Dir. Camilo Mastrocinque
Italia 1966
Una estatua recuperada del fondo de un lago; un escultor encargado de restaurarla; una joven de sorprendente parecido a la estatua. Una leyenda supersticiosa que resurge, ligada a funestos sucesos de antaño, y acompañada hoy de nuevas tragedias.
* Lo que me gusta de “Un Angelo per Satana” es la visión que da de la forma en que se perpetúan las leyendas, maldiciones, supersticiones; o al menos, aquella de la que trata el film. No es que no disfrute con la siempre sugerente y enigmática presencia de Barbara Stele, que tiene aquí un papel de mujer aun más “fatal”, o más bien “letal”, de lo habitual, y con un componente erótico y sensual mucho más evidente de lo que es usual en sus cintas de horror, incluso transgresor y políticamente incorrecto en ese aspecto; pero un segundo visionado de la película me ha llevado a sorprenderme ante la forma de articular y explicar la historia. No es, ni mucho menos, un tratado fílmico sobre las supersticiones, pero tiene un trasfondo rico, dentro de sus limitaciones, e incita a la reflexión, cosa que difícilmente lograban cintas de terror de la época. Lo que muestra es como arraigan las leyendas, no siendo solo el pueblo llano el que las mantiene vivas. A veces la pervivencia de un mito puede ser del interés de personas ajenas al vulgo, no estando su continuidad ligada a la sinrazón, la religiosidad, o la tradición, sino a razones y pretensiones más calculadas. Todo esto me ha recordado a Theodor Fontane y su novela “Effie Briest”, donde a su protagonista le interesa residir en una casa encantada, pues no hay nada que de más lustre y solera a un linaje, o apellido, que un fantasma, sea este de quien sea. En ambos casos, tanto en la película de Mastrocinque, como en la novela de Fontane, los fantasmas no nacen de la impresionable fantasía popular, o si lo hacen, encuentran buenos aliados en mentes más frías.
* Aparte de exponer la idea de que todos los estamentos sociales pueden participar de la gestación y desarrollo de un mito, por intereses varios, la leyenda que recoge “Un Angelo per Satana” me atrae por romanticismo puro y duro. Me resulta interesante desde un punto de vista psicológico también, centrándose en temas como los celos, la venganza, la locura, siempre presentes en estas góticas historias, y como es frecuente, todo narrado en un tono visceral y crudo, con la sordidez propia del cine italiano.
También me atrae el hecho de que esta vez no se desarrolle la historia en la típica mansión oscura, llena de telarañas y rincones ignotos; en tenebrosos castillos, o parajes pseudomedievales, sino en una aldea de pescadores y campesinos donde la femme fatale de turno comete sus fechorías, dándole un toque de atavismo más que especial al relato. Y por último, señalar lo simpático que me cae el vengativo espíritu-ideal de Belinda, escarmentando a los hombres por bobos libidinosos, y a las jovencitas por bobaliconas presumidas.