domingo, agosto 24, 2008

The Girl Who Leapt Through Time


Toki o kakeru Shojo
Dir. Mamoru Hosoda
Japón 2006


* ¿Qué harías si pudieses viajar a través del tiempo? Posiblemente aprovecharte de ello, como es el caso de Makoto (protagonista de esta cinta de anime), y acabar aturdido por las consecuencias, que también es el caso.
Últimamente, en cuestiones de anime, me había dedicado a revisar clásicos, con lo que pisaba sobre seguro, porque no encontraba ninguna película de animación que me llamase lo suficientemente la atención. Llevaba un tiempo detrás de esta, pero no me decidía a verla… me alegro de haberlo hecho por fin, porque no tengo más que sumarla a aquellas que siempre recomiendo.

* Su director tiene poco bagaje tras de si, pero ha logrado un trabajo que, si bien visualmente no resalta, simplemente porque opta por la sencillez, no por dejadez o déficit alguno, es complejo intelectualmente, y tiene una buena historia narrada con muy buen pulso.
Cuando digo “intelectualmente” me refiero a que hay un esfuerzo por darle un trasfondo reflexivo. La protagonista, por azar, se encuentra de la noche a la mañana con que puede retroceder en el tiempo, lo que utiliza para intentar evitar situaciones desagradables y enmendar errores: para soslayar el máximo de problemas y preocupaciones posibles. Lo que narra esta película son las complicaciones y problemas adicionales que sobrevienen al no afrontar de forma natural los obstáculos, las situaciones penosas, la realidad. La protagonista cree, con su nueva capacidad, ser el único factor del que depende el curso de los acontecimientos, pero se equivoca, yerra continuamente, y ve como va complicando las cosas cada vez más, hasta lograr situaciones insostenibles. De esta forma la película pasa apaciblemente de la simpática comedia adolescente al sutil drama (suavito), con algún giro extraño que no llego a comprender del todo (cosas del anime), pero dando la sensación de que sus responsables se han preocupado realmente por plantear algo respecto a las relaciones humanas y la responsabilidad. Sobre su dimensión como film de ciencia ficción hay poco que señalar. La película me ha recordado a la coreana “Il Mare”. Tiene al igual que esta una premisa fantástica, también relacionada con desplazamientos temporales, a la que no se presta más atención de la necesaria, pero que da pie a reflexiones y análisis emocionales, que es lo realmente importante. En ambas cintas, creo que ese elemento fantástico representa la tentación de eludir responsabilidades y escapar a la realidad de los protagonistas, que en situaciones difíciles acaban acudiendo a ese inesperado y quimérico recurso, sin plantearse las consecuencias, de forma totalmente irresponsable. Aparte de estas ideas, ambas cintas coinciden en algunos puntos del desarrollo de sus historias, muy especialmente en el del daño que podemos provocar al intentar desprendernos del nuestro. Como digo, en cuanto al elemento de ciencia ficción, no hay que detenerse en él más que para echarse unas risas, porque el meollo del asunto está en las situaciones que para los protagonistas va disparando esta condición de viajeros del tiempo.

* Algo que me ha gustado bastante es que presenta ese poder sin igual (viajar en el tiempo) de forma diferente al montón de películas que hay sobre el tema. Desde el principio lo muestra como algo peligroso e insensato, ya que Makoto solo puede retroceder en el tiempo sin saber cuanto retrocederá, y exclusivamente poniendo en riesgo su integridad, ya que solo se produce el salto temporal cuando Makoto se lanza temerariamente a romperse la crisma.




* Película que intenta enseñarnos que a más enrevesadamente intentemos eludir los problemas, más serán los que nos granjeemos, y que la manera más simple de salvar obstáculos será siempre la mejor, por comprometida que parezca.

sábado, agosto 16, 2008

Dentro del Laberinto



Labyrinth
Dir. Jim Henson
Reino Unido / EEUU 1986

Sarah es una jovencita que pasa su tiempo libre rodeada de juguetes y cuentos, cuentos y juguetes, sin prestar atención a que debe ir madurando. En un arrebato de rencor hacia sus “crueles” padres, que le hacen pasar la noche cuidando a su hermanito, pide a los goblins (una suerte de duendecillos) que se lo lleven consigo. Obedientes estos, obligarán a la joven a introducirse en su fantástico mundo para rescatar al pequeño.

