domingo, marzo 30, 2008

La Historia del Camello que Llora

Die Geschichte vom weinenden Kamel
Dir. Byambasuren Davaa y Luigi Falorni
Mongolia / Alemania 2003


* Film tan bello y de final tan mágico que apunto estuve de levitar sobre el asiento. Un retrato de palpitante vida y amor a esta. Todo es tan puro e ideal en la vida de los seres que pueblan esta historia, tan honestamente auténtico, que cuesta asignarle la denominación de “documental”.
En nuestro contexto estamos tan acostumbrados a tenerlo todo que presuponemos un continuo padecer en la vida de aquellos que pueblan regiones menos desarrolladas. Pero los niveles de felicidad y satisfacción percibida se disparan entre estas gentes, sobre todo cuanto menos referente tengan en el 1er mundo y más primordiales sean los lazos con el mundo que les rodea. La familia que protagoniza esta historia vive en total comunión con la integridad de lo que le rodea, como partes esenciales del ambiente, tan afín al entorno como cualquier criatura que con ella lo comparte. Cada tarea y actividad diaria, cada elemento de sus vidas cotidianas, por muy simple o nimio que sea, reviste la misma importancia que cualquier otro, y así lo experimentan, consciente o inconscientemente. Todo es fundamental en sus vidas. Parecen entes nacidos pulcramente de la tierra que pueblan, mientras nosotros nos movemos por nuestras ciudades como si algo nos quemara continuamente. El caso es que uno debe intuir lo duro de esa vida siempre expuesta a la eventualidad y los caprichos de la naturaleza, de trabajo sin descanso, de azaroso y incesante batallar contra lo arbitrario de una existencia en un entorno tan aparentemente hostil, siempre según nuestro punto de vista, porque el retrato que nos hacen estos directores es tan amable, placentero, que el deseo de hacer las maletas y plantarse en el Gobi es irrefutable.

* Se nota la admiración de la directora mongola por esos compatriotas suyos que deciden seguir con su modo de vida tradicional, no sucumbiendo a los cantos de sirena de la vida urbana, ligados aun a la tierra.

* Narra por un lado una conmovedora historia, la del camellito blanco rechazado por su madre y que todos nos llevaríamos a casa porque verlo lloriquear solo en el desierto, marginado por sus iguales, encoge el corazón. La historia del tesón de una familia empeñada en sacar adelante al pobre animal, que tras probar de una y otra manera arreglar la situación acude a lo que para nosotros es “magia”. Pero acuden a ello, no como último y desesperado recurso en el que nosotros desconfiaríamos, no acuden como nosotros cuando nos da por rezar con fervor o recurrir a un curandero, o similar, convencidos de que si resulta seguramente sea casualidad, no, lo hacen con una llaneza y serenidad franca, y sin los conflictos internos que en nosotros despertaría. Y no solo lo ve normal la familia, ligada a un entorno rural y natural, sino el contexto urbano al que apelan.

* Me parece sublime el periplo de los dos niños, hermanos, atravesando el desierto, mostrándonos el continuo desde esa vida “salvaje” a la “civilización”, en busca de la última esperanza de salvar a su lindo camello. A través de esta historia, que casi es un maravilloso cuento de hadas, que casi consigue que veamos a los animales como iguales, como personas, se da un apunte tras otro sobre el modo de vida de estas gentes: el incesante trabajo, las relaciones entre las familias, dentro de estas mismas, con el entorno, los animales, con sus tradiciones, rituales, costumbres, etc. Se da un bosquejo de la visión vital de los pobladores del Gobi, quizá edulcorada, pero grata.

* Me gusta más que el siguiente trabajo de Byambasuren Davaa: “El Perro Mongol”. Para quienes hayan visto esta última, creo que “La Historia del Camello que Llora” tiene más trazas de documental, manifiestamente; la historia que narra tiene más fuerza, y su valor va parejo al etnográfico como documento, teniendo la figura del camellito una dimensión e importancia mayor que la del perrito de la siguiente película, y carece además del aparato visual embellecedor que tiene “El Perro Mongol”, lo que en esta ocasión valoro yo más.

miércoles, marzo 26, 2008

Fotografiando Hadas

Photographing Fairies
Dir. Nick Willing
Reino Unido 1997

Cuando al estudio fotográfico de Charles Castle llegan unas fotos en las que parecen haber sido captadas unas hadas, su escepticismo va sucumbiendo ante la idea de la posibilidad de otros mundos ocultos donde todo es posible. Pero aun atormentado por la muerte de su esposa unos años atrás, la obsesión en que va cayendo a raíz de esa idea lo va trastornando aun más.

