Dir. Alain Tanner
Francia / Suiza 1979
En “Messidor” Tanner nos presenta una destructivista road-movie en que dos jovencitas, hastiadas de un sedentarismo al que no le ven razón de ser, se lanzan en picado a una aventura sin más objetivo que el despojarse de la responsabilidad de tomar parte en la artificialidad de un mundo irritantemente aséptico, y se entregan a ello armadas de una inconciencia enloquecedoramente tentadora. No tenemos a desdichados personajes en busca de su lugar en el mundo, ni a pobres víctimas de las circunstancias, sino a dos personas a las que escuece su realidad y que en un impulso visceral y anárquico se revelan contra una inercia que no parece ir a moverlas del sitio en que están. Su desquiciante vagabundeo no está narrado al estilo de las frenéticas road-movies cargadas de adrenalina, sino con el calmo ritmo del propio errático deambular de las dos jóvenes.
Las protagonistas han visto su futuro tan claro y bien trazado como ven la enfadosa cotidianeidad de los demás. Como en rutina se convertirá cualquier otro proyecto vital que tuviesen a bien plantearse, prevén todo ese hastío y aburrimiento y deciden evitarlo desde ya, aunque sea de la forma más insensata posible, que realmente es la única capaz de aniquilar la sensación de ahogo. Y así Jeanne y Marie deciden salirse por la tangente, simplemente por ver que ocurre, y ese juego autodestructivo a que se aplican ya les ofrece algo fresco y nuevo, insano, pero más palpitante que todo lo que puedan obtener de un mundo sin interés alguno. No se plantean esto como un paréntesis, no retomarán nada, ya no quieren ser dos piezas más de una maquinaria paradójica. Se echan a andar solas y sin destino, como antes, pero sin la carga de tener que dar con un logro fingido.
Dicen dedicarse a ver quien aguanta más en su singular peregrinaje; se ponen a prueba de la forma más absurda que han encontrado porque el absurdo es estimulante. Me gustan esas escenas en que las protagonistas andan vagando por las montañas en un alarde del sinsentido de su “expedición”. Van acumulando problemas, complaciéndose en ellos, y sin hacer mucho esfuerzo por evitarlos.
Tras tanto vagar, por el placer de la simple marcha, llegan a la conclusión de que todo, y todo el mundo, todo lugar, es similar, y tan predecible, bien acabado y equilibrado que termina pareciendo irreal por falta de sentido: una especie de círculo virtuoso pagado de si mismo, sin salida ni otro propósito que perpetuarse. Lo único real es el hambre y el frío que están pasando, lo único que mueve a la acción, que les da una dimensión y entidad que no tienen la mayoría de aquellos con los que se cruzan. No es buscarle un sentido a la vida, es experimentar la vida misma a través del riesgo y la necesidad, estremecerla poniéndola al borde de la sinrazón; dejarse ir, a ver cuanto se dura: autodestrucción genuina.
“Messidor” es el relato y la visión de dos personas que se sueltan y dejan caer porque andar agarrándose a algo ya cansa y aburre; porque no se agarran para incorporarse a algo que merezca la pena, sino tan solo por no caer y por mantenerse. Tiene el sempiterno interés de experimentar una caída libre, el caos, y de ver como se acaba cayendo.
5 comentarios:
Me llama la atención esta película, la buscaré...
Por cierto, Feliz año
Buenas Twister.
Buena entrada de año a ti también.
Llego hasta aquí a través de un comentario tuyo en otro blog a raíz de un post sobre Largo domingo de noviazgo. He visto hoy la película y me he quedado embelesada, tanto e incluso yo diría que más que con Amélie. Tu crítica de la película me ha encantado, y quería decírtelo.
Perdona la intromisión y feliz año.
:)
Hola Mandarina Azul. Gracias por la visita y que te sean propicias estas fechas.
¿Intromisión? Me gusta que la gente se entrometa en mi dichoso blog; deshabilitaría la opción de los comentarios si no fuera así. Mujer, ya que mencionas “Amelie”, yo diría que la peli de Jeunet me gusta mucho más que “Messidor”, y aunque se puede comparar de todo, no creo que se sacase nada poniendo una junto a la otra; son muy distintas: el ritmo, el estilo visual, la forma de construcción de los personajes, el tono “anímico”. A mi lo que me ha dejado pasmado de “Messidor” es que creo plasma bien la anárquica indolencia nociva de las protagonistas, contentísimas de abocarse a la ruina.
Saludos.
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