miércoles, agosto 13, 2008

Persépolis



Dir. Vincent Paronnaud y Marjane Satrapi
Francia / EEUU 2007




* Otra de esas muestras de animación que van despojando al género de la manida denominación de “dibujitos animados”. Un film basado en un afamado comic, que da a la animación una dimensión y alcance inusual, y casi incomprendido en occidente. El cine de animación como vehículo artístico y de expresión total.

* “Persépolis” es una obra autobiográfica de Marjane Satrapi, que aquí dirige junto a Vincent Paronnaud un film en blanco y negro, de un calado artístico e intelectual enorme, que me ha emocionado y hecho reflexionar continuamente.



* A priori se podría presentar la película como un análisis y exposición de los avatares históricos, políticos y sociales del Irán de las últimas décadas. Y es así, pero también es una obra personalísima, no tanto en cuanto a que plasme la visión política y social de la autora, sino más bien porque en su trabajo Satrapi imprime su experiencia vital total, y su vivencia íntegra, ligada o no a las circunstancias de su vida y su país. “Persépolis” despliega ante nosotros la vida confesa de esta mujer, combinando sus diferentes inquietudes, en un alarde de sensibilidad, tacto y saber hacer; echando sobre su pasado una mirada irónica, alegre, crítica, melancólica, emotiva, rabiosa…, sabiendo en cada momento el trato que dar a cada episodio, a cada recuerdo, a cada imagen.

* Es una animación de lo más sencilla, supuestamente del todo cumplidora con el diseño del comic; con algunos arranques surrealistas, otros impactantes, detallistas, y con un sempiterno tono tenebroso y turbio, entristecido, que no logra dejarnos ni en los momentos más cómicos, porque toda la comicidad del film se vuelca sobre circunstancias cuando menos desagradables o penosas: una forma de digerir el pasado.

* Como digo, la película es una serie de miradas a la vida de Satrapi: miradas de nostalgia, sobre todo hacia su familia, y también hacia los esfuerzos reformistas de parte de su pueblo; miradas de rencor y aversión hacia ciertos elementos sociopolíticos, no solo de su país, sino también occidentales; y miradas hacia si misma, alguien que desde la niñez ya apuntaba maneras: la perpetua rebeldía, la indignación ante las injusticias, la sensibilidad exacerbada, el continuo descontento, la lucha interna, la inquietud… Memorias de una juventud vapuleada, zarandeada por las circunstancias, que va cobrando cada vez mayor conciencia de que solo en su interior cobrará fuerzas para enfrentarse a su entorno, sea cual sea. De ahí esa constante amargura, por la incesante sensación de contrariedad, de desilusión y decepción. Y miradas certeras, dolientes, burlonas, apenadas, o reivindicativas, siempre según la situación lo requiera, sin ninguna salida de tono, ningún arrebato brusco o desatinado: un film en clave emocional, íntimo; una invitación al mundo interior de Marjane, pero a lomos del relato de la historia reciente de Irán. Una película para emocionarse con las transformaciones del mundo contemporáneo, y su influencia sobre cada uno de nosotros.

sábado, julio 26, 2008

Fahrenheit 451

Dir. Francois Truffaut
Reino Unido 1966

En una sociedad futurista, un particularísimo cuerpo de bomberos se dedica a quemar libros y bibliotecas enteras, y a perseguir elementos subversivos que apoyen la lectura, para así evitar la desestabilización de una sociedad defensora de un igualitarismo incompatible con la existencia de libros impulsores del librepensamiento.


* El cine al servicio de la lectura: grandísima película para fomentarla.
Ya solo por esto recomendaría esta película. No solo es un muy buen film que espolea al espectador a aficionarse al séptimo arte, sino que genera unas desesperadas ansias de abismarse en el que yo considero quizá el primer arte, el mundo de los libros, la lectura, la literatura… Por otra parte es interesante el hecho de que uno de los mayores exponentes de la Nouvelle Vague francesa, Truffaut, abordara una película que, independientemente de su trasfondo y su claro componente discursivo, no deja de ser una obra de ciencia ficción. Aunque otros directores como Godard, Malle, o Rivette, coquetearan en alguna ocasión con la fantasía, el surrealismo, o la fabulación, todo ello es tan sumamente raro en la Nouvelle Vague, tan embebida del cine norteamericano y el realismo, que esta película supone, además de sus méritos, toda una singular e insólita joyita entre la filmografía del conjunto de estos directores, quizá por ser una producción británica, y asimismo todo un clásico de la ciencia ficción. Y es ciencia ficción de la que aprecio. No suelo consumir mucho dentro de este género, que normalmente me resulta frío y disipado, falto de contenido, pero “Fahrenheit 451” toca temas culturales, psicológicos y sociales, que me llevan a una relectura constante de lo que veo para considerarlo a la luz de claves actuales, pese a los 40 años que ya tiene la película. Como digo, es la ciencia ficción que me interesa, aquella que fantasea, mirando hacia el futuro, pero con el presente bien vigilado; que por no elaborar el sempiterno film social cansino, se esfuerza en inyectar el mismo discurso con unas formas más elaboradas, originales, y en resumen, más eminentemente artísticas.

