yankies, con lo que, desoyendo el parecer de colegas de cuyo criterio aún así me fiaba, no me acerqué a la filmografía de Smith hasta hace poco. Pero nunca es tarde, y ahora soy un incondicional de este personaje, al menos por las 4-5 películas que le he visto, siendo “Clerks” mi favorita.

Cuan lejana esta cinta de las mamarrachadas macarro-cómicas norteamericanas que son nuestro pan de cada día desde hace 30 años. Bajo un torrente de lenguaje soez, pasajes abrumadoramente absurdos, gamberra comicidad, y una anárquica estructura narrativa, subyace un reflexivo discurso sobre la vida misma, y unos personajes de calado psicológico tremendo y construidos con una habilidad, y también un cariño, que ni en los anuncios de madres preocupadas por lo que desayunan sus hijos; además de unos diálogos, que aparte de ser groseros (y se agradece), son brillantes.

* “Clerks” está rodada en b/n, quizá para transmitir lo supuestamente anodina y triste que es la vida de sus protagonistas, vida que a la vista de cualquier sensato y productivo miembro de la sociedad no tendría sentido ni meta ninguna, contrastando con lo bien que se lo pasan algunos de los personajes, la consciencia que algunos tienen de su situación, y la fuerza, carácter y personalidad que despliegan otros, por muy “balas perdidas” que puedan resultar en principio. Yo mismo me he sentido identificado con muchos de sus personajes, como me pasaría luego con “Mallrats” o “Clerks II”, y lo mismo ha debido ocurrirle a tantísimos jóvenes. Y es que Smith lo pone fácil, con el tratamiento tan sangrantemente humano que da a este hatajo de perdedores, frikis y fracasados (y eso que aún no habían pasado los 12 años que faltaban para la segunda parte), década que se les echará encima sin que parezcan apercibirse. Sus personajes parecen decir: “Si, somos así, no sabemos si es para estar orgullosos, pero es nuestra decisión, nuestra responsabilidad, y de nosotros depende cambiar la situación, acarreando las consecuencias”. Es lo que viene a escupir a la cara “Clerks”, como en su genial escena, usando su desenfado, su vulgaridad, y su agresividad para arrollar a todo el que vea en estos chicos de ficción una caterva de mendrugos anormales e inconscientes; pues no son una casualidad ni algo peculiar. Solo son peculiares en la visión de sus circunstancias que dan algunos de ellos, o más bien todos, salvo el personaje de Dante, el cual parece rodeado de “Pepitos Grillo”.

* Película sobre como digerir situaciones calamitosas, circunstancias infructuosas, incertidumbres, errores, confusiones, desorientaciones… y lo mejor, a base de humor salvaje, insolente y ofensivo.

domingo, junio 28, 2009

Departures

Okuribito
Dir. Yojiro Takita
Japón 2008

Cuando Daigo Kobayashi creía haber encontrado al fin una orquesta donde dar rienda suelta a su talento como violoncelista, la orquesta se disuelve. Otro despertar amargo para Daigo, que decide volver a su pueblo, a sus raíces, y probar suerte allí, donde quizá todo resulte menos áspero. Cuando encuentra un empleo, que tras alguna vacilación, parece estar hecho a su medida, y llenarlo personalmente, la desaprobación de su mujer lo coloca en un brete. Daigo decide seguir adelante.


* La última idea que se me vino a la cabeza mientras desfilaban ante mí los créditos finales era cuan fácilmente, en un plano inconsciente, me había trasmitido esta película la dimensión espiritual, trascendental y vivificante de la ceremonia nôkan (ritual funerario tradicional japonés), la cual es el eje del film, sin haber realmente entrado en detalle ninguno sobre sus orígenes o fundamentos, ya que son solo unas pocas escenas aquellas en que vemos a los protagonistas llevando a cabo el ritual, muchas de las cuales están desarrolladas de manera un tanto cómica. De hecho, el film va tratando sobre la marcha de varios temas, acometiéndolos de manera certera según avanza la película, en el momento justo de maduración del retrato de cada personaje, aunque se centre de manera casi exclusiva en Daigo Kobayashi, su protagonista.