* Creo que “Dentro del Laberinto” ha llegado ya a alcanzar ese estatus de “película necesaria” al que se llega en mi estima cuando algún film supera la media docena de veces visto, que ya es cuando uno teme que se está enganchando a verlo de vez en cuando. Ya no es que el cuerpo te pida ver cine, o cierto tipo de cine, es que te pide una película en concreto. Esta es una de ellas.

A mi me pasa algo que no se si le pasará al resto de aficionados al cine de mi edad: tengo buenos recuerdos asociados a películas de los años 80; de vez en cuando veo alguna y me trae nostalgia, pero la mayoría de las veces que me pongo voluntariamente ante una muestra de cine ochenteno, sobre todo ante películas familiares, se me suele hacer pesado, como si la configuración de mi cabeza no fuese ya proclive a disfrutar con cierto cine de corte aventuresco-infantil-amable. Por otro lado hay ejemplos de ese cine, que a lo tonto vimos hace dos décadas, y que suele salir de suelo europeo, que si me sigue cautivando; como la película de que me ocupo ahora.

* Varias cintas fantásticas en los años precedentes fueron preparando el terreno para que “Dentro del Laberinto” calase hondo y fuera muy bien recibida por el público. Recogía elementos que estaban en boga, con una ambientación atrayente por aquella época, y ofrecía una historia y unos personajes más elaborados de lo normal para una película claramente infantil, aunque algunas figuras salidas de la imaginación de Henson sean sorprendentemente grotescas para presentarlas ante los ojos de los más pequeños.

* Desde la primera escena esta película me trae a la mente otras tantas grandes obras, tanto dentro de la fantasía, como también, aunque suene raro, del horror; señalando, ya de paso, que la primera secuencia me parece sublime y muy hermosa. Me recuerda esta la obra de Neil Jordan “En Compañía de Lobos”, por la jovencita en pleno proceso de madurez, entre la infancia y una adultez incipiente, que viene cargada de responsabilidades que suponen una carga, y ante cuya perspectiva se desboca la imaginación de las muchachas. En otra película que allana el terreno para el éxito del film de Henson, “La Historia Interminable”, tenemos el mismo planteamiento, el joven retraído, incapaz de enfrentarse al mundo adulto al que se avecina, que se refugia en su imaginación, y en los cuentos e historias a través de los que escapa a su situación, que le proporcionan los elementos deformadores de su realidad, y que conforman el mundo que veremos desfilar en estos films. En cada uno de ellos, el protagonista emprende un viaje de aprendizaje e iniciación del que regresará más maduro y capaz de enfrentarse al mundo que le rodea.


Por supuesto es innegable la influencia de “Alicia en el País de las Maravillas”, o de toda la obra anterior de Jim Henson: películas como “Cristal Oscuro”. En muchas escenas resuenan ecos de otras obras. Pienso en Cocteau al ver la escena del pozo de las manos (y no menos en Lewis Carroll), en “El Fantasma de la Ópera” de Rupert Julian al ver la escena del grotesco baile de máscaras, o en “El Mago de Oz” al ver la compañía de Sarah.

Aparte de todo esto es innecesario mencionar la gran deuda de esta película con los cuentos populares y la literatura romántica.
Respecto al cine posterior, es indiscutible el hecho de que este tipo de películas han quedado desacreditadas y vilipendiadas por el espectro de población al que van dirigidas, y que el cuento y la fantasía, o es espectacular (Señor de los Anillos, Narnia…), o las nuevas juventudes contemporáneas se ríen de ella. Aun así, la recta final del film de Henson me hace pensar en el parecido que guarda toda ella, y no solo por su título, con la reciente “El Laberinto del Fauno” de Guillermo del Toro, la cual no es de mi agrado, pero quede ahí la mención.

