sábado, diciembre 23, 2006

A Scanner Darkly

Dir. Richard Linklater
EEUU 2006


Un agente de incógnito se introduce en la órbita de unos adictos y traficantes de drogas para sacar información que lleve a la detención de los distribuidores y abastecedores de la “sustancia D”, la cual en el futuro causará especiales estragos entre la población. Pero se dejará llevar, y bajando la guardia acabará el mismo adicto a esa droga, que lo extraviará en un mundo de confusión total respecto a su identidad y la de quienes lo rodean.


* Pese a que me habían hablado muy bien de varias películas de Linklater, he esperado al estreno de “A Scanner Darkly” para acercarme a este director; y tras ver algo tan convincente, y dentro de lo que cabe, original, a partir de ahora tendré que prestar más atención al resto de su filmografía.

* Lo primero que llama la atención de “A Scanner Darkly” es , por supuesto, la animación, cuyo nombre técnico no recuerdo, pero que tampoco ayudaría a la mayoría a hacerse una idea del procedimiento; básicamente viene a ser filmar la película tal cual, con actores reales, para después colorear encima. Esto ya lo hizo Linklater en “Waking Life”, y también me viene a la cabeza la desafortunada adaptación de Bashki de “El Señor de los Anillos” (desafortunada por la pobre acogida; a mi me gusta), donde creo que se hizo algo similar en algunas secuencias. Supongo que otros realizadores, que no habrán trascendido, habrán experimentado en el mismo campo, pero parece ser Linklater el que últimamente le ha cogido gusto al asunto.
El que se coloree o no encima de la imagen real es lo de menos, pero permite introducir algunos elementos que resultarían algo forzados con imagen real (los delirantes fantaseos de los personajes); contribuye en cierto modo al toque cómico, que el director no quería pasar por alto, y es un buen recurso para desarrollar el viaje alucinado y paranoico que emprende el protagonista; la animación un poco alucinógena le viene como anillo al dedo a la pesadilla que (un poco a lo Cronenberg) se quiere plasmar. Por cierto que es curioso que tal elenco de reconocidos actores se presten a que se les pintarrajee encima.


* El elemento cómico es fundamental en la película, viniendo dado por los delirios, los sinsentidos de los adictos protagonistas a esa “sustancia D”, y por unos diálogos y soliloquios de lo más acertados. La pugna entre la perspicaz pero descarriada lucidez de los personajes y sus desvaríos y desorientación te arrancan alguna carcajada, para a continuación lanzarte sin miramientos al sórdido y kafkano mundo al que los personajes han buscado salida a través de las drogas; un desolador futuro retratado con una sobriedad desesperante y opresiva. Pensad en “Dark City”, o la mas actual “Hijos de los Hombres”; “A Scanner Darkly” es más oscura y árida en su esfuerzo por proyectar un mundo futuro, y sin futuro, donde unos viven de alucinógenos delirios, otros de esta necesidad de escape, muchos de luchar contra ello, y otros ni viven.


* Desde el principio la película nos vapulea, confundiéndonos, jugando con nuestras expectativas sobre el desarrollo y los personajes, metiéndonos en el mismo mundo sin asideros en que está atrapado el protagonista..
Una de las ideas que me ha encantado es que el personaje de Fred, que no ve esperanza ni salida a su vida, donde todo es oscuridad y confusión, intente buscar la solución desde fuera de ella; analizándola a través de las imágenes que captan las cámaras ocultas en su vivienda, esforzándose en evaluarse a si mismo, a través de la mirada, al parecer más objetiva y luminosa, que lanzan las cámaras, y que el no puede proyectar.
Esta dualidad o desdoblamiento me parece un gran acierto del personaje y la historia; espiarse a uno mismo para ver si desde fuera podemos arreglar el desaguisado, para ver si atrapamos aquello que puede redimirnos y sacarnos de la pesadilla, ya que desde el otro lado de la cámara, y del mundo, no podemos.
Linklater acentúa el drama en su propuesta, arrincona la filosofía, y aún más el discurso moralizante, para arrojarnos de lleno al pozo de Keanu Reeves.

