martes, septiembre 25, 2007

El Pequeño Nezha Lucha Contra los Dragones Reales

Prince Nezha's Triumph Against Dragon King
Nezha nao hai
Dir. Yan Ding Xian
, Wang Shuchen
China 1979

Nezha es un prodigioso regalo de los dioses a su padre, el gobernador, cuya mujer tardó 3 años en darlo a luz. Llega al mundo en una época en que los dragones aterrorizan al pueblo, y Nezha, con solo 6 años, luchará contra ellos para detenerlos.

* ¡Que nostalgia! De pequeño tuve la oportunidad de ver esta película varias veces, ya que la programaban con asiduidad en algunos canales de TV comunitarios. Recuerdo que cada vez que la veía, lo hacía totalmente extasiado ante su mágica historia. No la recordaba bien, y no sabía ni siquiera su título. Llevaba años buscándola en vano, y por fin está disponible. Por fin, he podido disfrutar de nuevo de esta maravilla de la animación.

* Film fantasioso y conmovedor, respetuoso con una infancia de personalidad en desarrollo, que estimula la imaginación y los valores fundamentales. Tiene alguna escena “durilla” y “dramática”, algo común en la animación oriental, que se permite ciertas libertades y desinhibición en algunos aspectos (en otros no). Pero la película es plenamente infantil, lo cual no es óbice para que puedan disfrutar de ella los adultos, o al menos, aquellos adultos que aun conserven ciertos resquicios de su niñez, en cuanto a imaginación y capacidad para dejarse llevar e impregnar por la inventiva y lo fabuloso.

* En el aspecto visual es extraordinaria. Recrea una mítica China feudal. Pero lo más cuidado, y de distintiva y delicada belleza, es el tratamiento del protagonista Nezha, y la acción; las luchas por ejemplo. Nezha, prodigioso niño, vitalista, bondadoso y noble, sensible ante tales cualidades, pero capaz de henchirse de ira ante la injusticia y la vileza; lucha cual gimnasta artístico, lo que he visto en pocos animes, y si mucho en el cine épico y dramas históricos orientales a imagen real, sobre todo en las producciones chinas, muy dadas al exceso ornamental.

Pero no olvidemos que el film es del 79, y no vamos a encontrar la exhuberancia de la animación actual. Decorados mayormente estáticos donde la acción se desarrolla casi siempre de golpe. Nezha es el personaje que tiene más “vidilla”.

También tiene cierto toque emocional, que no parece muy del gusto de los niños hoy día, más interesados en los Pokemon y Shrek’s. Esta película parece la total antítesis de la animación actual: imaginería fabulosa y mágica, humor de corte infantil, entrañable sentimentalismo, y además, se apela a la inventiva.

* Un homenaje a lo soñador, al cuento de toda la vida. Una película, por ello, a desempolvar, y plantar a nuestros pequeños ante ella, en una época plagada de estrenos donde se parodia y mancilla el cuento popular, y donde las producciones infantiles ensalzan el materialismo y usan un lenguaje indigesto para ellos. Andersen debe andar retorciéndose en su tumba.

* Algo en lo que me he fijado también, es que, o mucho me equivoco, o las revisiones cinematográficas orientales sobre sus cuentos y mitos populares, y en los films inspirados por estos, se adapta tal cual, sin edulcorar ni suavizar, quizá modificando el lenguaje, pero sin proscribir elementos de la historia, como se hace en occidente ante la posibilidad de herir sensibilidades. En el este, y no tan al este como pueda parecer, no se hace ascos al final desconsolado, a lo trágico, a lo “triste, pero cierto”: si el malo come niños, los come.