* “Dentro del Laberinto” es una oscura historia, que con malicia podría haber dado de si una obra de horror bastante tenebrosa, pero que se mantiene en los márgenes dados por el cine infantil, teatral de corte cómico, y aleccionador.
Como cuento que es, tiene su discurso moral, más elaborado y con más recursos simbólicos que gran parte del cine con el que podríamos compararla, cosa que también podríamos decir de sus personajes, cada uno de los cuales es una reflexión en si.
Jareth, Rey de los Goblins, que representa la tentación y la resistencia de Sarah a desprenderse de su infancia, mientras introduce una dimensión sexual y equívoca solapada, que viene a exponernos la confusión de la protagonista ante su futuro, y sus miedos; la forma de procesar los cambios que se avecinan o ya acontecen. Su madrastra (madrastra malísima de cuento) y su familia serían el cauce normal, al que se resiste, a través del cual Sarah debiera madurar, mientras que su mundo de fantasía es la senda que ella querría seguir, que le ofrece un camino más atractivo a recorrer. Como en otras cintas del estilo, el mundo fantástico, oscuro y desconocido, feérico, que a veces se identifica con el mal, con el infierno, es en si el mundo de los miedos, el desconcierto, y la aprensión: la propia mente del sujeto, galimatías que desde el seno familiar y social (mundo contrapuesto al fantástico) se pretende controlar. Por ello, tanto Jareth como sus goblins son personajes ambiguos y turbios,
duales, que solo representan el “mal” desde el recelo, pero no siendo más que producto de las ensoñaciones de una mente turbulenta como la de la joven protagonista. Otros personajes como Hoggle (mi favorito), Dudo, o Didymus, los compañeros de fatigas de Sarah, ilustran sobre valores, y sobre no confiar en el mundo de las apariencias, clave en esta historia. Otro personaje a destacar, aunque muy fugaz, es el de la viejecita que intenta sepultar a Sarah con las bagatelas de su infancia (escena magistral).

* En fin, montones de personajes, escenas, ideas, y escenarios fabulosos, para una película magnífica y no todo lo infantil que pueda parecer; que tiene ya más de 20 años… que ya es hora de que la vean los rezagados.

miércoles, agosto 13, 2008

Persépolis



Dir. Vincent Paronnaud y Marjane Satrapi
Francia / EEUU 2007




* Otra de esas muestras de animación que van despojando al género de la manida denominación de “dibujitos animados”. Un film basado en un afamado comic, que da a la animación una dimensión y alcance inusual, y casi incomprendido en occidente. El cine de animación como vehículo artístico y de expresión total.

* “Persépolis” es una obra autobiográfica de Marjane Satrapi, que aquí dirige junto a Vincent Paronnaud un film en blanco y negro, de un calado artístico e intelectual enorme, que me ha emocionado y hecho reflexionar continuamente.



* A priori se podría presentar la película como un análisis y exposición de los avatares históricos, políticos y sociales del Irán de las últimas décadas. Y es así, pero también es una obra personalísima, no tanto en cuanto a que plasme la visión política y social de la autora, sino más bien porque en su trabajo Satrapi imprime su experiencia vital total, y su vivencia íntegra, ligada o no a las circunstancias de su vida y su país. “Persépolis” despliega ante nosotros la vida confesa de esta mujer, combinando sus diferentes inquietudes, en un alarde de sensibilidad, tacto y saber hacer; echando sobre su pasado una mirada irónica, alegre, crítica, melancólica, emotiva, rabiosa…, sabiendo en cada momento el trato que dar a cada episodio, a cada recuerdo, a cada imagen.

* Es una animación de lo más sencilla, supuestamente del todo cumplidora con el diseño del comic; con algunos arranques surrealistas, otros impactantes, detallistas, y con un sempiterno tono tenebroso y turbio, entristecido, que no logra dejarnos ni en los momentos más cómicos, porque toda la comicidad del film se vuelca sobre circunstancias cuando menos desagradables o penosas: una forma de digerir el pasado.

* Como digo, la película es una serie de miradas a la vida de Satrapi: miradas de nostalgia, sobre todo hacia su familia, y también hacia los esfuerzos reformistas de parte de su pueblo; miradas de rencor y aversión hacia ciertos elementos sociopolíticos, no solo de su país, sino también occidentales; y miradas hacia si misma, alguien que desde la niñez ya apuntaba maneras: la perpetua rebeldía, la indignación ante las injusticias, la sensibilidad exacerbada, el continuo descontento, la lucha interna, la inquietud… Memorias de una juventud vapuleada, zarandeada por las circunstancias, que va cobrando cada vez mayor conciencia de que solo en su interior cobrará fuerzas para enfrentarse a su entorno, sea cual sea. De ahí esa constante amargura, por la incesante sensación de contrariedad, de desilusión y decepción. Y miradas certeras, dolientes, burlonas, apenadas, o reivindicativas, siempre según la situación lo requiera, sin ninguna salida de tono, ningún arrebato brusco o desatinado: un film en clave emocional, íntimo; una invitación al mundo interior de Marjane, pero a lomos del relato de la historia reciente de Irán. Una película para emocionarse con las transformaciones del mundo contemporáneo, y su influencia sobre cada uno de nosotros.

sábado, julio 26, 2008

Fahrenheit 451

Dir. Francois Truffaut
Reino Unido 1966

En una sociedad futurista, un particularísimo cuerpo de bomberos se dedica a quemar libros y bibliotecas enteras, y a perseguir elementos subversivos que apoyen la lectura, para así evitar la desestabilización de una sociedad defensora de un igualitarismo incompatible con la existencia de libros impulsores del librepensamiento.