* Dicen que cuando Pandora abrió la dichosa caja de ella salieron en desbandada todas las penurias que aquejarían a la humanidad, y que tras este tropel de desgracias salió, tras quedar agazapada en el fondo de la caja, la esperanza y la fantasía, para hacer más llevadera la vida a los hombres.
El protagonista de “Fotografiando Hadas” sufre la perdida de su esposa, y va desplegando una serie de formas de afrontar una vida que se le ha vuelto un sinsentido y un tormento continuo. En los momentos de mayor dolor marcha al margen de la vida, dejándose ir, reaccionando de diferentes maneras ante su desgracia, pero siempre indiferente al mundo: se abandona al abatimiento, a la postración, o al peligro que otros eluden: tan familiarizado se cree con la muerte y la desgracia que no le importa codearse con ella. Finalmente adopta una resignación escéptica ante cualquier dicha que el mundo pudiera brindarle, complaciéndose en destruir en los demás la vana pero bienhechora esperanza, quizá por envidia, quizá por ahorrarles la brutal caída desde la felicidad que el sufrió. Su felicidad estaba tan inserta en lo que su mujer representaba para él que su muerte aniquila el sentido de la “esperanza”, y su aflicción es tal que no deja lugar a la sedante fantasía.

* Pese al elemento fantástico, el tema de las haditas, los estados alterados de conciencia, etc, “Fotografiando Hadas” es un drama en toda regla, que podría escorarse hacia regiones de ensueño e infantiles, pero que avanza siempre ebria del dolor, el resentimiento, la pesadumbre, y más tarde del delirio y la obsesión de un protagonista incapaz de reintegrarse a la vida y reconciliarse con el mundo, ciego ante la realidad de los respectivos problemas, sinsabores, pero también goces y serenidad del resto de la gente, y cerrado a todo aquello que podría desviarlo del rumbo tomado, por estar salvajemente desencantado, por sentimientos de culpa, resentimiento, o por evitar posibles desengaños. Y cuando una esquirla de fantasía abre brecha de esperanza en el ciclópeo muro que “protege” a Charles Castle (el protagonista), esa mosquita muerta relegada al fondo de la caja de Pandora hurga tanto en él que acaba devorándolo. Se hace añicos la fachada que él creía una defensa contra las fútiles ilusiones, contra la credulidad, eran tales sus ansias de calmar su dolor, de encontrar un paliativo, y tan ligado este a la figura de su esposa que una mota de lo que cree esperanza justificada desboca su mente, lo abruma, y arrasa lo arruinado. Demasiada manía para un ser desconsolado.

* El personaje de Charles Castle está perfectamente caracterizado y tiene una gran fuerza, mientras que el resto andan ahí para servir de marco al desarrollo de este personaje, según yo lo veo.

* Aunque hacia el final la película se vuelva algo sensiblera, no llega a pecar del todo de empalagosa. El relato se va encauzando diestramente hacia ese final, así como la evolución de los personajes, y aunque dicho final sea algo cándido, ni este, ni la belleza de las imágenes, ni muchos pasajes de gran lirismo merman la carga dramática ni el tono amargo.

* En ese mismo año aparece otra producción británica, “Un Cuento de Hadas”, con las mismas ideas de base –y de supuestos hechos reales- que “Fotografiando Hadas”, pero que tiene un tono muchísimo más amable e infantil, sin la elegancia, sutileza, y por supuesto el ligero tenebrismo de esta: un drama psicológico en clave de hiriente y misteriosa fantasía; o al revés. ¿La esperanza es lo último que se pierde? Habría que preguntar a Charles Castle.

miércoles, marzo 12, 2008

La Ciudad de los Niños Perdidos

La Cité des Enfants Perdus
Dir. Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro
Francia / Alemania / España 1995

* Parece ser, según leí por ahí, que después del talento demostrado por Jeunet y Caro en su primera película, “Delicatessen”, gran parte del cine francés en su día esperaba de estos dos cineastas que pusiesen su buen hacer al servicio de un cine de contenido e inquietudes más sociales. Cuando apareció su segundo trabajo, “La Ciudad de los Niños Perdidos”, estos sectores del cine francés quedarían defraudados, quizá pensando en el desperdicio que suponían tales aptitudes para el arte cinematográfico encerradas en dos cabezas llenas de pájaros, de caprichosos pájaros empeñados en surcar historias y personajes quiméricos, pero para la mayoría de aficionados al fantástico esta película fue toda una descarga; se fue convirtiendo, junto con la anterior, en un film de culto, e hizo las delicias también de tantísima gente no especialmente apegada al género.