* La película es un innegable drama, sobre un hombre que no acaba de encontrar su lugar en el mundo, que acarrea un importante lastre emocional (el abandono del padre; la muerte de la madre), y que cuando cree haber dado con su sitio, sus allegados y seres queridos lo ven como el lugar más inhóspito, en el cual nadie quiere hacerle compañía, ni física ni comprensivamente. Todo un drama, pero con un continuo deje humorístico, como ya digo, incluso en las escenas más escatológicas (no se asusten), que pese a leve, resta carga trágica y no deja de ser agradable.

* Cada personaje de esta historia representa unas reflexiones que rumiar, y aunque no se profundice en ellos, en las personas, ni en la mayoría de estas ideas, tienen potencial, y podría hacerse un nuevo film de cada una de ellas; solo que esta vez le tocó al violoncelista frustrado.
Tenemos a su mujer, que siempre con una sonrisa en los labios ha accedido continuamente a los caprichos, desorientación y desaciertos de su marido, estando siempre a su lado, hasta que este decide cometer el mayor desacierto de su vida, según la mentalidad de ella, para quien la idea del contacto con la muerte, y no con una muerte abstracta, sino con exangües cadáveres, es ya más de lo que puede soportar. La película lanza algunas especulaciones sobre la muerte, lo exánime, y los oficios funerarios (lo de “oficio” visto como “ceremonia”, y como “profesión”), no para abrirnos un tercer ojo, pero si como para entender mejor a los protagonistas.
La figura del padre extraviado lleva a pensar en como tal abandono lleva a la situación actual de Daigo, a su forma de ser, y a meditar en general sobre el caos emocional de todos los casos similares de abandono. La dueña de los baños, y el hombre mayor, sempiterno cliente, nos hablan de separaciones y expectantes reencuentros. En fin, que la película es todo un cúmulo de ideas más o menos desarrolladas sobre varios temas humanos, psicológicos, trascendentales; de sensaciones, y con un buen número de importantes personajes en los que profundizar.

* Plácida y de visionado sugerente y alentador, donde el dichoso cello parece no tener otra razón de ser que servir de vehículo para las emociones del prota, y regalarnos bellísimos pasajes musicales.

sábado, junio 27, 2009

Las Crónicas de Spiderwick


Dir. Mark Waters
EEUU 2008

Una desamparada madre con sus tres hijos se muda a una mansión heredada. Los secretos que oculta la casa, en relación a los estudios de su antiguo propietario, llevan a los jovenzuelos a enfrentarse a toda la ralea mitológica desperdigada por el bosque vecino.





* Parece innegable que “Las Crónicas de Spiderwick” se proyectaron para subirse al carro de la taquilleramente exitosa oleada de fantasía más o menos épica y de cine neo-gótico juvenil de los últimos años, aunque también pueda ser casualidad; sea como sea, lo importante es que me ha gustado bastante, y la recomiendo. Algún crítico decía por ahí que no llegaba al nivel de calidad e impacto de “El Señor de los Anillos” o “Harry Potter”, pero que superaba con creces algo como “Las Crónicas de Narnia”. Por lo que a mi respecta, no he soltado ni un bostezo viendo “… Spiderwick”, cosa que no puedo decir de las demás.
También habría que meter en este saquito de fantasía contemporánea “El Laberinto del Fauno”, y muy a cuento, pues aparte de tratar sobre infantes desvalidos enfrentados a seres folclóricos (por decir algo), creo que “… Spiderwick”, en cierto sentido supera la cinta de Guillermo del Toro (la cual no me gusta). Me refiero a que en una entrevista, este director hacía gala de la supuesta impronta “a lo Lovecraft” (y autores del estilo) que intentaba darle a su cine (dicen que “Hellboy” también tiene esa venilla). En cuanto a personajes es innegable el afán, pero el resultado, almibarado y modernillo no da el tono. “… Spiderwick” si que me ha traído a la mente, pese a su fallido infantilismo, las historias y personajes de tipos como Machen, recordándome horrores además “La Casa en el Confín de la Tierra” de Hodgson, aunque esta vez el engendro con cara porcina sea de los buenos.