* El cine al servicio de la lectura: grandísima película para fomentarla.
Ya solo por esto recomendaría esta película. No solo es un muy buen film que espolea al espectador a aficionarse al séptimo arte, sino que genera unas desesperadas ansias de abismarse en el que yo considero quizá el primer arte, el mundo de los libros, la lectura, la literatura… Por otra parte es interesante el hecho de que uno de los mayores exponentes de la Nouvelle Vague francesa, Truffaut, abordara una película que, independientemente de su trasfondo y su claro componente discursivo, no deja de ser una obra de ciencia ficción. Aunque otros directores como Godard, Malle, o Rivette, coquetearan en alguna ocasión con la fantasía, el surrealismo, o la fabulación, todo ello es tan sumamente raro en la Nouvelle Vague, tan embebida del cine norteamericano y el realismo, que esta película supone, además de sus méritos, toda una singular e insólita joyita entre la filmografía del conjunto de estos directores, quizá por ser una producción británica, y asimismo todo un clásico de la ciencia ficción. Y es ciencia ficción de la que aprecio. No suelo consumir mucho dentro de este género, que normalmente me resulta frío y disipado, falto de contenido, pero “Fahrenheit 451” toca temas culturales, psicológicos y sociales, que me llevan a una relectura constante de lo que veo para considerarlo a la luz de claves actuales, pese a los 40 años que ya tiene la película. Como digo, es la ciencia ficción que me interesa, aquella que fantasea, mirando hacia el futuro, pero con el presente bien vigilado; que por no elaborar el sempiterno film social cansino, se esfuerza en inyectar el mismo discurso con unas formas más elaboradas, originales, y en resumen, más eminentemente artísticas.

* Básicamente, se defiende la lectura contra un mundo despersonalizado, donde la cultura “borreguil” campa a sus anchas, y donde se persigue cualquier atisbo de independencia de criterio que pudiese desestabilizar esa sociedad de teórica máxima igualdad. Aparte de las peroratas articuladas por los personajes, el film está plagado de detalles que corroboran o confrontan estas, apoyándolas o atacándolas en sus supuestos puntos fuertes –el ataque a la lectura en pos de una sociedad igualitaria se derrumba cuando se siente la necesidad de una segunda “pantalla mural” que nos haga aun más iguales a los demás; con la necesidad de un ascenso que nos reporte un aumento de sueldo para adaptarnos aun mejor al régimen: la lucha de clases se permuta en la lucha de las apariencias, y pasamos de una sociedad donde sus miembros se esfuerzan por distinguirse a una donde se esfuerzan por asimilarse, “distinguirse” como el más integrado-. Toda esa frialdad y automatismo que se cree poder erradicar a través de la lectura, del culto al libro, es extrapolable a nuestros días, donde parece que solo en la expresión artística, en cualquiera de sus formas, se encierra la esencia de la espiritualidad humana, de lo que nos hace personas. De ahí esa relación que el protagonista comienza a establecer con personas inexistentes, fruto de la ficción de los libros, o más bien, con quienes escribieron estos, dejando su persona encerrada en ellos, su alma, más viva, efusiva, y sensible que las de aquellos que rodean al protagonista. En nuestros días, igualmente, los anhelos, aspiraciones y caracteres de la sociedad y sus individuos se dispersan cada vez más, es difícil asirlos para comprenderlos e imbuirse de ellos, y parecen recluidos en objetos como el libro: con formas futuristas, “Fahrenheitt 451” diserta sobre el mundo actual, ya a mediados de los 60. Así planteada, la película es exacerbadamente romántica –chapó, tratándose de una obra de ciencia ficción- en su defensa de la literatura y la lectura en general, en su defensa de aquella como verdadero lenguaje del alma humana, con unos planteamientos casi fanáticos y religiosos en su exposición de esas “personas-libro”, acercándonos al ideario romántico y de la Sturm und Drang, a Hamann, Herder, o Rousseau.
Por supuesto que Truffaut tenía como guía la novela de Bradbury,
la cual no he leído, gracias a lo cual puedo permitirme el benévolo privilegio de ignorar el hecho, y no embarcarme en azarosas comparaciones, presumiendo tan solo que ambos trabajos conllevan la misma exposición de ideas.