* Los traviesos pájaros encerrados en las alborotadoras cabezas de Jeunet y Caro volvían a tomarla con la fantasía; se colaban entre los cuentos de hadas para traer a ambos directores historias y personajes sobre los que lanzar una mirada moderna, bizarra, y hacerlos desenvolverse con el mismo lenguaje actual que estos dos cineastas ponen sobre el tapiz. Y es que no dejan de ser cuentos de hadas, macabros y a la vez tiernos cuentos plagados de ogros, princesitas, héroes, duendes, brujas…

* Volvemos a situarnos en un futuro desolador, aunque un poco más suavizado que en “Delicatessen”. Se opta esta vez por una ambientación e imaginería gótica urbana, no por el árido y sofocante panorama post-apocalíptico de aquella, pero como en aquella, el mundo que se pinta es igualmente un universo en decadencia, que se agrieta, se marchita y cae a pedazos; un mundo que escocería si no fuese por el incansable sentido del humor desplegado, el sorprendente dinamismo técnico y formal con que nos hacen de guía por él, y por los tantos y tantos entrañables personajes que lo pueblan. Un oscuro y desquiciado mundo de un detallismo prodigioso, lejos de los alicatados pastelazos del cine neogótico de los últimos años.

* En “La Ciudad de los Niños Perdidos” se entrelaza la ciencia ficción con el relato gótico, el terror con el cuento de hadas, lo circense y acrobático (en más de un sentido) con una sensibilidad genuina y franca, la comedia con el romanticismo: los Grimm, Dickens y Hoffmann desvariando, y Jeunet y Caro recogiendo sus delirios para darles forma, y una forma moderna y surrealista.

* Cualquier mínima lectura en clave social de esta película sería barrida por el torrente de inventiva de sus responsables. Asimismo tenemos una estructura dramática de base que se pasará por alto, pues por encima de ella se desarrollan unas historias fascinantes con unos protagonistas de personalidad y carácter humano conmovedor, que es una de las cosas que me encanta de Jeunet. Lo repetirá más tarde en “Amelie”, y en “Largo Domingo de Noviazgo”, aunque quizá en esta última en mi opinión, no con tal exquisitez y dedicación, pero insertar tales personajes y tipos humanos en los mundos de las dos primeras películas es intrépido, y lograr que se muevan en tales historias como pez en el agua es de una maestría y sensibilidad pasmosas. Independientemente de esa desapercibida base dramática, hay montones de escenas muy emotivas desde las relaciones, encuentros y desencuentros entre los personajes, y esto no se logra si no se dota de alma a esas esperpénticas figuras que se echan a rodar por esos mundos dejados de la mano de dios que tanto parecían atraer a Jeunet y Caro. Mundos, y también personajes dejados de la mano de dios que seguirán ahí en posteriores trabajos de Jeunet.

* Una película hipnótica, macarra, oscura, enternecedora, elegante, cruel, donde no se descuida detalle alguno respecto a historia, personajes, ambientación, imaginería o relato. Con unas interpretaciones que algunos dirán exageradas, pero que a mi me parecen llenas de desparpajo, con un trabajazo abrumador por parte de esos “niños perdidos”, y de nuevo una música espléndida. En resumidas cuentas, una película quizá demasiado fantástica para muchos, pero deliciosa para otros tantos, reivindicativa a su manera y en si misma, por estar empapada y chorreante de una tradición romántica muy francesa, y también muy relegada. Algunos la tacharán de “infantiloide”, o de en exceso ligerita, pero en mi opinión es un soplo de aire fresco, una joya de inventiva y creatividad, y un real sopapo a gran parte del pretencioso cine europeo. Esto es arte, y lo demás, quizá no tonterías, pero arte, no.