* Básicamente, se defiende la lectura contra un mundo despersonalizado, donde la cultura “borreguil” campa a sus anchas, y donde se persigue cualquier atisbo de independencia de criterio que pudiese desestabilizar esa sociedad de teórica máxima igualdad. Aparte de las peroratas articuladas por los personajes, el film está plagado de detalles que corroboran o confrontan estas, apoyándolas o atacándolas en sus supuestos puntos fuertes –el ataque a la lectura en pos de una sociedad igualitaria se derrumba cuando se siente la necesidad de una segunda “pantalla mural” que nos haga aun más iguales a los demás; con la necesidad de un ascenso que nos reporte un aumento de sueldo para adaptarnos aun mejor al régimen: la lucha de clases se permuta en la lucha de las apariencias, y pasamos de una sociedad donde sus miembros se esfuerzan por distinguirse a una donde se esfuerzan por asimilarse, “distinguirse” como el más integrado-. Toda esa frialdad y automatismo que se cree poder erradicar a través de la lectura, del culto al libro, es extrapolable a nuestros días, donde parece que solo en la expresión artística, en cualquiera de sus formas, se encierra la esencia de la espiritualidad humana, de lo que nos hace personas. De ahí esa relación que el protagonista comienza a establecer con personas inexistentes, fruto de la ficción de los libros, o más bien, con quienes escribieron estos, dejando su persona encerrada en ellos, su alma, más viva, efusiva, y sensible que las de aquellos que rodean al protagonista. En nuestros días, igualmente, los anhelos, aspiraciones y caracteres de la sociedad y sus individuos se dispersan cada vez más, es difícil asirlos para comprenderlos e imbuirse de ellos, y parecen recluidos en objetos como el libro: con formas futuristas, “Fahrenheitt 451” diserta sobre el mundo actual, ya a mediados de los 60. Así planteada, la película es exacerbadamente romántica –chapó, tratándose de una obra de ciencia ficción- en su defensa de la literatura y la lectura en general, en su defensa de aquella como verdadero lenguaje del alma humana, con unos planteamientos casi fanáticos y religiosos en su exposición de esas “personas-libro”, acercándonos al ideario romántico y de la Sturm und Drang, a Hamann, Herder, o Rousseau.
Por supuesto que Truffaut tenía como guía la novela de Bradbury,
la cual no he leído, gracias a lo cual puedo permitirme el benévolo privilegio de ignorar el hecho, y no embarcarme en azarosas comparaciones, presumiendo tan solo que ambos trabajos conllevan la misma exposición de ideas.

* La mayoría de películas que he visto de este director son de la etapa durante la cual se realiza esta película, y aunque estilísticamente no esta muy alejada de películas como “La piel suave”, “La noche americana”, o “Las dos inglesas y el amor”, lo cierto es que mientras en estas el esfuerzo se centra en el análisis de los personajes y las relaciones interpersonales, con una escrupulosidad de cirujano, pero con una sensibilidad tremenda que no es óbice para la total corrección formal, en “Fahrenheit 451” son las ideas las que protagonizan la narración. Y en cuanto a las ideas, me parece genial como se confrontan dos discursos:
el de la defensa de la lectura y el de su vituperio. Los argumentos de ambas partes están lanzados al aire con saña, teniendo dos partes que argumentan sin confrontación, sin redargüir: no hay contraargumentación, la cual en ambos casos debe partir del espectador. La defensa de los beneficios de la lectura es un tema demasiado extenso como para tratarlo en una película, y por supuesto deja muchas cosas en el tintero. El análisis de la otra parte es incluso más certero y práctico, pese a lo chocante que en nuestros días pudiese parecer el ultraje a la actividad lectora (el discurso del jefe de bomberos es espeluznante, y el momento cumbre con “Mein Kampf” en la mano, soberbio). Creo que esto obliga al espectador a elaborar su propia reflexión a la luz de las manifestaciones que surcan el film, y lo impulsan a reformar el discurso de los defensores del libro para despojarlo de las claves meramente emocionales, que en la película pueden ser un escollo ante la practicidad de la otra parte. Pero claro, las soflamas cifradas emocionalmente siempre calan más hondo que las materialistas, de modo que “los buenos ganan por trece narices”… hasta tienen los mejores mártires por la causa.