lunes, septiembre 24, 2007

El Nacimiento de una Nación

The Birth of a Nation
Dir. D.W Griffith
EEUU 1915

Se que muchos me pondrán a parir por glorificar esta película, pero ahórrense las críticas y embestidas vía comentario porque soy inmune.
Sin duda, una de mis 10 películas favoritas. Cuando la vi por primera vez, no podía quitarme de la cabeza que se fechase en 1915; hace más de 90 años. Y es que es difícil encontrar, durante todo ese enorme lapso de tiempo, cintas con la carga épica, en todos los sentidos, que tiene “El Nacimiento de una Nación”. Por una parte, he leído que con ella se inaugura el lenguaje cinematográfico moderno, que todo el cine posterior está en deuda con esta cinta y su responsable D.W. Griffith; pero por otra parte lei también que todos los recursos que en ella son usados, ya estaban presentes en el cine de la época, y que Griffith simplemente los explotó de manera diestra y tenaz, como un verdadero maestro, para edificar esta colosal obra. Sea como sea, impresiona pensar en tal despliegue para esa época. Su épica no está solo en sus imponentes escenas bélicas, o en su discurso, sino en la forma de narrar las “sagas” de las dos familias que la protagonizan; en la suerte y experiencia de todos los personajes; la forma de afrontar su situación.
Marcado tono romántico y emocional, ahora políticamente incorrecto y puesto en entredicho desde hace décadas, pero que por aquel entonces dio una libertad, que ahora sería inaudita, para este homenaje a la “raza”, por muy mal que suene.
Muy sesgada, desconcertante y equívoca en su mensaje, por mucho que en la introducción se intenten guardar las apariencias y poner sobre aviso la sensibilidad del espectador. Pocos serán los que permanezcan impasibles ante su dimensión sentimental, y porque no, ante su morbo; ante toda su apoteosis del honor, el amor, la amistad, la nobleza, el valor.
Espectacularidad y emoción. 3 horas que se hacen cortas y mantienen en vilo en infinidad de momentos. Aunque me crucifiquen por ello, las secuencias de los preparativos de ese ejército pseudomedieval en que se configura el KKK para cargar contra el pueblo tomado por la gente de color, y todo el trayecto final de la película es de lo más portentoso y deslumbrante que yo haya podido ver en el cine.
Monumental e inmensa, no solo por despliegue y exhibición, sino por desarrollo narrativo, retrato de los personajes,… Colosal. Del resto de obras de Griffith me quedo con “Way Down East”, que también me dejo sin aliento, antes que con “Intolerancia”.

sábado, septiembre 22, 2007

Tears of Kali

Dir. Andreas Marschall
Alemania 2004

En los años 70 algunos occidentales viajaron a la India y se incorporaron a ciertas comunidades terapéuticas donde se fusionaba la psicología y psiquiatría occidental con las tradiciones y rituales orientales, tibetanos e hindúes. En su afán de búsqueda y experimentación, sobrepasaron los límites permitidos, y las consecuencias, para muchos de los afectados, han perdurado en el tiempo.


* A la mayoría de la gente que conozco, y que ha visto "Tears of Kali", esta cinta le pareció, como mínimo, interesante, y dentro del género, de lo mejor en años. En los foros generales sobre cine tuvo una acogida bastante tibia, cuando no negativa.
Desde mi perspectiva como aficionado al cine, e interesado por el género de horror, dentro del cual pocas veces hallo algo con un mínimo de interés, tal recibimiento me parece bastante extraño, ya que cuando vi este film, la mayoría de la gente en la sala disfrutó enormemente con él, y salió de allí hablando bien de lo que acababa de ver.
A mi personalmente me atrae el hecho de que es de las pocas películas de horror que, a mi parecer, merece aquello de "lovecraftiana"; en el sentido de que usa los recursos que literariamente explotaron Lovecraft, Machen, o Hogdson, para crear angustia y desazón, haciendo que el pasado del que parte la narración o situación actual se inyecte en la mente del espectador, haciéndolo más sensible a lo que se despliega en pantalla, siendo así golpeado desde dos frentes. Esas referencias ocasionales que van descubriendo un horrible pasado velado, atraen nuestra atención, obligándonos a reconstruir, mientras el film nos obliga a tener otro foco de atención en las imágenes; es como abrirse de piernas y descoyuntarse (por decirlo de alguna manera). Para mi ese es el mérito de la película: inocular el horror. Por lo demás, la historia y tal me parece interesante; lo angustioso, todo una novedad tal como está el género; y el apelar a la imaginación del espectador, de lo más arriesgado, bienintencionado, utópico, e ingenuo.
Quizá “Tears of Kali” hubiese dado más de si con algo más de presupuesto, y construyendo la película como largometraje, y no como tres episodios conectados temáticamente, pero independientes.

