Un joven estudiante debe mudarse de piso el mismo día de nochebuena, sin sospechar que unos gorrones muy singulares, previendo su llegada para días después, habían decidido aprovechar su piso para un particular festejo navideño.
* El primer film de Iwai es un mediometraje, como gran parte de toda su producción, siendo el formato donde mejor se condensan, a mi entender, las peculiares virtudes del cine de este director japonés. Cintas como “Hana & Alice”, “Love Letter”, o “All About Lili Chou-chou”, siendo grandes obras (alguna me la he visto varias veces), pecan de exceso de metraje, dilatando un poco cansinamente el encanto del estilo de su director. “Ghost Soup”, como otras pequeñas joyas de Iwai, tiene la mesura perfecta.
* En esta película el espíritu de Iwai, romántico que va de lo líricamente tierno a lo enconadamente enfermizo, se alía al espíritu navideño – no se si por pura voluntad propia o porque era simplemente su trabajo -. Pero ocurre que Iwai, que estaría loco por rodar su primer film, no querría hacer un bodrio recargado de espumillón, deslumbrante de lucecitas “made in china”, y saturado del mensaje “amaos los unos a los otros durante 2-3 semanas… que es navidad; que si no…”.
“Ghost Soup” es una producción para televisión, que hiede a film especialmente confeccionado para la ocasión (navidades; y que alguien me corrija si me equivoco), y que se destinó a las buenas manos de Shunji, con lo que si se quería un alegato consumista, religioso, o cualquier otro, no se consiguió. Iwai ilustra una historia sobrenatural, mezclando elementos paranormales con algunos apuntes folclóricos, mayormente de raíz occidental, donde se roza algún mito cristiano, pero con una carga profana y de superstición, pintando más un fantasmal aquelarre que otra cosa. Ni una referencia importante a los lugares comunes y convencionalismos navideños. Nuestro protagonista viene a ser un lector de Dickens que “en ocasiones ve muertos”, y que le cierra la puerta en las narices a quien el día de nochebuena viene a hablarle de Jesús, con lo que sienta sus intenciones para con el film. Esa secuencia, en que el protagonista da portazos a diestro y siniestro podría verse como toda una declaración de principios: no religión, no televisión, no fiesta, no mass media… Como Iwai acaba moviendo a sus personajes por un terreno mayormente sobrenatural, sin apenas conexión ni referencia contextual navideña, ni apenas terrenal, estamos ante una de las más atípicas películas “navideñas” que he visto (de las que merecen verse, se entiende).
* La película es muy divertida y cómica, y avanza destilando una ternura y tristeza muy propia de su director (genial la visión del estrambótico soldado japonés que desde hace décadas se mantiene vigilante por la defensa de su país, sin atender al paso del tiempo).
* Por último, destacar que ya en esta primera obra Iwai crea el ambiente que deliciosamente explotará en toda su carrera, la glacial pero acogedora atmósfera de sus posteriores trabajos. Un mundo casi intangible, real pero feérico, donde la fantasía y lo esperpéntico siempre son bien recibidos.
Y en relación con esto último: atención a la secuencia en que el protagonista se pierde por la ciudad, porque es sorprendente la capacidad de este hombre de pasar de lo cómico a lo turbador, escorarse hacia mundos de pesadilla y desconcierto, y volver de ellos, sin que aquí haya pasado nada, salvo algún escalofrío por la pie del espectador.
2 comentarios:
Nunca la vi! Siendo de Iwai me interesa especialmente. Me han dicho que Fireworks también es una maravilla, y que tampoco se dilata demasiado en su metraje.
Un gran abrazo!
Hola, Faraway.
Pues si, “Fireworks” es otra maravilla; y si, es mediometraje también. Es más, creo que “Fireworks” me gusta más, es más transgresora en su estilo y contenido. Si no has visto aun estas dos joyitas, ponte a ello.
Un saludazo.
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