viernes, junio 20, 2008

En Compañía de Lobos


The Company of Wolves
Dir. Neil Jordan
Reino Unido 1984

* Varias son las referencias que dicen podrían mencionarse al hablar de esta película; referentes literarios y cinematográficos. Se suele citar como una evidente influencia de Jordan la película “Valerie and her week of wonders” (Dir. Jaromil Jires, Checoslovaquia 1970). Si Neil Jordan manifestase que ni conoce dicha película, se le podría creer sin dificultad, porque son lo suficientemente distintas; pero también es innegable que tienen muchos puntos en común. Ambas tratan el tema del despertar sexual en la adolescencia, ambientándose en épocas pasadas. De esta forma, sumen a sus protagonistas en un estado de confusión y aprensión ante los cambios que están experimentando, por la falta de información que se daba en otras épocas, configurándose la historia de forma deliberadamente turbia y enmarañada, surrealista, y con una gran carga simbólica, plasmando el choque y desconcierto que supone para las jóvenes su nuevo estatus. En ambas películas las protagonistas forcejean aún con su infancia, no queriendo desembarazarse de ella totalmente, pero viéndose impelidas hacia una madurez que irrumpe con salvajismo; mientras, se adentran en el mundo adulto llenas de dudas y miedos, los cuales cobran diferentes formas en sendos relatos. En “Valerie…” se tomaba la figura del vampiro; “En Compañía de Lobos” opta por la del licántropo, de cuyo rol en la película pueden hacerse varias lecturas.

* Respecto a esas diferentes lecturas del film, hay que empezar diciendo que está articulado en base al cuento de “Caperucita Roja”, aunque con un desarrollo más intrincado. Algunos de los personajes (véase la abuelita), representan el sermón correctivo que supone el cuento, en su intento de ilustrar sobre el peligro que el mundo real supone para las jóvenes en plena pubertad. Otros personajes –Rosaleen, su madre, el “lobo” feroz- violentan el trasfondo y lección del cuento clásico, introduciendo un discurso moderno, feminista, rebelde, ecologista, e incluso pagano y animista, discurso apoyado por algunos de los relatos-cuentos incrustados en la narración central, y que auxilian a esta en su exposición de ideas: sobre la confrontación del hombre con la naturaleza y sus criaturas, la percepción que tenemos sobre nosotros mismos (la película no nos deja en muy buen lugar), el papel social de la mujer, y en relación a la sexualidad, el valor de seguir tu naturaleza sin imposiciones ajenas, códigos morales artificiales, seguros “senderos”, etc.

* Otra obra que he visto mencionada como influencia de esta película es “El Manuscrito Encontrado en Zaragoza” (1804-1813). Con esta novela del polaco Jean Potocki tiene en común la estructura, los relatos complementarios insertos en la narración básica, y traídos a colación por los diferentes personajes de esta; aunque por supuesto, la complejidad de ese intrincado tejido es mucho mayor en la obra literaria del genio polaco, y dicha estructura en el film es solo una débil sombra en comparación con la de la novela. También comparten algún personaje, como es el del “errante”.

* La película podría estar mejor ensamblada, presentando alguna fisura en su desarrollo, pero que compensa con una ambientación folclórica y surrealista muy conseguida, infantil, pero inquietante. Una música simple, pero hermosa; unos efectos entrañables, y varias escenas muy bellas visual y emotivamente hablando, así como de un afilado y reivindicativo mensaje. Tenebrosamente romántica, provocadora, y de atractiva comicidad. Un subversivo cuento gótico.

“No vengo del infierno, sino del bosque”

sábado, junio 14, 2008

Love Letter


Dir. Shunji Iwai
Japón 1995

En un arranque de romanticismo, Hiroko Watanabe manda una carta a su ex pareja, fallecida tiempo atrás. Debido a una confusión, la carta llega a manos de una ex compañera de escuela del fallecido. Así entran en conocimiento ambas jóvenes, que comienzan a cartearse intercambiando impresiones y vivencias sobre dicha persona, revelando una a la otra parte de sus vidas.