* La mayoría de películas que he visto de este director son de la etapa durante la cual se realiza esta película, y aunque estilísticamente no esta muy alejada de películas como “La piel suave”, “La noche americana”, o “Las dos inglesas y el amor”, lo cierto es que mientras en estas el esfuerzo se centra en el análisis de los personajes y las relaciones interpersonales, con una escrupulosidad de cirujano, pero con una sensibilidad tremenda que no es óbice para la total corrección formal, en “Fahrenheit 451” son las ideas las que protagonizan la narración. Y en cuanto a las ideas, me parece genial como se confrontan dos discursos:
el de la defensa de la lectura y el de su vituperio. Los argumentos de ambas partes están lanzados al aire con saña, teniendo dos partes que argumentan sin confrontación, sin redargüir: no hay contraargumentación, la cual en ambos casos debe partir del espectador. La defensa de los beneficios de la lectura es un tema demasiado extenso como para tratarlo en una película, y por supuesto deja muchas cosas en el tintero. El análisis de la otra parte es incluso más certero y práctico, pese a lo chocante que en nuestros días pudiese parecer el ultraje a la actividad lectora (el discurso del jefe de bomberos es espeluznante, y el momento cumbre con “Mein Kampf” en la mano, soberbio). Creo que esto obliga al espectador a elaborar su propia reflexión a la luz de las manifestaciones que surcan el film, y lo impulsan a reformar el discurso de los defensores del libro para despojarlo de las claves meramente emocionales, que en la película pueden ser un escollo ante la practicidad de la otra parte. Pero claro, las soflamas cifradas emocionalmente siempre calan más hondo que las materialistas, de modo que “los buenos ganan por trece narices”… hasta tienen los mejores mártires por la causa.

viernes, junio 20, 2008

En Compañía de Lobos


The Company of Wolves
Dir. Neil Jordan
Reino Unido 1984

* Varias son las referencias que dicen podrían mencionarse al hablar de esta película; referentes literarios y cinematográficos. Se suele citar como una evidente influencia de Jordan la película “Valerie and her week of wonders” (Dir. Jaromil Jires, Checoslovaquia 1970). Si Neil Jordan manifestase que ni conoce dicha película, se le podría creer sin dificultad, porque son lo suficientemente distintas; pero también es innegable que tienen muchos puntos en común. Ambas tratan el tema del despertar sexual en la adolescencia, ambientándose en épocas pasadas. De esta forma, sumen a sus protagonistas en un estado de confusión y aprensión ante los cambios que están experimentando, por la falta de información que se daba en otras épocas, configurándose la historia de forma deliberadamente turbia y enmarañada, surrealista, y con una gran carga simbólica, plasmando el choque y desconcierto que supone para las jóvenes su nuevo estatus. En ambas películas las protagonistas forcejean aún con su infancia, no queriendo desembarazarse de ella totalmente, pero viéndose impelidas hacia una madurez que irrumpe con salvajismo; mientras, se adentran en el mundo adulto llenas de dudas y miedos, los cuales cobran diferentes formas en sendos relatos. En “Valerie…” se tomaba la figura del vampiro; “En Compañía de Lobos” opta por la del licántropo, de cuyo rol en la película pueden hacerse varias lecturas.

* Respecto a esas diferentes lecturas del film, hay que empezar diciendo que está articulado en base al cuento de “Caperucita Roja”, aunque con un desarrollo más intrincado. Algunos de los personajes (véase la abuelita), representan el sermón correctivo que supone el cuento, en su intento de ilustrar sobre el peligro que el mundo real supone para las jóvenes en plena pubertad. Otros personajes –Rosaleen, su madre, el “lobo” feroz- violentan el trasfondo y lección del cuento clásico, introduciendo un discurso moderno, feminista, rebelde, ecologista, e incluso pagano y animista, discurso apoyado por algunos de los relatos-cuentos incrustados en la narración central, y que auxilian a esta en su exposición de ideas: sobre la confrontación del hombre con la naturaleza y sus criaturas, la percepción que tenemos sobre nosotros mismos (la película no nos deja en muy buen lugar), el papel social de la mujer, y en relación a la sexualidad, el valor de seguir tu naturaleza sin imposiciones ajenas, códigos morales artificiales, seguros “senderos”, etc.