* Creo que sin la animación la película me hubiese gustado igualmente; es lo de menos.
En cuanto valorarla como adaptación de la obra de Dick; no la he leido, y tampoco creo que haga mucha falta.

* Recomendable para cualquiera, y si te va lo sórdido y kafkiano, aun más.

jueves, diciembre 07, 2006

El Castillo de Cagliostro

Rupan sansei: Kariosutoro no shiro
Dir. Hayao Miyazaki
Japón 1979




Siguiendo la pista de unos billetes falsos, Lupin y su compañero Jigen llegan a un diminuto país europeo, que además trae a Lupin buenos recuerdos de sus primeras correrías.
Llegan en un momento importante, pues falta poco para que se celebre la boda entre la princesa, a la que todo el mundo adora, y el Conde de Cagliostro, no tan amado del pueblo; por lo que la boda no es vista con buenos ojos por los lugareños. Cuando Lupin se entera de que la princesa es retenida a la fuerza por el Conde, intentará ayudarla, y ya de paso, sacar un buen botín del castillo, arrebatándoselo al Conde. Acabarán también tras la pista de un misterio que data del siglo XV, y que esta ligado a las familias del Conde y la princesa.



* “El Castillo de Cagliostro” fue el primer largometraje de animación dirigido por Hayao Miyazaki, y como el resto de su producción, me ha parecido una maravilla (yo es que soy un incondicional de este hombre).

* El personaje principal es Lupin, a quien todos recordaremos como ese ladrón de guante blanco de aquella serie de anime que emitieron por TV hace años y años. Aquí tenemos al mismo personaje pero en un contexto bien diferente al de dicha serie; quizá más cercano al de otra serie, también realizada por Miyazaki, de la que también nos acordaremos, y que era “Sherlock Holmes”.

* En esta primera película Miyazaki recoge ya elementos que serán habituales, o toda una constante, en su producción, mientras que están ausentes otros que irá poco a poco incorporando, enriqueciendo su cine. Por supuesto, aun no tenemos la magnificencia visual de sus últimos trabajos, pero el diseño no desmerece, y no está muy alejado de “El Castillo en el Cielo” o “Porco Rosso”, quizá aquellas con las que esta cinta guarde más similitud, junto con la serie “Sherlock Holmes”. Tampoco está presente aún el discurso total en valores humanos, ecológicos, y si me aprietan, espirituales; ni el componente folclórico-mitológico, o la exuberancia simbólica que llegará a la culminación con “... Chihiro”.

* Tenemos acción, mucha comedia, y la fantasía de lo estrambótico. Nos encontramos ya con la obsesión de Hayao por los extraños artefactos voladores (y otras aparatosas extravagancias “tecnológicas”); por los plácidos rincones apartados del mundanal ruido a modo de refugio para sus personajes; por las fantasiosas escenas de acción y estrafalarias persecuciones de lo más inverosímiles, etc.

* También hay que destacar algo poco habitual en la obra de Miyazaki, pero que si se da en esta película, y es la polarización de sus personajes; es decir, lo normal en Miyazaki, y aun más en sus últimos trabajos, es construir personajes duales, ni muy malos ni muy buenos, y que además sufren súbitas e inexplicables transformaciones de actitud y comportamiento a lo largo de la narración, convirtiéndose en arquetipos solo en el universo Miyazaki. Pero en “El Castillo de Cagliostro” tenemos una historia y unos personajes que se adaptan al esquema “héroe noble–desdichada heroína–cruel tirano” típico del goticismo europeo –del que además extrae otro motivos: el castillo, sus misterios, ...- y del romanticismo –me recuerda algo al romanticismo tardío de Leroux por ejemplo-; después Miyazaki seguirá dando muestras de su gusto por la historia, la cultura y la literatura europeas de los últimos siglos. El caso es que tenemos a un malo malísimo del que no podemos esperar nada bueno, alejado de la indefinición o ambigüedad de muchos de los personajes de “El Castillo Ambulante”, “... Mononoke”, “... Chihiro”, o “Porco Rosso”; una desdichada damisela, no tan cándida como pudiera parecer; y un noble héroe (Lupin), aunque sea un poco sinvergüenza. Por cierto que me encanta como estan construidos los personajes, no llegan a ser todo lo entrañables que son otras figuras de este director, pero... ¿quién no se enamora de la princesa?