* El recurso a lo digital, la calidad técnica, la impronta visual, llevan sin duda a pensar en productos como “… Narnia”, pero nadie le quita a “… Spiderwick” un aire decimónico bastante apañado, así como algunas pizcas de suspense, tensión y terror, bastante cruditos para haberse dirigido esta película a un público infantil-juvenil.

* Entre un cuento de hadas infantil, aunque macabro, y el horror fantástico, esta película intenta evitar, sin estar finalmente exenta de ellas, las ñoñerías típicas de estas producciones, ofreciendo una lúgubre aventura, un poco más inclemente de lo que estamos acostumbrados, y con algunas imágenes bastante inspiradas y bellas.

Lo innecesario: lo ñoña de parte de la trama y lo superficial psicológicamente hablando de este tipo de cine, compensado por lo frecuentemente frenético, siniestro y grotesco.


domingo, abril 05, 2009

5 Centímetros por Segundo


Byousoku 5 Centimeter - a chain of short stories about their distance.
Dir. Makoto Shinkai
Japón 2007

* Makoto Shinkai se está abriendo paso con fuertes arremetidas entre los emergentes grandes autores del anime, y solo tiene un par de Films, y algún OVA ("Hoshi no Koe") que causó sensación. “The Place Promised in Our Early Days” atrajo sobre él la atención más argumentada, y “5 Centímetros por Segundo” viene a justificar aún más el que su nombre aparezca entre los grandes, grandes.

* Shinkai nos habla, con la exquisita y detallista animación que ya desplegó en “The Place…”, de la soledad, la separación, el amor, etc. de una forma abatida y triste; también desesperada y aniquiladora, pero con el estilo contemplativo que parece caracterizarlo. Nos muestra dos personas separadas en su tierna adolescencia, que pese a la distancia y a la poca comunicación entre ellos durante años, se tienen presente el uno al otro, y mantienen un fuerte vínculo, idealista, romántico... arriesgado, durante años. Vemos solo un extremo de ese hilo etéreo que une a Takaki Tono y Akari Shinohara, sin saber lo que ocurre al otro lado, pues según avanza el tiempo nos encontramos aislados en el corazón de Takaki (el chico), en su obsesión por el absoluto que Akari representa, como un velo sutilmente tiránico, perpetuado, que ha cobrado vida, independientemente de la vida de la Akari real, y que amenaza con destruirlo. Shinkai nos sitúa en el lado idealista y obcecado de la vida, con el agravante de su opacidad, que no nos deja ver el otro lado, el cual percibimos a través de nuestra experiencia y deseos, recuerdos y manera de sentir.
Lo que empieza siendo tierno y conmovedor va convirtiéndose en desolador, desgarrador, aunque siempre tenga la película el mismo tono sosegado. La tensión y aflicción violenta que pueda atenazar a algún que otro personaje viaja a través de las secuencias sin que haya sido disparada por ninguno de ellos, siempre contenidos, tendiendo redes de angustia en cada recoveco de las aparentemente sosegadas imágenes que vemos.
Shinkai nos lanza un film enconadamente desapacible y demoledor, a su manera, que puede hacer aflorar la sensibilidad más espontánea y veraz, solidaria, del espectador, convulsionando su simpatía por tal o cual personaje, mientras en pantalla se despliega tan solo una triste panorámica tras otra, adornada con algún desconsolado personaje. Contención y contención, para que antes de romperse la imagen, se desboque la sensibilidad del público. Estamos ante un anime con un poder evocador y de transmisión de emociones abrumador, que de la historia más sencilla hace una vida entera, y que en poco más de una hora despliega años y años de la vida de los personajes en nuestras cabezas, incluso una vez finalizados los créditos finales.