* Otra obra que he visto mencionada como influencia de esta película es “El Manuscrito Encontrado en Zaragoza” (1804-1813). Con esta novela del polaco Jean Potocki tiene en común la estructura, los relatos complementarios insertos en la narración básica, y traídos a colación por los diferentes personajes de esta; aunque por supuesto, la complejidad de ese intrincado tejido es mucho mayor en la obra literaria del genio polaco, y dicha estructura en el film es solo una débil sombra en comparación con la de la novela. También comparten algún personaje, como es el del “errante”.

* La película podría estar mejor ensamblada, presentando alguna fisura en su desarrollo, pero que compensa con una ambientación folclórica y surrealista muy conseguida, infantil, pero inquietante. Una música simple, pero hermosa; unos efectos entrañables, y varias escenas muy bellas visual y emotivamente hablando, así como de un afilado y reivindicativo mensaje. Tenebrosamente romántica, provocadora, y de atractiva comicidad. Un subversivo cuento gótico.

“No vengo del infierno, sino del bosque”

sábado, junio 14, 2008

Love Letter


Dir. Shunji Iwai
Japón 1995

En un arranque de romanticismo, Hiroko Watanabe manda una carta a su ex pareja, fallecida tiempo atrás. Debido a una confusión, la carta llega a manos de una ex compañera de escuela del fallecido. Así entran en conocimiento ambas jóvenes, que comienzan a cartearse intercambiando impresiones y vivencias sobre dicha persona, revelando una a la otra parte de sus vidas.



* Ente los grandes directores actuales del Japón, Iwai es sin duda el más, o uno de los más, románticos. Tal sensibilidad no es destilada solo por sus “romances” (“April Story”, “Love Letter”…), sino que es evidente asimismo en la visión que puede dar de lo fantástico/sobrenatural (“Ghost Soup”), o en el tratamiento de la psique y sus trastornos (“Undo”, “All About Lili Chou-Chou”, “Picnic”). Por supuesto, aunque en la forma de proyectar sus historias se hagan evidentes los parámetros del romanticismo, tal como se entiende en occidente, se plantea ajustado a los modos orientales, sin estridencias en lo que a sentimentalismo se refiere.

* “Love Letter” es uno de sus films más amables, en la línea de “April Story” o “Hana & Alice”, y anterior a estas (es del 95). Tiene los mismos apacibles ambientes. Desarrolla la historia en agradables contextos; en límbicos rincones hurtados al ajetreo urbano, dando una visión diferente del Japón de hoy día: no todo rascacielos, estrés y metros atestados, donde aun los sentimientos vencen la frialdad del mundo moderno. Un entorno donde todos los personajes podrían gozar de armonía y tranquilidad, sino fuese por sus conflictos interiores. Con los mismos singulares personajes, y con los mismos enredos. También tiene el mismo progresivo tonillo triste y discordante, que impide que la película resulte demasiado empalagosa. Las situaciones de agradable comicidad que surcan la película cumplen la misma función: restar almíbar, como también lo rebuscado a ratos de la narración, y su ocasional falta de linealidad.

* Habré visto esta película media docenita de veces, porque me encanta, por las características señaladas arriba, por lo distintivo del estilo (Iwai 100%), y porque es bastante detallista, de forma que a cada visionado uno descubre más pormenores de la historia y de los personajes. Este “detallismo” que indico, esta relacionado con lo intencionalmente rebuscado y enmarañado del film, con la confusión en que alegremente introduce al espectador desde el principio. Esto viene dado, por una parte, por la doble interpretación de la actriz principal, dando vida a las dos protagonistas, la cohibida y templada Hiroko Watanabe, y la atolondrada Itsuki Fujii, en un trabajo excelente; por otra parte, por la forma de abordar la narración: las protagonistas nos relatan sus circunstancias actuales y pasadas, en relación o no con la persona que motiva la comunicación entre ambas; y por último, por la tranquilidad con que los asiáticos nos van introduciendo en el meollo de la cuestión: da información con cuentagotas, de forma que el espectador se ve impulsado a anticiparse a la narración, viendo continuamente frustradas o realizadas sus expectativas, y recibiendo sorpresas sin parar, lo que hace el relato de lo más interesante, al espolear nuestra participación activa. Iwai establece además líneas narrativas paralelas con la situación particular de todos los personajes, pero sin menoscabo del relato principal, enriqueciendo aun más lo que vemos.

* “Love Letter” me encanta, aunque considero que Iwai da lo mejor de si en los mediometrajes; que a sus largos les sobra algo de duración, sufriendo algún altibajo rítmico que viene a romper la atmósfera y el tono sensitivo que crea el director con tal exquisitez. Fuera de esto, una película hermosísima, elegante, juguetona, y gratificante.