* El primer episodio, “Shakti”, es tremendamente oscuro, y de golpe reúne esas características que he señalado arriba. En principio vemos como una de las víctimas de aquellas terapias practicadas en la India ha acabado en la actualidad recuperándose en un psiquiátrico. Cuando una supuesta periodista investiga su historia y va desempolvando el pasado, este vuelve a tomar posesión de la vida de los presentes de forma atroz. El crescendo de horror que articula este episodio es magnífico, vehemente y salvaje. Como en los otros dos episodios, casi nada se nos muestra a las claras, ni ese pasado terrible, ni los horrores que se despliegan hoy día. Desesperación ante lo inevitable. Personajes atrapados por espantosas experiencias que los marcarán para toda su vida, que deben limitarse a respirar para no excitar la catástrofe. La conexión del aspecto sobrenatural con la psicoterapia y la tradición y mitología orientales da un tono muy turbador. Además, es el episodio filmado en un estilo más crudo y realista, lo que lo hace brutal.

* “Kali” es el segundo episodio. Tiene toques de humor negrísimo. No del necio humor tan de moda en algunas muestras de terror actuales, sino mordaz y virulento. Aquí no se remite tanto a ese pasado oculto, pero es el episodio más duro, y quizá también el menos tenebroso.

* En “Devi” se retoma el espíritu del inicio. Volvemos a las tinieblas. No tiene el ritmo cada vez más acelerado del primer episodio, pero la atmósfera es, al igual que en aquel, paulatinamente más malsana y sombría; desoladora. Contiene muchas escenas realmente paralizantes por angustiosas. Explora esos mundos individuales, que nunca pensamos que puedan esconderse en aquellos que nos rodean, pero que pueden estar ahí. Nunca sabemos de donde han salido realmente las personas que se cruzan a nuestro lado; de donde vienen. Existiendo lugares y experiencias de pesadilla, muchos pueden no haber vivido la misma anodina e inofensiva existencia que hemos llevado nosotros. Cualquiera puede ser una criatura de tinieblas, como muchos de los personajes de “Tears of Kali”, abrumados por lo ignoto y el horror.

* De lo más perturbador del cine de terror en años. No solo de truculencia y salvajismo va a vivir el cine de terror, aunque a veces lo parezca.

miércoles, septiembre 12, 2007

De Latir, mi Corazón se ha Parado

De battre mon coeur s'est arrêté
Dir.
Jacques Audiard
Francia 2005

La vida de Tom, hasta ahora desesperadamente ligada a su fastidioso trabajo, cambiará cuando redescubra una pasión perdida: el piano.







“De Latir, mi Corazón se ha Parado” es un drama crudo, intenso, a ratos bastante sórdido, sobre un joven que, cerca ya de los 30 años, decide replantearse parte de su vida. Tom es un joven que quedó vivamente marcado por la muerte de su madre, a la que parecía fuertemente apegado. Sus padres parecían figuras contrapuestas en cuanto a inquietudes y formas de ser, y la ausencia de uno de ellos generó un vacío que empujó a Tom a un mayor acercamiento hacia el otro. Debido a la falta del anclaje emocional e intelectual que suponía su madre, adopta de su padre cierta visión vital, aunque está claro que sus formas de percibir el mundo y percibirse a si mismos son bien distintas. Tom mantiene su carácter y personalidad, pero en un ambiente que lo corrompe.
En principio vemos como Tom se desenvuelve en su trabajo, el cual parece su única ocupación, aparte de llevar una vida ociosa y sin perspectivas. A través de su padre se adentra en el mundo inmobiliario, de negocios, donde desarrolla el papel más vil: extorsionador; casi empleado de una mafia donde el dinero domina sobre cualquier otra cosa. Y parece dársele bien el asunto, pese a que por mucha triste y mezquina secuencia con la que el film nos introduzca en ese mundo, también nos muestra a una persona no exenta de cualidades morales, si bien estas no estén en su momento cumbre.
Nuestro protagonista atesora ciertos valores y sentimientos que lo hacen no encajar realmente en el mundo en que se mueve, que esa industria en que se halla no le resulte del todo cómoda. Esa propensión emocional y el chispazo necesario comienzan a alejarlo de esa realidad escabrosa. Se reencuentra con una de sus pasiones de juventud: el piano, la música. Es algo que cree dará un nuevo enfoque a su vida; una oportunidad para el verdadero desarrollo personal y restablecer su autoestima; volcarse en algo ajeno al materialismo que desde hace tanto tiempo lo ha tiranizado, y establecer así también un vínculo con su madre, pianista profesional, y de la que heredó el gusto por la música. Ha visto la luz. Se le ve ilusionado por primera vez en mucho tiempo, y esto tiene un valor extraordinario. El problema es que volcarse en ello lo aleja de la actividad y las personas sobre las que ha girado su vida durante años. Por suerte, la salida que cree haber hallado a los sinsabores que ha paladeado en el transcurso de tantos años le ofrece un mundo nuevo, y pese a los riesgos, merece la pena lanzarse a ello.
La crudeza de lo que vemos no mengua un ápice en todo el metraje. Los intentos de redención de Tom no van a ser fáciles, ni tampoco despojarse de su pasado reciente. Pero el empeño que pone en algo creativo y anímico suaviza un poco el sucio mundo que recorremos. No hay lirismo ninguno, pero se ofrece una tímida esperanza a quienes se estancan en una vida anodina y penosa. Tom logra salir de ella, con mucho esfuerzo, y aunque parezca condenado a lidiar con ella puntualmente por un largo periodo, está en el buen camino; consiguió recular a tiempo, en un momento en que se deben tomar resoluciones, o seguir cuesta abajo inexorablemente.
Película con mensaje tenuemente consolador, difícil leer entre tanto caos moral y roña humana. Su ritmo avieso y enérgico la hace además entretenida de ver.

