Rupan sansei: Kariosutoro no shiro
Dir. Hayao Miyazaki
Japón 1979
Siguiendo la pista de unos billetes falsos, Lupin y su compañero Jigen llegan a un diminuto país europeo, que además trae a Lupin buenos recuerdos de sus primeras correrías.
Llegan en un momento importante, pues falta poco para que se celebre la boda entre la princesa, a la que todo el mundo adora, y el Conde de Cagliostro, no tan amado del pueblo; por lo que la boda no es vista con buenos ojos por los lugareños. Cuando Lupin se entera de que la princesa es retenida a la fuerza por el Conde, intentará ayudarla, y ya de paso, sacar un buen botín del castillo, arrebatándoselo al Conde. Acabarán también tras la pista de un misterio que data del siglo XV, y que esta ligado a las familias del Conde y la princesa.
* “El Castillo de Cagliostro” fue el primer largometraje de animación dirigido por Hayao Miyazaki, y como el resto de su producción, me ha parecido una maravilla (yo es que soy un incondicional de este hombre).
* El personaje principal es Lupin, a quien todos recordaremos como ese ladrón de guante blanco de aquella serie de anime que emitieron por TV hace años y años. Aquí tenemos al mismo personaje pero en un contexto bien diferente al de dicha serie; quizá más cercano al de otra serie, también realizada por Miyazaki, de la que también nos acordaremos, y que era “Sherlock Holmes”.
* En esta primera película Miyazaki recoge ya elementos que serán habituales, o toda una constante, en su producción, mientras que están ausentes otros que irá poco a poco incorporando, enriqueciendo su cine. Por supuesto, aun no tenemos la magnificencia visual de sus últimos trabajos, pero el diseño no desmerece, y no está muy alejado de “El Castillo en el Cielo” o “Porco Rosso”, quizá aquellas con las que esta cinta guarde más similitud, junto con la serie “Sherlock Holmes”. Tampoco está presente aún el discurso total en valores humanos, ecológicos, y si me aprietan, espirituales; ni el componente folclórico-mitológico, o la exuberancia simbólica que llegará a la culminación con “... Chihiro”.
* Tenemos acción, mucha comedia, y la fantasía de lo estrambótico. Nos encontramos ya con la obsesión de Hayao por los extraños artefactos voladores (y otras aparatosas extravagancias “tecnológicas”); por los plácidos rincones apartados del mundanal ruido a modo de refugio para sus personajes; por las fantasiosas escenas de acción y estrafalarias persecuciones de lo más inverosímiles, etc.
* También hay que destacar algo poco habitual en la obra de Miyazaki, pero que si se da en esta película, y es la polarización de sus personajes; es decir, lo normal en Miyazaki, y aun más en sus últimos trabajos, es construir personajes duales, ni muy malos ni muy buenos, y que además sufren súbitas e inexplicables transformaciones de actitud y comportamiento a lo largo de la narración, convirtiéndose en arquetipos solo en el universo Miyazaki. Pero en “El Castillo de Cagliostro” tenemos una historia y unos personajes que se adaptan al esquema “héroe noble–desdichada heroína–cruel tirano” típico del goticismo europeo –del que además extrae otro motivos: el castillo, sus misterios, ...- y del romanticismo –me recuerda algo al romanticismo tardío de Leroux por ejemplo-; después Miyazaki seguirá dando muestras de su gusto por la historia, la cultura y la literatura europeas de los últimos siglos. El caso es que tenemos a un malo malísimo del que no podemos esperar nada bueno, alejado de la indefinición o ambigüedad de muchos de los personajes de “El Castillo Ambulante”, “... Mononoke”, “... Chihiro”, o “Porco Rosso”; una desdichada damisela, no tan cándida como pudiera parecer; y un noble héroe (Lupin), aunque sea un poco sinvergüenza. Por cierto que me encanta como estan construidos los personajes, no llegan a ser todo lo entrañables que son otras figuras de este director, pero... ¿quién no se enamora de la princesa?
* En definitiva, la peculiar y bizarra visión de Miyazaki del cuento gótico y romántico europeo; bien narrada, interesante, y muy divertida; otra obra de Miyazaki que se disfruta del tirón.
Dir. Hayao Miyazaki
Japón 1979
Siguiendo la pista de unos billetes falsos, Lupin y su compañero Jigen llegan a un diminuto país europeo, que además trae a Lupin buenos recuerdos de sus primeras correrías.