sábado, febrero 16, 2008

Las Hermanas Brontë

Les Soeurs Brontë
Dir. André Téchiné
Francia 1979

* A veces se hace difícil recomendar una película cuando se es tan consciente de que gustará a tan reducido grupo de personas. Cuando recomiendas algo personalmente a alguien, bueno, sabes que la película podrá gustar o no, pero conociendo más o menos a la persona puedes indicar aquello con lo que crees que disfrutará o que podrá llenarle. ¿Qué es lo que ocurre con “Las Hermanas Brontë”? Ocurre que creo tener tan claro el porque me gustó, razones quizá tan poco extrapolables a la mayoría de gente que conozco, que me cuesta decirle a cualquiera “vela”. La película claramente tiene unos contundentes reclamos para cualquier aficionado al cine, al menos los tenía para mi: está dirigida por Andre Techine, director del que, bueno, solo he visto un par de cositas, como “Alice y Martin”, que me gustó mucho, y un buen cacho de “Juncos Salvajes”, la cual no me gustó tanto; pero que sea como sea, es un director que se ha hecho con un buen renombre en el cine galo; está protagonizada por tres actrices de órdago: mis dos actrices favoritas, Isabelle Huppert e Isabelle Adjani, y una deslumbrante Marie-France Pisier, dando vida a las autoras de algunas de las obras literarias que más impresión me han causado; y esto último, que se intente retratar la vida de estas autoras en su desesperante páramo inglés.

* La película parte del momento en que florecen las inquietudes de las protagonistas por dar a conocer su talento y va avanzando por ese erial de incomprensión que recorrieron, mostrando como se consumen en su juventud ante el infortunio y la falta de perspectiva. Da mucha relevancia a la figura del hermano caído en desgracia y en como esto afecta a las hermanas, mientras que simplemente ignora la existencia de las otras dos hermanas que completaban la familia. En fin, supongo que cuando algo no es necesario para contar lo que pretendemos se elimina o excluye sin más. Pero pese al poco rigor sobre la realidad familiar de estas escritoras (soy de quienes no piden ningún rigor histórico al cine, porque no le hace falta), una de las cosas que me mantuvo pendiente de esta película fue precisamente el interés por ver que cosas de esas azarosas vidas creía el cineasta destacadas para articular su trabajo. Se centra más en el entorno familiar, en la opresión social, y en cuitas amorosas que en los desvelos artísticos de las autoras. De hecho, quitando algún apunte sobre la reacción social ante la aparición conjunta de las tres primeras novelas, y la propia de las protagonistas ante tal acogimiento, en mi opinión más acertada en el caso de Emily-Adjani, es en la figura del hermano de estas donde se nos muestra más a las claras el conflicto que la persona mantiene con su proyección artística. Como digo, al personaje del hermano se le da una importancia capital. Los caracteres de las tres hermanas están compensados y bien retratados, aunque sea superficialmente. Adjani en un papel como le veremos en tantos otros, de inquietante y tenebrosa víctima de su ímpetu. El papel de Huppert pasa mucho más desapercibido, no causa el impacto que causará más adelante, aparte de que su personaje queda siempre en segundo plano: “la otra hermana, que también escribía pero de la que no se han hecho adaptaciones al cine, así que… se siente” (inciso perverso).

* Se opta por un ritmo calmo, hasta lento, para retratar la infecunda vida de las protagonistas en su aislado hábitat, que supongo intenta exponerse como uno de los fundamentos del marcado furor de la visión vital y literaria de las autoras. De sobrios decorados, sin estridencias, parcos, y una ambientación tan sobria que impone. Los personajes languidecen en el marco donde se los retrata, pero también se percibe el apasionado pulso íntimo que arde en ellos. También se puede hacer una lectura sobre la individualidad, el papel de la mujer en el arte, la sensibilidad creativa, etc, etc.