martes, septiembre 11, 2007

Nosferatu

Nosferatu, eine Symphonie des Grauens
Dir. F.W. Murnau
Alemania 1922

No solo es mi película favorita de las basadas en la novela de Stoker, sino también de las que tratan el mito del vampiro. Con una oscura, abatida y condensada carga romántica, despojada de la moralina que reviste toda la novela, de la cual recoge personajes y trama.
Deudora del espíritu gótico y del simbolismo de literatos de décadas pasadas; más que del propio Stoker, de autores como Hoffamnn o Storm, y de algún que otro francés. Todas las secuencias desde los preparativos de Harker y el Conde para abandonar el castillo camino de Bremen son realmente impactantes y de una tensión dolorosa; cada imagen es un golpe. Encuentro sublimes las analogías que se establecen entre Nosferatu y su entorno con la enfermedad y la pandemia; la comparación de esa tierra de fantasmas y espíritus que evitan los lugareños con una tierra infecta y maldita, foco de contagio, donde el misterio y el horror van de la mano de la enfermedad y la muerte.
La vana carrera de Harker por llegar a Bremen antes que la epidemia, el navío fantasma que trae la muerte a la ciudad, los desfiles de ataúdes por una ciudad antes bulliciosa y ahora desierta y paralizada por el miedo, desesperada, sin saber que una criatura enferma es la causa de todo ello, el pánico y la desmoralización generadas por la impotencia… todo se expone en una concatenación de sutiles, fugaces, fascinantes y certeras miradas a la catástrofe, que sin necesidad de efectismo ni petulancia nos retratan la desolación.
De las pocas películas que mínimamente conjugan la fantasía simbólica con alusiones al posible origen del mito, de manera compensada, manteniéndonos en un brumoso suspense de pesadilla, de un magnetismo sobrecogedor. Increíble como se puede concentrar tanta tensión y zozobra en simples imágenes como el oleaje rompiendo contra el casco del buque, o este llegando solitario a puerto. Con los elementos que me atraen en el cine de horror: drama, misterio, romanticismo turbador, desazón, sugestión…
Narrativamente tejida casi al modo de la leyenda popular, o del cuento posterior de exponentes como los Grimm.
Del cine poderoso sin alardes que tan bien se les da a los centroeuropeos, cuna del goticismo y corrientes post-románticas.

lunes, septiembre 10, 2007

La Pianista

La Pianiste
Dir. Michael Haneke

Alemania / Francia / Austria / Polonia 2001

* He de reconocer que poco he visto de la llamémosle “primera etapa” de Haneke, antes del gran impacto que causara con “Funny Games”, pero si que he visto todas sus obras posteriores, y “La Pianista” destaca de forma evidente dentro de esta “segunda etapa”. No digo esto refiriéndome a mis preferencias en ese intervalo que va de “Funny Games” a “Caché”, sino respecto al propio planteamiento del film. Es el mismo estilo frío y sobrio, pero entre esas cinco películas solo esta se centra de forma tan contumaz en el retrato y desarrollo de uno de los personajes protagonistas.