Llegan en un momento importante, pues falta poco para que se celebre la boda entre la princesa, a la que todo el mundo adora, y el Conde de Cagliostro, no tan amado del pueblo; por lo que la boda no es vista con buenos ojos por los lugareños. Cuando Lupin se entera de que la princesa es retenida a la fuerza por el Conde, intentará ayudarla, y ya de paso, sacar un buen botín del castillo, arrebatándoselo al Conde. Acabarán también tras la pista de un misterio que data del siglo XV, y que esta ligado a las familias del Conde y la princesa.
* “El Castillo de Cagliostro” fue el primer largometraje de animación dirigido por Hayao Miyazaki, y como el resto de su producción, me ha parecido una maravilla (yo es que soy un incondicional de este hombre).
* El personaje principal es Lupin, a quien todos recordaremos como ese ladrón de guante blanco de aquella serie de anime que emitieron por TV hace años y años. Aquí tenemos al mismo personaje pero en un contexto bien diferente al de dicha serie; quizá más cercano al de otra serie, también realizada por Miyazaki, de la que también nos acordaremos, y que era “Sherlock Holmes”.
* En esta primera película Miyazaki recoge ya elementos que serán habituales, o toda una constante, en su producción, mientras que están ausentes otros que irá poco a poco incorporando, enriqueciendo su cine. Por supuesto, aun no tenemos la magnificencia visual de sus últimos trabajos, pero el diseño no desmerece, y no está muy alejado de “El Castillo en el Cielo” o “Porco Rosso”, quizá aquellas con las que esta cinta guarde más similitud, junto con la serie “Sherlock Holmes”. Tampoco está presente aún el discurso total en valores humanos, ecológicos, y si me aprietan, espirituales; ni el componente folclórico-mitológico, o la exuberancia simbólica que llegará a la culminación con “... Chihiro”.
* Tenemos acción, mucha comedia, y la fantasía de lo estrambótico. Nos encontramos ya con la obsesión de Hayao por los extraños artefactos voladores (y otras aparatosas extravagancias “tecnológicas”); por los plácidos rincones apartados del mundanal ruido a modo de refugio para sus personajes; por las fantasiosas escenas de acción y estrafalarias persecuciones de lo más inverosímiles, etc.
* También hay que destacar algo poco habitual en la obra de Miyazaki, pero que si se da en esta película, y es la polarización de sus personajes; es decir, lo normal en Miyazaki, y aun más en sus últimos trabajos, es construir personajes duales, ni muy malos ni muy buenos, y que además sufren súbitas e inexplicables transformaciones de actitud y comportamiento a lo largo de la narración, convirtiéndose en arquetipos solo en el universo Miyazaki. Pero en “El Castillo de Cagliostro” tenemos una historia y unos personajes que se adaptan al esquema “héroe noble–desdichada heroína–cruel tirano” típico del goticismo europeo –del que además extrae otro motivos: el castillo, sus misterios, ...- y del romanticismo –me recuerda algo al romanticismo tardío de Leroux por ejemplo-; después Miyazaki seguirá dando muestras de su gusto por la historia, la cultura y la literatura europeas de los últimos siglos. El caso es que tenemos a un malo malísimo del que no podemos esperar nada bueno, alejado de la indefinición o ambigüedad de muchos de los personajes de “El Castillo Ambulante”, “... Mononoke”, “... Chihiro”, o “Porco Rosso”; una desdichada damisela, no tan cándida como pudiera parecer; y un noble héroe (Lupin), aunque sea un poco sinvergüenza. Por cierto que me encanta como estan construidos los personajes, no llegan a ser todo lo entrañables que son otras figuras de este director, pero... ¿quién no se enamora de la princesa?
* En definitiva, la peculiar y bizarra visión de Miyazaki del cuento gótico y romántico europeo; bien narrada, interesante, y muy divertida; otra obra de Miyazaki que se disfruta del tirón.
2 comentarios:
Es curiosa la fascinación de Miyazaki por la cultura occidental.
Sin embargo, en mi opinión sus mejores obras son las que están ambientadas en la propia mitología nipona.
Saludos!
Desde luego que el simbolismo y el componente folclórico en la obra de Miyazaki están más presentes en sus trabajos más orientales, y que de occidente toma sobre todo ambientaciones, fascinantes visualmente, pero donde se desarrollan unas narraciones y unos personajes orientalmente concebidos. A mi "... Chihiro", a día de hoy, me sigue pareciendo la cumbre de este hombre.
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