Hwaryeohan hyuga
Dir. Kim Ji-hun
Corea del Sur 2007
En mayo de 1980 los estudiantes de la ciudad coreana de Gwangju comienzan a manifestarse reclamando la democracia. Unidades del ejército son enviadas a sofocar lo que consideran una rebelión. Cuando la represión militar se muestra salvaje y las bajas entre la población inadmisibles se produce un verdadero levantamiento con la formación de milicias civiles para expulsar al ejército.
* Película que dice estar basada en hechos reales, cosa de la que no dudo, pero como todos sabemos cuan amplias son las libertades que se toman los artistas (el cine coreano es una buena muestra de desinhibición), cuan amplios los márgenes que se dan a la distorsión, mejor pasar elegantemente de valorar su fidelidad al hecho real, más teniendo en cuenta la ignorancia que tendremos todos respecto a los hechos que retrata, y siendo una película con tanta carga emocional y tan centrada en la vivencia de unos cuantos personajes de un patetismo tremendo.
* El caso es que me ha gustado horrores. Tiene sus puntos flacos, decae a ratos, pero por lo general me ha mantenido en vilo. Y es muy coreana, ella. Dado los eventos que plasma me esperaba algo más sobrio, pero nada de eso: estéticamente el mismo colorido potente y contrastado al que nos tienen acostumbrados en ese país, el mismo sentimentalismo a veces fangoso y muy trágico (como dijo una vez el director de Sitges en Málaga: “en los dramas coreanos alguno de los protagonistas nunca llega a ver los créditos del final”), y esa habitual mezcla de géneros, que aquí se hace más enfrentada, pero que por los pelos, al menos en mi caso, no llega del todo a chocarme. Y ya digo que poco le falta, porque hay andanadas cómicas metidas muy forzadamente; pero te ríes, así que tampoco es grave.
* La película comienza casi como una comedia romántica bastante tontorrona, entra de lleno en el tema de la revuelta estudiantil y la consiguiente represión con algunas escenas bastante durillas, se va poniendo turbulenta, entra en un bajón de ritmo tras la formación de las milicias civiles, y va encaminándose hacia el final en un crescendo tensional bastante conseguido.* La verdad es que siento debilidad por estas historias de reacciones virulentas contra la tiranía, que es lo que este film retrata. Muestra una población ajena a las reivindicaciones estudiantiles. No viven mal, y las demandas de democracia de sus jóvenes les traen sin cuidado. Incluso la película sortea toda reflexión político o social, y solo muestra a estudiantes metiendo voces. Ninguno de los personajes es militante político, ideólogo, tenemos a una pila de personas normales y corrientes que luchan contra la injusticia, que se enfrentan a ese feroz e inclemente ejército coreano espoleados por motivaciones nacidas de los más básicos sentimientos: rabia, venganza, humillación, indignación… A nadie se le ha perdido nada entre la masa de estudiantes vociferantes, hasta que empiezan a perderlos a ellos, hasta que el ejercito comienza a matar civiles, y hay que liarse a matar monstruos. Dirán por ahí que la película tiene un mensaje muy sesgado. Con tal carga sentimentaloide, que la hace muy romántica, y la podría haber hecho muy épica de no andar cada dos por tres enfrascada en cuitas amorosas y prestando atención a estrafalarios personajes, diría yo que si mensaje tiene, este es de los más simple: los militares son todos unos monstruos (como toda persona, añado yo). Que si, que está sesgada en su planteamiento, pero yo que me alegro: mi más encendido desprecio hacia la casta militar, y a quien le interese por lo de salvar niños en Angola, que no me venga con lo de los superiores medios del ejército, y se meta en una ONG, o a bombero, que también hacen rescates (fin de la ida de olla).
* No se si hubiese agradecido una mayor moderación en los personajes, que se hubiese retratado a unos héroes anónimos un poquitín menos grotescos, porque a decir verdad se me han hecho simpáticos: desde el protagonista que pasa de no saber ligarse a la chavala a convertirse en Viriato, hasta el taxista cachondo, pasando por el estudiante miedica o el melenudo gamberro. El cine coreano es exagerado, que le vamos a hacer.
* Finalmente, tanta exageración, sentimentalismo, tanto desvío del foco de atención que esperaríamos fuese el conflicto, tanto apunte cómico, etc, requiere pasar por alto ese trasfondo que el film dice tener, porque como película, al margen de los supuestos hechos que la inspiran, a mi me ha encantado, se disfruta mucho y de vez en cuando te da un buen subidón.