* La cinta nos expone las trabas socio-emocionales del personaje de Erika, y no diserta tanto sobre negativas y crípticas problemáticas psicosociales. Se muestra el conflicto que una persona mantiene con su entorno, propiciado por su propia naturaleza emocional; no arremete contra censurables aspectos de nuestra psique. Se tratan, como en otras películas de este director, los insorteables obstáculos a la armonía en las relaciones humanas, pero la mirada que se lanza sobre los personajes, al menos sobre uno de ellos, aunque triste y desesperada, es más comprensiva de lo normal en Haneke, aunque no amable, lo cual no parece tener cabida en sus trabajos.
No se nos habla del pasado de Erika, interpretado por Isabelle Huppert de forma aniquiladora, pero viendo las circunstancias actuales del personaje se puede aventurar como su experiencia la ha ido transformando en el ser supuestamente impasible e inescrutable que es hoy.

* Erika es persona de una inteligencia brillante, pero que no le ha sido de utilidad para adaptar su vida emocional a su entorno. La mínima divergencia entre nuestro raciocinio y nuestros sentimientos puede convertirse en un infranqueable muro entre ambas dimensiones. Debemos elegir a que lado del muro debemos o queremos quedarnos. Erika elige el lado de la razón, creyendo que al menos desde este podrá ejercer mayor dominio sobre si misma. Dice no tener sentimientos, y que si los tuviese jamás triunfarían sobre su inteligencia; pero se engaña. Contiene sus emociones en toda situación, sobre todo en aquellas donde podrían dominarla: en el amor, con la familia, e incluso en el arte. No se le entrevé proyección expresiva ninguna ante la música, pese a que parece sentir particular identificación con Schubert, cuya fealdad condicionaba su creatividad. ¿Miedo a expresar emoción alguna? Posiblemente. Pero Erika tampoco parece sentir miedo, y si lo tiene, se esfuerza también en ocultarlo. Que nadie pueda divisar en ella expansividad alguna; ninguna grieta por la que puedan herirla o atraerla.
La sexualidad de Erika es especial, no la vive de forma funcional, ni puede experimentarla adaptada de forma natural a su entorno social. Como la sexualidad está íntimamente ligada a los afectos, la suya genera un gravísimo conflicto con su lado emocional. Así, decide desligar su sexualidad de los sentimientos, y controlarla vía razón, empresa en la que flaquea en cuanto entra en terreno afectivo, campo del que siempre debe evadirse; algo a evitar. Pese a su exterior gélido e inalterable, esculpido tras décadas de autoinflingido distanciamiento, un joven, a fuerza de tesón, en mala hora, logra franquear esa barrera. Ella se encontrará sumida de nuevo en la desesperación por su naturaleza forzosamente escindida, y él, en el mundo sórdido y oscuro de la mujer de la que se ha encaprichado. Y nos encontramos nosotros con el sempiterno tema “hanekiano” de la inconciencia y el egoísmo, de herir y escapar, de no pararnos a pensar en el daño que podemos estar causando, o de saberlo pero no evitarlo, y cobardes, reincorporarnos a nuestra complaciente vida, como si nada hubiese pasado, y dejando quizás a alguien, que en este caso se resistió a ello, en la consternación y la miseria personal, hundido, y con un largo camino por delante hasta recuperar la senda. Ambos personajes prueban suerte, pero lo que ella se juega es mayor, y sus escrúpulos e iluminada inteligencia no le sirven para controlar la situación, o huir de ella. Es un personaje trágico, sentenciado al ostracismo emocional de por vida, porque tan solo puede dar rienda suelta a su intelecto en el ambiente donde se desenvuelve, el único digno de ella, y donde puede tener algo mínimamente parecido a una vida, por muy limitada que esta sea. Sus diferentes y contrapuestas dimensiones vitales solo pueden ser desarrolladas y satisfechas en contextos distintos, y para ella incompatibles, con lo que solo puede liberar el potencial de alguno de ellos.

* El final de la película es perfectamente normal, aunque a muchos choque: cada cual castiga sus errores como siente que debe hacerlo.
Fin de uno de los penosos viajes de Erika, y final cerrado, tampoco muy usual en Haneke.