* Sin impresionarme en demasía, esta película tenía los suficientes ingredientes para atraer mi atención, y no los defraudó, a Techine se le empezaban a ver buenas maneras, y porque no decirlo, el film tiene un tono tan entristecido y tan lóbrego que tenía que cautivarme sin remedio.

viernes, febrero 08, 2008

Dirty Filthy Love

Dir. Adrian Shergold
Reino Unido 2004

Mark está aquejado de un Trastorno Obsesivo-Compulsivo, cuyos episodios han ido a peor en los últimos tiempos, y que ha acabado costándole su mujer y su trabajo. Su forma de afrontar la situación no hace más que empeorar las cosas.
Por casualidad conoce a una chica con el mismo trastorno que lo introducirá en el grupo de autoayuda del que ella forma parte. Esto podría ser su tabla de salvación, pero la obsesión que Mark siente por su mujer parece un obstáculo insalvable para conseguir cierto equilibrio, indispensable para seguir con su vida.



* Película producida para televisión, difícil de hacerse con ella, y que tuve la oportunidad de ver en un ciclo sobre cine y psicopatología.
Como iba sin idea preconcebida sobre la película, pues no me molesté en informarme antes acerca de ella, la impresión que me dejó fue aun mayor. ¡Menuda sacudida supone este film! La forma de exponer el trastorno es lo de menos, lo importante es como plasma el sufrimiento de la persona que lo padece, el deterioro, y el conflicto, desconcierto y mella que acarrea en su entorno. Teóricamente el personaje está aquejado de un TOC, pero a las claras hay síntomas y conductas de otras alteraciones como el Síndrome de Tourette. Como digo, no creo que la clave del film sea el documental, así que lo acertado o no del acercamiento al trastorno da igual, pero eso sí, clava a la perfección, dentro de sus límites, las consecuencias a nivel personal y social.

* El ritmo de la película y el manejo de la cámara intentan ir a la par de la agitación del protagonista, siguiéndolo en su infierno personal, por lo que tiene un dinamismo enorme en el aspecto técnico; sin intentar vislumbrar el caos interno, si que refleja el palpitante desorden exterior. Cuando a los 5 minutos el protagonista, ocupado en sacar de quicio a una manada de conciudadanos estresados debido a sus excentricidades, ladra a la cámara, podemos suponer lo que se nos viene encima. Unos actores tremendos; alguna cara conocida.
La música me parece también muy acertada, sobre todo para subrayar pasajes emocionales, de los que está cargada la película, y que a lomos del brioso estilo de esta quedan sangrantes. Y la película es hiriente de verdad, entre la comedia “alocada” (no se si nunca mejor dicho) y el profundo drama, ambos aspectos hiperdesarrollados, tirando ambos del ánimo del espectador hasta descoyuntarlo. La dimensión cómica viene dada por las histriónicas formas de conducirse de los personajes afectados por este TOC.
No debería tener gracia ninguna, pero es tan estrambótico y sorpresivo todo que, entre el patetismo de las situaciones, el pulso tan vivo del film y la tensión que nunca decae, a uno le acaban sacando las carcajadas, quiera o no. Buen recurso para que el aspecto dramático resalte aun más: entre risas el espectador debería sentirse peor. A veces he comentado como en cierto cine oriental se usa el mismo recurso para crear malestar: ocultar el drama tras un cortinaje cómico, que el espectador descorrerá en diferido cuando comience a sentir cierto poso de amargura entre tanto jolgorio. Pero aquí se plantea de diferente modo, en plan “aquí tenéis la desgracia tal cual, sois conscientes, pero os voy a obligar a reíros a su costa”; no es un juego, parece regustillo por la crueldad.

* En esta historia se supone que el protagonista desarrolla el trastorno de forma plena debido a verse sujeto a intensas situaciones de estrés y ansiedad que lo precipitan. Como en tantos trastornos, el protagonista se va metiendo en un círculo vicioso que retroalimenta su situación; un verdadero infierno, y así se retrata por muy chistoso que a veces pueda parecer. Es brutal ver como en los afectados la alteración causa estragos en todas sus áreas vitales y de actividad: personal, familiar, afectiva, social, laboral, de salud… Y es aun más brutal siendo personas totalmente conscientes de su trastorno, de que es tratable pero no controlable solo por propia voluntad, que afecta tan ampliamente en tantas dimensiones que puede acabar acarreando otros serios problemas para su salud, tanto física como mental. En este caso vemos como el protagonista va perdiendo trabajo, mujer y amigos, que hace esfuerzos por estabilizarse, pero esfuerzos disfuncionales por no estar en conocimiento de la realidad de su problema, y que como dije antes, genera una dinámica que lo sume más en su pesadilla. Algún ataque suelta la película contra ciertos profesionales de la salud, cuya complacencia pacta con su incompetencia para no abordar como debieran los problemas de sus pacientes. El caso es que Mark (el protagonista) tiene la mala fortuna de que todo se alíe en su contra para perderlo. También se da en el clavo retratando como el entorno del protagonista va reaccionando frente al problema. Por un lado tendríamos a mujer y amigos, supuestamente las personas más cercanas a él. En principio hay un sincero interés por ayudarlo, pero cuando la empresa se percibe ardua, y sobre todo una gratuita complicación para su placidez, simplemente se le evita. Se lanza una mirada bastante amarga a este grupo de personas, que faltas de paciencia o egoístas dan de lado a personas cercanas. Por otro lado están los participantes en el grupo de autoayuda, más propensos a ayudarlo debido a una mayor comprensión de su situación y a la pura simpatía por afinidad. Pero aunque el apoyo es mayor, se sienta la idea de que nada se consigue sin iniciativa propia para superar el problema.
No tienen desperdicio las sesiones del grupo de autoayuda, las conversaciones entre sus miembros, la forma en que aprecian su alteración.