* En definitiva, la peculiar y bizarra visión de Miyazaki del cuento gótico y romántico europeo; bien narrada, interesante, y muy divertida; otra obra de Miyazaki que se disfruta del tirón.

viernes, diciembre 01, 2006

Arrebato


Dir. Iván Zulueta
España 1979




* Arrebato supone uno de los mayores shocks que ha recibido mi pobre mente de aficionado al cine. Zulueta quiebra la pantalla, no para homenajear el cine, sino para que este reflexione sobre si mismo. Se escabullen las excelentes interpretaciones, los magníficos guiones, los ritmos certeros, y las portentosas fotografías; solo CINE. Arrebato no es una película, es EL CINE, bombardeándonos con su discurso, con mil y una reflexión, ideas e impresiones; logrando el tan ansiado arrebato, tan solo al alcance de unos pocos cineastas. El cine como la búsqueda de las fisuras internas y externas que nos llevan a dimensiones ajenas a nuestra realidad; la búsqueda de lo que se intuye, y no existe si no se crea; del camino hacía un destino pese a todo incierto. Invención y descubrimiento. Arrebato es alucinógena y alucinante; para alucinados y artistas (no para quien crea ser tal).
Arrebato son dos obsesivas almas gemelas, cada una con la mente vagando en terrenos distintos.

* José es director de cine, pero no le gusta el cine, sino que al cine le gusta él. El cine como tirano ente superior, hechizante y vampírico, que exige al cineasta algo que este se ve incapacitado para ofrecerle, sumiéndolo así en la desesperación. Cuando cada holocausto es un fracaso morimos poco a poco, pasando del éxtasis del sacrificio al derrumbamiento en la miseria; pues nuestras ofrendas a ese dios inmisericorde, que durante años nos ha ofrecido pruebas de la viabilidad de la apoteosis y de la capacidad de otros feligreses, caen en saco roto y se desintegran, no como la conciencia de que nuestra aportación es un engendro bastardo que con vergüenza tan solo reconocemos nosotros, pero no aquel por quien lo creamos: CINE. Éxtasis; placer y dolor en la gestación; como el amor, el sexo, la droga. Y entre fracaso y fracaso, como en el amor, como en la droga, esa entidad nos agota y deja exhaustos, succiona el alma del cineasta, mientras este se empecina en su intento de asirla y ascender hasta ella; como cree que han hecho otros. José quiere transmitir en imágenes el rapto que experimenta, entre otras cosas mediante las drogas y cierto cine, pero nada de esto lo guía en la senda sobre como conseguirlo; y sigue estéril: droga, amor y cine están acabando con él; se estanca y hunde sin asidero alguno.

* La obsesión de Pedro es aun más enfermiza y grotesca; un adulto que no quería crecer, y que ahora intenta captar con el objetivo de su cámara aquello que lo arrebataba de niño. Intenta captar el estímulo raptor, huidizo, que solo aparece cuando quiere para transportarnos; hipnotizarnos; cosa que parece tan solo conseguir, también él, mediante las drogas. Pedro cree que las imágenes tienen un ritmo, que como la música en una bacanal, te lleva al trance; dar con él es hacer cine, ser y fundirse en él; trascender. Así que en su fijación pasa el día entero filmando y filmando, desesperándose ante el visionado de tantas horas de imágenes huecas y sin alma, donde ese arrebato no se digna aparecer. Achacándolo a falta de medios o desconocimiento del arte fílmico acude a José, sin saber de la impotencia y esterilidad que también a él lo aqueja.
José es el eterno y fiel comulgante; Pedro el pagano, eterno hereje viajero; ambos parecen condenados a no trascender. Pero mientras Pedro logrará la bendición de esa deidad vampírica que es el cine, como premio a sus desvelos, José será repudiado, excluido del rebaño; tal como yo lo veo.

* Arrebato admite análisis enciclopédicos, y tantas lecturas como el espectador quiera hacerle; pero admite requiriendo implicación y cierto esfuerzo; no solo de placeres banales va a vivir el hombre.