* Ente los grandes directores actuales del Japón, Iwai es sin duda el más, o uno de los más, románticos. Tal sensibilidad no es destilada solo por sus “romances” (“April Story”, “Love Letter”…), sino que es evidente asimismo en la visión que puede dar de lo fantástico/sobrenatural (“Ghost Soup”), o en el tratamiento de la psique y sus trastornos (“Undo”, “All About Lili Chou-Chou”, “Picnic”). Por supuesto, aunque en la forma de proyectar sus historias se hagan evidentes los parámetros del romanticismo, tal como se entiende en occidente, se plantea ajustado a los modos orientales, sin estridencias en lo que a sentimentalismo se refiere.

* “Love Letter” es uno de sus films más amables, en la línea de “April Story” o “Hana & Alice”, y anterior a estas (es del 95). Tiene los mismos apacibles ambientes. Desarrolla la historia en agradables contextos; en límbicos rincones hurtados al ajetreo urbano, dando una visión diferente del Japón de hoy día: no todo rascacielos, estrés y metros atestados, donde aun los sentimientos vencen la frialdad del mundo moderno. Un entorno donde todos los personajes podrían gozar de armonía y tranquilidad, sino fuese por sus conflictos interiores. Con los mismos singulares personajes, y con los mismos enredos. También tiene el mismo progresivo tonillo triste y discordante, que impide que la película resulte demasiado empalagosa. Las situaciones de agradable comicidad que surcan la película cumplen la misma función: restar almíbar, como también lo rebuscado a ratos de la narración, y su ocasional falta de linealidad.

* Habré visto esta película media docenita de veces, porque me encanta, por las características señaladas arriba, por lo distintivo del estilo (Iwai 100%), y porque es bastante detallista, de forma que a cada visionado uno descubre más pormenores de la historia y de los personajes. Este “detallismo” que indico, esta relacionado con lo intencionalmente rebuscado y enmarañado del film, con la confusión en que alegremente introduce al espectador desde el principio. Esto viene dado, por una parte, por la doble interpretación de la actriz principal, dando vida a las dos protagonistas, la cohibida y templada Hiroko Watanabe, y la atolondrada Itsuki Fujii, en un trabajo excelente; por otra parte, por la forma de abordar la narración: las protagonistas nos relatan sus circunstancias actuales y pasadas, en relación o no con la persona que motiva la comunicación entre ambas; y por último, por la tranquilidad con que los asiáticos nos van introduciendo en el meollo de la cuestión: da información con cuentagotas, de forma que el espectador se ve impulsado a anticiparse a la narración, viendo continuamente frustradas o realizadas sus expectativas, y recibiendo sorpresas sin parar, lo que hace el relato de lo más interesante, al espolear nuestra participación activa. Iwai establece además líneas narrativas paralelas con la situación particular de todos los personajes, pero sin menoscabo del relato principal, enriqueciendo aun más lo que vemos.

* “Love Letter” me encanta, aunque considero que Iwai da lo mejor de si en los mediometrajes; que a sus largos les sobra algo de duración, sufriendo algún altibajo rítmico que viene a romper la atmósfera y el tono sensitivo que crea el director con tal exquisitez. Fuera de esto, una película hermosísima, elegante, juguetona, y gratificante.

miércoles, junio 11, 2008

La Bella y la Bestia


La belle et la bête
Dir. Jean Cocteau
Francia 1946

* Una de las películas más fascinantes que he visto; de un magnetismo, atmósfera y preciosismo visual apenas igualado en el transcurso de los 60 años que han pasado desde que salió a la luz. De una belleza plástica arrebatadora; impresionante escenografía. Se nutre del cuento popular y de hadas, no solo de la obra de Mme. Leprince de Beaumont; del expresionismo, el simbolismo y demás corrientes postrománticas, con reminiscencias genuinamente románticas y literarias; del surrealismo. Toda una obra maestra que demuestra una sensibilidad acentuadísima al servicio de todos los aspectos del film; un gusto exquisito y una evidente preocupación formal, que se opondría a ese espíritu infantil, a esa tregua solicitada a nuestro escepticismo y nuestro desdén hacia la fabulación que nos aconseja Cocteau para poder disfrutar de su película. Pocas veces se ha invertido tanta dedicación en erigir tan magna obra a partir de la base que supone un cuento “infantil”. Así resulta una película que puede parecer sencilla, narrativamente hablando; respecto al guión; respecto a los personajes; por sus teatrales decorados… Pero junto a esa apariencia de sencillez, incluso de ingenuidad, está esa pericia en el tratamiento visual, de los personajes, la ambientación, el ritmo, los recursos sensoriales, el detallismo minucioso que nos conduce de secuencia en secuencia perpetuamente asombrados, cada vez mas atentos por las sorpresas que sabemos nos puede ir deparando cada imagen, etc.