* Matadora la idea que va cobrando fuerza según avanza la película: el amor como una de las nocivas obsesiones del TOC, referido al amor que Mark siente por su mujer, o ex mujer, y que lo lleva solo a la destrucción. Pero, ¿a que se refiere eso de “amor sucio e inmundo”? ¿A esa obsesión de Mark por su mujer, que lo rechaza, o a los sentimientos que van surgiendo entre Mark y su nueva amiga, la del grupo de autoayuda, un amor entre dos seres rotos por la suerte? Alrededor del tema del trastorno la película se adentra en terrenos cómicos, dramáticos, sociales, sentimentales, y todo con una complejidad enorme; película para verse varias veces, y hablar y hablar sobre ella.

martes, febrero 05, 2008

Kissed

Dir. Lynne Stopkewick
Canadá 1996

* ¿Qué haces cuando tu pareja te quiere, pero no eres lo que mas ama en este mundo? ¿O si eres lo que más ama en este mundo, pero el otro mundo esta repleto de seres por los que abriga un fervor que nunca sentirá hacia ti? A las claras ¿Cómo competir con el amor que tu pareja profesa a los muertos?

* “Kissed” está escindida entre este asunto y el intentar exponer el porque de la extraña atracción de Sandra por el mundo de ultratumba. Dada la temática que aborda, la necrofilia, uno podría pensar en un film escatológicamente macabro y sórdido, pero nada más lejos. Se intenta dar un aura poética y lírica, como embebida de una atmósfera pulcra y de ensueño, que configura una sensación de liviandad, que acaba dotando de gran belleza lo que narra, pero donde el intento de explicar a Sandra, en mi opinión, queda muy vago. Las secuencias sobre la infancia de Sandra revelan una niña un poco freaky, y poco más nos dice su vida actual. Le atrae la muerte porque si: atracción tan solo, y nada más. Si el fin de la película es retratar esa singularidad de la protagonista, a mis ojos naufraga, por sugerente que sea la forma de exponerlo, pues realmente me resulta seductora, pero en cuanto a contenidos explicativos, ya es otra cosa; hueca.
Pese a la indeterminación en ese planteamiento interpretativo, ya digo que en cuanto al estilo visual y narrativo me ha gustado mucho, es sensual y hace que uno se deje llevar.

* Pero junto a esto, es la situación de Matt la que me ata a la historia. Matt que se enamora de Sandra, que pasa del flirteo al morbo, y de aquí a la admiración, pero que debe conformarse con que ella lo deje vislumbrarla solo de lejos. Comienzan una relación tan plena como la de cualquier otra pareja joven, pero con una diferencia, que él solo tiene acceso a la porción del mundo de Sandra que está ligada a asuntos terrenales. Nunca tendrá un lugar relevante en el basto universo personal de ella. Sandra acepta la situación y brinda la parte disponible de ella. Pero él quiere a toda costa participar de ese mundo, y no sabe muy bien como ha de hacerlo. Celoso de la muerte. Esto es lo que a mi ciertamente me llamó la atención en “Kissed”, el personaje de Matt más que el de Sandra; Matt que adora, que rinde culto al universo que ella supone, que quiere acceder a él, con ansia, que quiere amar y ser amado como el que más…