* Una obra del todo hechizante; con un ambiente onírico como pocas desde los inicios del cine; que deja huella, generando una sensación confusa e indefinida, de estar realmente soñando, induciéndonos la misma sensación que atenaza a los personajes. El tono de ensueño se fragua desde los créditos iniciales, a base de imaginación y poder fabulador. Luego la película irá forjando ese nudo que mezcla realidad y fantasía, de tal modo que, como en “Cuentos de la Luna Pálida de Agosto” del inmenso Mizoguchi, lo ilusorio, lo sobrenatural, artificial, o prodigioso, viene a mezclarse con lo rutinario, no sabiendo si el mundo de la fantasía invade la realidad, o es al contrario, y no sabiendo cuando nos situamos en uno u otro universo. En esa confección de lo extraordinario entra en juego la imagen; los recursos puramente fantásticos; la cadencia; la envolvente música; los decorados, algunos de ellos recientes paisajes víctimas de la guerra, siendo espléndidas las imágenes de los dominios exteriores de La Bestia, parajes de un hálito decadente y desolada belleza. También participan de lo maravilloso los propios personajes, porque en ninguna historia similar resulta tan creíble el hecho de que la chica se encariñe, incluso enamore, del monstruo en cuestión, y más, dado lo grotesco de este. Esto dice mucho del magnífico trabajo de los actores, de todos, pero en especial de los dos principales, siendo particularmente seductores e imponentes la presencia y carácter de la Bestia.

* Con una solapada carga erótica, una historia intensamente dramática y triste, incluso agria (la evolución y progresiva vacilación en las inclinaciones del personaje de Avenant: no te fíes ni de tu sombra), suavizada en cierta forma por determinados toques de humor y optimismo, así como por el carácter noble y humano de la pareja protagonista; que entra en la dinámica ejemplarizante y moral del cuento popular. Con un final que me resulta agridulce; luminoso, pero dejando cosas sin resolver: como todo buen final.

lunes, junio 09, 2008

Katzelmacher

Dir. R.W. Fassbinder
Alemania (R.F.A.) 1969

* Sordidez, humor negro y nocivo, y un ritmo y puesta en escena bruscos y llenos de aristas: como siempre, Fassbinder ensambla sus películas a martillazos, tanto visual como intelectualmente.


Entre las películas que he visto de Fassbinder me cuesta encontrar alguna con la cual cotejarla; supongo que guardará mas similitudes con otras obras de su primera etapa, pero de ese período del director pocas he visto. No es que durante toda su trayectoria no haya mantenido Fassbinder una línea más o menos constante, pero si que se nota cierta evolución. En “Katzelmacher” está muy acentuada la inclinación perpetua de este cineasta por acometer la narración de forma precipitada. La acción dentro de cada secuencia no es lenta, sino inexistente; y la inmovilidad estatuaria de los personajes puede irritar a muchos. En contraste con esto, las escenas se suceden de forma muy abrupta, dando la sensación de que se precipitasen unas sobre otras, como si cada una de ellas arremetiese contra la anterior de forma caprichosa y desconsiderada, exigiendo exponer sus ideas, quid de cualquiera de ellas. Pero aunque Fassbinder conduzca la cinta a golpe de látigo, es solo el efecto que causa. Realmente economiza la imagen, soporte de un discurso certero, íntegramente acabado, y articulado en una película dialogada. “Katzelmacher” se acerca así a “Effi Briest”, en la forma de proyectar su contenido: de forma estática, a través de los diálogos, pues en otros aspectos ambas cintas son evidentemente distintas.



* Otra de las diferencias respecto a películas posteriores es que los personajes de estas últimas, los principales, no guardan la contención forzada de los de “Katzelmacher”, por ejemplo. La tensión es la misma, pero el cine de este hombre irá ganando en violencia explícita, y en impetuosidad de caracteres.

* En cuanto al fondo discursivo, se trata el origen del racismo y la xenofobia explicando estas actitudes en base a crisis socio-económicas y frustraciones individuales. No dice nada nuevo, nada en lo que no se hayan explayado ya innumerables cineastas, pero si que me resulta muy interesante la forma de exponerlo, de forma tan demoledora y afilada, desinhibida. También trata de las consecuencias en el modo de vida de la juventud en periodos de dificultad, de problemas económicos y sociales.


* También resulta un gran trabajo en cuanto a exposición de tipos psicológicos, de formas en que cada uno reacciona, asimila, afronta, o incluso aprovecha (desde un plano psicosocial) la irrupción de un inmigrante en su contexto cotidiano, o cualquier otra forma de compromiso, de conflicto.

* Fassbinder removería más conciencias si no fuera por el talante “killer” de sus trabajos, por su particular enfoque y estilo.